El Litoral / La Voz del Interior
El 2010 sometió a una chica de 17 años. Lo hizo delante de la madre de la víctima. Por ese hecho fue condenado a 8 años de prisión. Ahora volvió a ser condenado por abusar sexualmente de un nene, pero le dieron una pena menor.
El Litoral / La Voz del Interior
En apenas 8 años, un hombre cometió dos ataques sexuales: primero violó, bajo engaño, a una adolescente de 17 años en la ciudad de Río Tercero, frente a su madre. Tras cumplir la condena por ese ataque, volvió a las calles beneficiado con la libertad asistida. En ese lapso, según determinó la Justicia, volvió a atacar sexualmente: esta vez a un niño en la misma región del sur provincial. Sucedió en febrero pasado.
Tras este último ataque, el joven de 27 años volvió a ser condenado a una pena de prisión efectiva.
E. M. (27) fue condenado el miércoles último a la pena de seis años de prisión efectiva por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante. La pena para ese delito oscila entre los 4 y los 10 años de prisión efectiva.
El dictamen emitido por el vocal de la Cámara del Crimen de Río Tercero, José Argüello, estableció en realidad una condena de cinco años y tres meses. Sin embargo, la pena fue unificada por la declaración de reincidencia, por lo que quedó finalmente en seis años de cárcel.
Durante los alegatos, el fiscal Gustavo Martín había solicitado que se aplique una pena de seis años y seis meses de prisión.
La defensa, por su parte, había pedido dos años y seis meses de cárcel por abuso sexual simple.
El juicio se desarrolló a puertas cerradas por tratarse de un hecho de instancia privada.
Los resultados de la Cámara Gesell, el método para que declaren niños pequeños víctimas de abuso, terminaron siendo claves para este caso, según fuentes judiciales que siguieron de cerca todo el proceso.
“Es malo”
Todo se descubrió luego de que el niño le dijera a su madre que este joven, que se había mudado con ellos, era “malo”. Esa frase fue crucial, ya que llevó a que la mujer comenzara a indagar sobre los motivos que tenía su hijo. Así fue que descubrió que en la noche del 10 de febrero pasado, el acusado abusó de su pequeño, mientras ella estaba en otra habitación amamantando a su bebé.
Esto dio comienzo a la investigación judicial que devolvió al acusado a la cárcel, con una nueva condena.
En esta nota no se precisan más detalles en torno a la causa, como tampoco la identidad del agresor y mucho menos la de la víctima, para resguardarla y evitar así su revictimización.
Sin arrepentimiento
Lejos de mostrar arrepentimiento o pedir clemencia, antes de recibir la sentencia el acusado arremetió en contra de la investigación judicial: “Esto es un nido de víboras, no hay certezas para condenarme”, sostuvo. Y no ahorró críticas respecto a la manera en que lo alojaron en la celda. “Anoche no tenía colchón para dormir”, reprochó.
Durante toda la investigación, el acusado se negó a colaborar. De esta manera, evitó un peritaje psiquiátrico en el que se buscaba profundizar sobre la conducta y su perfil personal.
Engañada por internet
E.M. ya tenía un antecedente por abuso sexual, en este caso contra una adolescente que tenía 17 años al momento del ataque. Sucedió hace ocho años. En aquella oportunidad, la joven cayó en la emboscada de su agresor, según la causa judicial, seducida para formar parte de una campaña publicitaria.
El contacto había sido por internet. Así, la víctima se reunió con E. M. en el ingreso a Río Tercero, una tarde de enero de 2010. Sin sospechar que todo era una trampa, la joven consintió en reunirse con él en las afueras de esta ciudad.
Siempre de acuerdo con el expediente, la chica concurrió a aquel encuentro junto con su madre quien, amenazada, nada pudo hacer para salvar a su hija de una violación.
Así fue que E. M. terminó siendo condenado a ocho años de prisión por abuso sexual con acceso carnal agravado.
Sin embargo, antes de que hubiera terminado de cumplir la condena, cuando faltaban ocho meses, accedió al beneficio de la libertad condicional. Fue entonces que terminó atacando a un niño. Ya condenado, fue enviado a la cárcel. Los fundamentos del fallo condenatorio se conocerán dentro de dos semanas.