Fuente: MPA
El profesor tiene 28 años y es oriundo de Rosario, pero daba clases en una escuela de San Justo, a la que asisten las víctimas.
Fuente: MPA
La fiscal María Laura Urquiza solicitará mañana la prisión preventiva de un docente de la escuela número 608 Sargento Cabral de San Justo, acusado de abuso sexual simple y corrupción de 18 alumnos menores de edad de la institución educativa. La funcionaria del MPA hará el pedido al juez de la Investigación Penal Preparatoria (IPP), Jorge Patrizi, en el marco de una audiencia de medidas cautelares prevista para mañana a las 8 de la mañana en los tribunales de la ciudad de Santa Fe.
El imputado es un joven de 28 años cuyas iniciales son JMRB, y a quien la fiscal Urquiza ya le atribuyó la autoría de los delitos abuso sexual simple reiterado agravado (por ser encargado de la educación) y corrupción de menores calificada (por ser las víctimas menores de 13 años y por ser el encargado de la educación). Los dos delitos fueron atribuidos por la fiscal del MPA en concurso real.
Los hechos
Los ilícitos que investiga la fiscal Urquiza fueron cometidos desde el inicio del actual ciclo escolar, en el marco de las clases de teatro que dictaba todos los viernes el docente imputado, para las cuales viajaba desde Rosario a San Justo.
“El hombre realizaba actos con contenidos sexual no acordes a la edad madurativa de los niños. Los hacía participar en actividades de evidente connotación sexual; les exhibía imágenes y videos pornográficos; y dialogaba acerca de su condición sexual y de la de los niños”, precisó la fiscal Urquiza.
En relación al delito de abuso sexual simple, la funcionaria del MPA dijo que “también fue cometido en el aula en el marco de estos “juegos” que les proponía a los niños. Las víctimas de este delito fueron siete, todas niñas”.
“Los actos fueron realizados por el imputado con un carácter inequívocamente sexual y promovieron y facilitaron la desviación en el normal desarrollo sexual de las víctimas”, agregó Urquiza. En tal sentido, finalizó que “el imputado actuó a sabiendas de la capacidad corruptora de sus actos, ya que reiteradamente les decía a los niños que no contaran lo que hacían, y que si lo decían, nadie les iba a creer. De hecho concluyó la fiscal cerraba la puerta del aula con llave durante las clases en las que realizaba estas actividades y exhibía los videos”.