La causa que investigó el crimen de la empleada del Correo Argentino, Liliana Sala, asesinada en su casaquinta de Sauce Viejo en diciembre de 2021, se encuentra pronta a obtener una sentencia. Este martes se realizaron los alegatos finales en el juicio, por lo que sólo resta que el jueves 7 de diciembre el tribunal dé lectura a su veredicto.
Ante los jueces Gustavo Urdiales, Susana Luna y Sergio Carraro, la fiscal Alejandra Del Río Ayala y la querella (integrada por los Dres. Carlos Rabazzi y Rubén Kilibarda) reiteraron su pedido de condena a prisión perpetua para el único acusado por el "femicidio sexual, también agravado por alevosía" de la mujer de 57 años: Pablo Emanuel Flatt.
El joven, que tenía 18 años cuando fue detenido e imputado por el crimen, cuenta con la representación del defensor público Sebastián Amadeo, quien insistió en la absolución por el beneficio de la duda. Para el letrado, las pruebas arrojaron "probabilidades, pero no certezas".
Carrera contra el tiempo
La fiscalía comenzó sus alegatos señalando que el crimen de Liliana Sala fue "un hecho de violencia de género extrema". La madrugada del 20 de diciembre de 2021 fue atacada en su casa, golpeada "salvajemente" y violada, tras lo cual su cuerpo fue envuelto "como si se tratara de un objeto a desechar". El agresor se llevó su teléfono y huyó de allí en la Jeep Renegade blanca de ella.
"Cada extremo del hecho, cada detalle, está probado con información de altísima calidad que nos permite decir con certeza que Liliana Sala fue víctima de femicidio, y que el femicida es Pablo Flatt", sostuvo Del Río Ayala.
El femicidio y la culpabilidad de Flatt "está probado con información de altísima calidad", sostuvo la fiscal Alejandra Del Río Ayala. Crédito: Archivo/Guillermo Di Salvatore
A Liliana la encontraron sus hijos, mientras casi en simultáneo aparecía la camioneta abandonada sobre avenida Circunvalación de Santa Fe, cerca del basural. A partir de allí "empezó una carrera contra el tiempo para no perder de vista ninguna información de calidad" que permitiera a los investigadores resolver el crimen y llevar a juicio al responsable.
El vehículo resultó ser clave para la causa. Testigos vieron a Flatt manejando y lo reconocieron en la rueda de personas. Fue captado por cámaras de seguridad públicas y privadas, donde además de detectar su contextura física se pudo observar que llevaba una remera con inscripciones particulares. La misma fue secuestrada durante una allanamiento en la casa donde el adolescente residía, en el barrio Las Vegas de Santo Tomé.
"En la camioneta estaba el arma femicida, la barreta de hierro que puso fin al calvario que sufrió esa madrugada Liliana", recordó la fiscal. La misma tenía evidencia genética, "en un extremo sangre de la víctima, en el otro perfil genético del acusado". "Esa sola prueba lo coloca en la escena del hecho de forma contundente", remarcó. En el Jeep también "había una caja de secador de pelo, probablemente la que contenía el secador con el que apretó el cuello" a Liliana.
La familia Flatt tenía un vínculo estrecho con la víctima, vivían en frente, eran de confianza y "sabían que el portón estaba siempre sin llave". Habían realizado múltiples trabajos en la casaquinta y conocían el lugar.
Femicidio sexual
"Liliana se resistió, sufrió. Prueba de ello son las múltiples lesiones que presentaba, y la huella con sangre que había en el teléfono de línea de su habitación, lo que permite presumir que intentó utilizarlo para defenderse o para pedir auxilio", alegó la fiscal.
Presentaba muchas lesiones en su cuerpo y 13 puñaladas, todas producidas previo a que la asesinaran con un barretazo en la cabeza. Además, se encontró "perfil genético de Flatt en su cuerpo".
Fue "un crimen despreciable, que nos deja un único interrogante: ¿por qué?", cuestionó Del Río Ayala antes de señalar que no hay una respuesta razonable. La mató "porque quiso, la mató porque pudo hacerlo, porque para él no significa nada matar a una mujer de esa forma; y por eso este caso es un femicidio. Claramente este asesinato fue un acto de poder".
El de Liliana fue un "femicidio sexual". "El femicidio tiene una dimensión política, permite entender las muertes de mujeres como producto de un sistema estructural de opresión", detalló la fiscal.
El protocolo de la UFEM "define a los femicidios sexuales como aquellos en los que la mujer resulta ser un objeto de consumo y deshecho, en los que se trasluce en las conductas de dominación y control de las víctimas la gratificación psicosexual del agresor". En esta figura hay una asociación del deseo y la lujuria con el sufrimiento de la mujer.
Por todo esto, la fiscalía solicitó la única pena posible para esta figura: prisión perpetua.
"Quiso que sufriera"
A su turno, la querella adhirió a los alegatos fiscales y realizó un repaso por la vida de Liliana, quien en 1997 ingresó al Correo Argentino y con mucho trabajo logró quedar a cargo de un área importante. Así, con esfuerzo y dedicación, construyó la casaquinta en la que recibía a sus hijos, nietos y amistades hasta que en diciembre de 2021 "se convirtió en el escenario de este crimen atroz".
Rabazzi y Kilibarda sostuvieron que el femicidio fue cometido con alevosía y que las pruebas lo han demostrado, indicaron que llegaron a juicio en busca de "la verdad y de justicia para Liliana y sus hijos" y señalaron que la violencia con la que fue tratada previo a su muerte fue tortura.
"Durante mucho tiempo no quiso matarla, quiso que sufriera, vencerla física y psicológicamente. Este tipo de relatos de tortura sólo los he oído a víctimas de terrorismo de Estado", dijo Kilibarda.
"Sólo probabilidades"
La defensa de Flatt insistió con la absolución de culpa y cargo por el beneficio de la duda. "Nadie lo vio ingresar a la casaquinta, ni salir, nadie lo vio darle muerte a Sala", sostuvo el defensor público Amadeo. Además, no se encontró "ni una huella de Flatt en la camioneta".
"Los estudios no arrojan certezas, sólo probabilidades", aseveró, a la vez que sostuvo que "no se acreditó ninguna de las agravantes" así como tampoco se acreditó "la violencia física y sexual". En esa línea, refirió que podría hablarse de consentimiento.
El defensor público Sebastián Amadeo y, a su lado, el acusado Pablo Flatt. Crédito: Flavio Raina
Respecto al pedido de pena perpetua, Amadeo la consideró inconstitucional, porque "no permite la resocialización, la falta de precisión sobre cuánto dura la condena es tortura psicológica".
Del Río Ayala le respondió que "cuando matan a un tipo le meten tres tiros, a las minas les hacen esto" mismo que a Liliana, "las dejan semidesnudas, con la ropa interior tirada a lado, ¿en serio no hay violencia física y sexual?". Respecto a la perpetua, "se la impone legalmente y está establecida por el Estado".
Tras los alegatos, el juicio entró en su último cuarto intermedio. El tribunal dará lectura a su veredicto el jueves 7 de diciembre a las 8.
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