Mientras la ciudad de Rafaela no sale de su asombro por lo ocurrido con un vecino que se atrincheró en su domicilio, abrió fuego e hirió a vecinos, vale la pena recordar un hecho de similares características que pasó hace 25 años en San Justo.
En 1997, un ex efectivo de la fuerza Albatros hirió a dos oficiales y a un vecino del “portón del norte”. Resistió más de 60 horas hasta que fue detenido por Tropas de Operaciones. El hecho generó gran conmoción y ameritó una cobertura especial de El Litoral.
Mientras la ciudad de Rafaela no sale de su asombro por lo ocurrido con un vecino que se atrincheró en su domicilio, abrió fuego e hirió a vecinos, vale la pena recordar un hecho de similares características que pasó hace 25 años en San Justo.
Durante la tarde del lunes 17 de febrero de 1997, un ex efectivo de Prefectura Naval Argentina domiciliado en la ciudad cabecera del departamento homónimo tomó una escopeta y disparó contra un vecino, en la zona de calle 9 de Julio al 2.400. Minutos más tarde, la policía de la comisaría local intentó frenar el accionar de este individuo pero lejos de deponer su actitud, baleó a dos uniformados.
La gravedad del caso generó una gran conmoción en la sociedad sanjustina que veía impávida cómo este ex agente de la división Albatros resistía a los tiros. El Litoral, con la excelente pluma de José Luís Pagés, contó con lujos de detalles los terribles acontecimientos.
En la descripción, la crónica policial indicaba que el sujeto era “un tipo huraño, alto flaco y desgarbado”, que “salió de su casa donde vivía recluido de unos tres años a esta parte y resueltamente se dirigió hasta el comercio de su vecino”. En ese sentido, la nota publicada el 18 de febrero indicaba que el ex prefecto, “creía ver en su vecino a un jefe guerrillero, una suerte de espía que se metía en su vida privada y lo perturbaba sobremanera, no vaciló en apuntarlo con el arma y dispararle a quemarropa”.
Llegó la noche a San Justo y el ex agente no depuso su peligrosa actitud. El lugar se llenó de policías y llegaron provenientes de Santa Fe equipos de psiquiatras y el juez a cargo de la causa, Luis Rodríguez. Pese los reiterados intentos de diálogo, el sujeto no frenó su accionar y pasó la primera noche atrincherado en su domicilio.
Ya en la mañana del martes 18 de febrero, la hermana del tirador logró entablar comunicación, pared mediante, pero tampoco logró calmar al atrincherado. Antes del mediodía, el individuo aceptó charlar con el juez, los especialistas y su familia con algunas exigencias: comida para él y su mascota.
La reunión no prosperó y por orden del juez le cortan la luz al domicilio del atrincherado. Mientras tanto, desde el gobierno santafesino instan a los efectivos policiales que no se utilicen recursos extremos para el arresto. Cercado, el francotirador de San Justo propone como salida un arresto domiciliario.
Las negociaciones continuaron durante la jornada del miércoles 19 de febrero. El atrincherado lanzó la opción de internarse en una institución rosarina al tiempo que la vivienda quede a cargo de su hermana.
Pasaron las horas y no se concretaban novedades. Se multiplicaron los intentos de la hermana del atrincherado para lograr una solución pacífica pero el hombre redobló la apuesta: sólo se entregaría si lo internan en un centro de salud psiquiátrico con armas consigo. Caía la noche en San Justo y no se avizoraba un “final feliz”. Las fuerzas de seguridad aguardaban la orden judicial para “ganar” la vivienda.
En la madrugada del 20 de febrero, las Tropas de Operaciones Especiales aparecieron en escena y comenzaron con un proceso de desgaste, para que el atrincherado deponga su actitud. Pasadas las 6, los efectivos ingresaron al domicilio y una hora después salieron con el ex prefecto detenido.
“El solitario personaje de aspecto un tanto quijotesco respondió a la acción con algunos disparos de su vieja escopeta, pero el rápido accionar de las tropas de élite, no le daría tiempo para recargar, ni tampoco para echar mano del arsenal tan temido, a saber: un arco, tres flechas y una lanza de rudimentaria confección casera”, describió El Litoral en su crónica de aquel entonces.
En ese sentido, la nota de este diario agregó: “Finalmente, el misterio de la casa vacía de la avenida 9 de Julio como el del presunto arsenal que allí se guardaba, se desvanecieron como las locas fantasías que impulsaron al sujeto a cometer sus demenciales acciones y una red, de las denominadas caza-personas, cayó sobre el infortunado hombre que había mantenido en vilo a todo San Justo durante más de 60 horas.
Perfil
El individuo en cuestión era Juan Ricardo Pinter, un ex efectivo de Prefectura Naval Argentina que habría participado en operaciones contra guerrilleros en la década de 1970 y presuntamente estuvo apresto en la época de la Guerra de Malvinas.