En la vida de Luis Alberto Leguizamón hay un antes y un después al lunes 21 de noviembre de 2022. Ese día todo cambió de manera dramática.
Policías lo confundieron con un delincuente que tiene su mismo nombre y apellido. Estuvo preso casi dos meses. Debido a lo sufrido su estado de salud se agravó peligrosamente.
En la vida de Luis Alberto Leguizamón hay un antes y un después al lunes 21 de noviembre de 2022. Ese día todo cambió de manera dramática.
Antes de eso, este fornido hombre estaba dedicado a su profesión de electricista matriculado, técnico en refrigeración y albañil generalista (lo que se dice un 'laburante' todo terreno).
Con esas actividades sostenía los sueños e ilusiones de familia junto a su esposa y sus tres hijos, con quienes vive en una humilde casa de barrio Villa Hipódromo.
Pero aquella mañana todo se desmoronó.
Eran cerca de las 7 hs cuando un grupo de policías irrumpió violentamente en el domicilio de Leguizamón para cumplimentar un allanamiento. A modo de anticipo del terror el perro de la familia, que estaba en un patio delantero, fue ultimado a tiros.
Lo que siguió no fue menos. Tras romper a golpes dos puertas los uniformados ingresaron a la vivienda al grito de ¡Policía… policía!"
"Yo salgo y enseguida les digo 'qué pasa… qué pasa… se equivocaron'. Pero me dicen: 'No; acá vive Luis Alberto Leguizamón, alias 'sapo'. También vive 'Marquitos' (su hijo) y también buscamos a un tal Mati (su sobrino). Somos de Asuntos Internos y estamos buscando uniformes policiales; armas de fuego, dinero, etc.", señaló hoy Leguizamón a El Litoral.
El allanamiento dio resultado negativo por cuanto ninguno de los elementos mencionados (armas, uniformes, dinero, etc.) fue hallado en el domicilio en cuestión.
Sin embargo, el perro muerto a tiros, los destrozos, su pequeña hija llorando a gritos de miedo, provocaron en Leguizamón (que sufre de hipertensión y es cardíaco) una descompostura de magnitud, a punto tal que debió ser trasladado en ambulancia hasta el hospital Cullen.
Después del hospital el hombre fue llevado esposado a Asuntos Internos. "Yo seguía preguntando qué pasaba conmigo. Entonces allí me dijeron que estaba detenido por el copamiento a la subcomisaría de Arroyo Leyes", narró.
"Me llevan a la seccional 9na. No me daban la medicación para la presión y el calor era insoportable. Y a mi hijo lo llevan a Asuntos Juveniles. A todo esto mi familia ya había llamado a mi abogado. El se hace presente y me dice: "quedate tranquilo que no tienen nada'.
En la 9na no se quieren hacer cargo de mi salud entonces me trasladan a la Alcaidía. Eso sí que es el infierno", prosiguió.
"Me medían la presión a la mañana y a la tarde y tenía 25. No me la podían bajar. Me dicen tenés que tomar 2 litros de agua. Y le contesté: cómo voy a tomar, si acá no tenemos agua en la celda".
Me llevan de nuevo al Iturraspe, con oxígeno. Luego me derivan al Cullen. Estuve internado unos días, esposado a una cama, y me vuelven a un calabozo en la Alcaidía. Después me dicen te vamos a llevar al Protomédico para que te vea un cardiólogo. Allí me hicieron estudios que dieron todo mal, y me volví con una bolsa con medicamentos (Omeprazol; Enalapril; Amlodipina; Atenolol; un diurético y clonazepam para dormir).
Al final terminé en el pabellón 3 de la cárcel de Las Flores.
Me llevan a la audiencia en Tribunales y ahí me dicen que estoy involucrado en el copamiento a la subcomisaría de Arroyo Leyes. Yo les dije que era un error. Les expliqué que estuve en Arroyo Leyes porque estaba construyendo una piscina en un terreno. No me creyeron.
Es más, le dijeron al juez que yo tenía antecedentes por un homicidio y que tenía un robo calificado con arma de fuego. Nada que ver… era todo un delirio. Cada vez más me daba cuenta que estaban equivocados de persona. Yo jamás pisé una comisaría. No tengo ningún antecedente.
Me dictan la prisión preventiva. Mi abogado pidió que me den prisión domiciliaria por el tema de mi salud, pero se lo negaron.
Al cabo de casi dos meses privado de su libertad, el martes pasado por fin Leguizamón pudo ver la luz al final del túnel.
"Se constató que la pileta que estaba construyendo era verdad. Hubo testigos que declararon a mi favor. Nadie de las víctimas en el copamiento me pudo reconocer. Revisaron mi teléfono y lo único que encontraron fueron todas pruebas a mi favor",dijo
"Entonces la fiscal me comunica que "vamos a dictaminar el cese de la prisión preventiva y se le da la libertad inmediata".
En suma, al final todo indicaría que la detención fue producto de una lamentable confusión. Se supo que los policías querían dar con un Luis Leguizamón, pero no era al que se llevaron preso, sino un homónimo.
Por último el damnificado aseguró que "para mí esto no terminó. Lo que pasé, junto a mi familia, fue algo terrorífico. Perdí los días más fuertes de mi trabajo de temporada. Se agravó mi salud. Mi hijita más chica (tiene 3 años) lloraba todo el tiempo porque me extrañaba. La tuvieron que engañar diciéndole que yo estaba internado", narró entre lágrimas.
Yo quiero que quede bien limpio mi nombre y el de mi familia. No voy a parar hasta que digan que estoy absuelto de culpa y cargo", sentenció.
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