“Nunca imaginé que iba a tener que esperar 10 años” dijo Graciela Brondino durante su declaración en el juicio a Walter Daniel Borda, imputado por el “robo seguido de homicidio” de su hija Marianela. “Esperaba que la Justicia hiciera su trabajo”, prosiguió frente al tribunal compuesto por los jueces José Luis García Troiano -presidente, Susana Luna y Pablo Busaniche.
“Mi hija era técnica en gestión gastronómica, y aspiraba a trabajar en un hotel o un restaurant. Pero por seguridad decidimos que trabaje en la panadería del barrio, por el momento”, aseguró Graciela, representada por los abogados del CAJ Federico Lombardi y Agustín Roubineau.
La semana anterior a la fatídica noche del 28 de abril de 2010, Marianela había sido asaltada mientras regresaba a su casa caminando, motivo por el cual decidió acondicionar una bicicleta que tenía en desuso. Pero esto no le garantizó nada, “ella sabía que tenía que entregar todo, nunca imaginé que la iban a atacar de atrás y le iban a reventar la cabeza contra el pavimento”.
Al recordar los momentos previos a la muerte de su hija, Graciela comentó que cada vez que entró a la sala a verla “tenía la cabecita inclinada levemente a la derecha” debido a las cirugías, y con al voz rasposa mencionó que “nunca se movió”.
“Yo defiendo a mi familia”
El primero en señalar a Walter Borda como sospechoso fue su propio padre, Julio, que se contactó con Graciela Brondino, declaró reiteradas veces e incluso realizó una denuncia en el 911. Durante su exposición, los fiscales Martín Torres y Andrés Marchi contrastaron lo que explicaba Borda padre con aquello declarado por él mismo a lo largo del proceso judicial.
El hombre no reconoció haber llamado al 911, y también aclaró que él jamás diría lo que se escuchó en el audio de dicha llamada, en el que pide “que lo lleven -a Walter- porque es peligroso” y cuenta que su hijo lo amenazó: “Papi no vayas a hablar porque te voy a matar”.
En una de las oportunidades en las que se acercó a la casa de Graciela Brondino, según ella Julio Borda le manifestó que transcurrido un mes del fallecimiento de Marianela, escuchó a dos hombres hablar en un pasillo, y que ante un reclamo de dinero el “Bebe” dijo: “Yo tengo que esperar a ver qué pasa con el caso Brondino, mirá si tengo que pagar un abogado”, por lo que comenzó a sospechar. El “Bebe” es el apodo de quien, por entonces menor de edad, está acusado de ser el que manejaba la moto que abordó a la víctima en calle Gorostiaga al 1900.
A pesar de que Borda padre reconoció haber declarado en múltiples oportunidades, dice que jamás acusó a su hijo porque “yo defiendo a mi familia”. Y cerró: “No puedo traicionarlo, es el único hijo que me queda”.
Graciela Brondino comentó que en una de sus conversaciones con Julio Borda, el hombre dijo que acusó a su hijo porque “el representante de su religión le dijo que tenía que decir la verdad para purificar su alma”.