Danilo Chiapello
Así lo manifestó el padre Adrián Botta a raíz de los cuatro hechos delictivos (tres robos y un tiroteo) acontecidos en las últimas 24 horas en torno a la institución.
Danilo Chiapello
En las últimas 24 horas se produjeron cuatro hechos delictivos en torno al colegio Don Bosco, en el centro norte de la ciudad de Santa Fe. Tres robos y un tiroteo encendieron las alertas en la comunidad. Así lo reflejó el padre Adrián Botta en diálogo con El Litoral.
“Parecería ser que se está volviendo normal. No sabemos distinguir qué es vivir bien en una sociedad o estar seguros y cómodos. Tenemos que aceptar estos hechos y tomarlos como parte de la comunidad”, señaló el cura.
“Tenemos que desconfiar de todos; el otro puede ser mi enemigo. Uno no puede confiar en nadie, se va quebrando la confianza cada vez más”, agregó Botta.
Al ser consultado por sobre cómo afecta el panorama delictivo en la comunidad, el padre resaltó: “Esto genera que cada vez haya menos solidaridad y más preocupación; que las personas pongan reparo por quién está a su lado”.
Los hechos
En orden cronológico, los episodios delictivos se registraron de la siguiente manera. En primer lugar, en la tarde de este jueves robaron la bicicleta de la abuela de un alumno mientras asistía a un acto dentro del colegio.
En segundo lugar, minutos después de las 17, un hombre ingresó a la sacristía de la parroquia y agredió al sacristán. Según el testimonio del padre Botta, el agresor tendría unos 25 años y se llevó un teléfono celular.
Ya en la mañana de este viernes, cuando un alumno llegaba al colegio caminando fue amenazado por dos sujetos, con un arma en su cabeza, y se llevaron el teléfono celular del chico.
Finalmente, minutos después de las 7.30, se registró un enfrentamiento entre sujetos encapuchados (se habla de entre dos o tres personas) y la policía. Según se supo, estos delincuentes abrieron fuego contra los patrulleros en la zona de Estanislao Zeballos y San Lorenzo, mientras que los oficiales no repelieron el ataque.
“No hay que ser pesimista del todo”
Pese al duro relato, el padre Botta no pierde las esperanzas. “No hay que ser pesimista del todo. Cuando uno trabaja en una comunidad educativa aprende que vale la pena apostar por el bien. No todo está perdido pero sí se genera cierto pesimismo”, sostuvo.
“Nos tenemos que preguntar qué queremos como sociedad. qué es el bien común para todos y cómo lo construimos”, cerró.