Cuatro jóvenes de la villa del Centenario están siendo juzgados por un homicidio ocurrido en 2014 como producto de un enfrentamiento entre bandas.
Juliano Salierno
Con los alegatos de clausura llegó a su fin el juicio oral y público por un homicidio ocurrido en 2014 en la villa del Centenario, producto de las disputas armadas entre bandas. El tribunal pluripersonal integrado por los jueces Sergio Carraro, Alejandro Tizón y Néstor Troncoso programó para el miércoles 15 de junio a las 9, la lectura de la sentencia que tiene a cuatro jóvenes de entre 20 y 30 años acusado por el grave delito.
Los fiscales de la Unidad Especial de Homicidios, del Ministerio Público de la Acusación, Cristina Ferraro y Jorge Nessier, ratificaron lo que habían adelantado en la apertura del juicio, cuando prometieron poder dar crédito a su hipótesis del suceso.
Para los fiscales, Ernesto Fabián “Suri” Barco, fue muerto a manos de la banda conocida como Los Cronos o el cronaje, conformada por cuatro de las personas que ahora están siendo juzgadas: Juan Pablo Rodríguez (“Cabe”), Luis Exequiel Lugo (“Cusi”), Juan Alberto Benítez (“Bebi”) y Roberto Andrés Osuna (“Rober”).
El crimen se consumó en las primeras horas de la madrugada del 25 de octubre de 2014, en un pasillo que da a la calle Colón al 3000 de la villa del Centenario, donde fue hallado Barco, en estado desesperante, con un disparo de calibre 22 en la espalda.
Pena máxima
Como resultado de su muerte y a partir del relato de una única testigo presencial, la fiscalía solicitó la pena de prisión perpetua para los cuatro acusados; más la declaración de reincidencia para Rodríguez y Osuna, por contar con antecedentes penales condenatorios.
Como fue de costumbre a lo largo del juicio iniciado el lunes de la semana pasada, los acusados llegaron fuertemente escoltados por personal de la División de Traslados Judiciales del Servicio Penitenciario, más la presencia de fuerzas especiales de asalto para dar protección al entorno.
Tras la exposición de la fiscalía, que duró aproximadamente una hora y veinte minutos, el tribunal hizo un cuarto intermedio y al regresar le dio la palabra a las respectivas defensas para que formularan sendos alegatos de cierre.
Primero fue el turno del abogado particular Héctor Tallarico, a cargo de los imputados Rodríguez y Lugo; y cerraron la jornada los Dres. Betina Dongo y Matías Spadaro, del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal -por Benítez y Osuna-.
Pedido de absolución
“No comparto para nada la postura de los señores fiscales”, comenzó Tallarico que reclamó la credibilidad para los testigos propuestos por esa parte. Sobre los acusados, repitió: “No estaban” en el lugar, “no portaban armas, ni tenían motivos para dar muerte a Barco”, dijo.
En cambio, puso de relieve el testimonio de un muchacho de apellido Rodríguez que ofreció una hipótesis diferente de la barajada por la fiscalía. Y aunque refiere a un contexto de bandas antagónicas, saca de la escena a los cuatro imputados.
Por último, y previo a reclamar la absolución de culpa y cargo para sus clientes, aunque más no sea “por el beneficio de la duda”, Tallarico recordó que Cabe y Cusi “no fueron reconocidos” en rueda de personas.
En último término, los abogados del Servicio Público de la Defensa -Dongo y Spadaro-, pusieron en crisis la estrategia de la fiscalía basada en una única testigo de cargo. “La unilateralidad de la acusación fue anclada únicamente en la versión de Suárez”, expresaron.
También introdujeron la posibilidad de que, siguiendo la hipótesis fiscal, no hubiera existido el llamado “dolo homicida”; dado que los testigos, incluso la presencial, no pueden dar cuenta de la presencia de Barco dentro de un pasillo, que no tenía iluminación, es decir, era oscuro.
En cuanto a la presencia de bandas en el barrio Centenario, Spadaro reconoció que “es una realidad sociológica”, aunque pidió que sus defendidos sean juzgados por la “verdad procesal” puesto que “es necesario acreditar los hechos con grado de certeza”, cerró para pedir la absolución de Benítez y Osuna.