Sergio Ferrer | area@ellitoral.com
Así se expresó Malala Fontán, referente de la agrupación SinZoo. La activista estuvo en Santa Fe para presentar una muestra fotográfica que refleja los perjuicios que causa la esclavitud animal en lugares como el zoológico de la ciudad de Buenos Aires, ahora llamado Ecoparque.
Sergio Ferrer | area@ellitoral.com
Hace poco estuvo en Santa Fe la reconocida activista por los derechos animales Malala Fontán, quien vino a presentar la muestra fotográfica denominada “Retratos del Cautiverio, Vidas Enjauladas en el Zoológico de Palermo”, trabajo perteneciente a la agrupación Sin Zoo. Se trata de una recopilación de imágenes que, tal como describió Malala, tiene la intención de documentar la dolencia y la muerte en vida que sufren los animales que están cautivos, en este caso en particular los que se encuentran en el que fuera el zoológico municipal porteño, llamado Ecoparque desde el 2016, cuando fue aprobada la reconversión del antiguo predio por medio de un proyecto del gobierno autónomo de la ciudad de Buenos Aires.
Al referirse al zoológico, Malala aclaró que la idea de “ecoparque” no es la más apropiada para describir lo que allí ocurre, porque lo que quieren lograr las autoridades es bajar la cantidad de animales, pero para tener un mini zoológico de especies autóctonas. Tras hacer dicha aclaración, la activista explicó que las palabras claves para entender la posición de SinZoo son dos: cautiverio y exhibición. La entidad, totalmente contraria a estas dos metodologías, que son a favor del disfrute de las personas e ignoran al que las sufre, procura por todos los medios su erradicación de la vida de los animales.
A partir de esos conceptos, empieza la búsqueda de Sin Zoo: ¿Qué se puede hacer con los animales que no tienen un lugar donde mandarlos? Y una de las respuestas tiene que ver con la creación de santuarios para animales, sitios donde estos puedan vivir en un estado de semi libertad, similar a su hábitat originario. Por eso mismo, la muestra fotográfica es presentada bajo el lema “Tras las rejas sólo es posible hallar las ruinas del que pudo haber sido en libertad” (frase de Ana María Aboglio) y la consigna “La transformación del zoológico de Buenos Aires no es verdad”.
Por una vida digna
En su diálogo con este medio, Malala recordó que muchos de los animales que hoy se ven en un zoológico nunca conocieron su hábitat originario, porque fueron reproducidos para ser vendidos a otros zoológicos. Y ese es el gran problema, dijo, porque los animales del zoológico “tienen el chip quemado”. Pido disculpas por decirlo así, aclaró, “pero ellos no saben hacer nada; no saben sobrevivir; no saben vivir sin la mano del hombre; no saben procurarse alimentos y, peor aún, no saben defenderse”.
Los animales, amplió, “tendrían que vivir en la naturaleza, lejos del hombre, de la esclavitud, del encierro, el cautiverio y la exhibición”. Pero claro, prosiguió, si ponen un animal de cualquier zoológico en su hábitat natural, no va a sobrevivir más de veinticuatro horas, porque ni siquiera sabe cuáles son sus depredadores.
Se trata de criaturas, subrayó, a las que el encierro les sacó todo y no saben hacer nada, ya que sólo fueron adaptados para vivir en cautiverio y ser exhibidos.
Con la creación de los santuarios para animales, este problema podría empezar a tener una solución. Pero, tal como lo expresó Malala, no hay verdaderos santuarios para muchas especies, como las jirafas por ejemplo. Lo ideal sería que la jirafa viviera en la sabana africana, dijo, eso sería genial, realmente, pero, como no siempre es posible, para zanjar ese inconveniente existen los santuarios, que reproducen hábitats naturales.
En los santuarios no existe reproducción para la venta. “Y si no hay venta, no hay exhibición”, remarcó.
Las reservas son diferentes de los santuarios. En las reservas, recordó Malala, lo que se hace es reproducir una especie que está en peligro para su conservación, como ocurre en los Esteros del Iberá, donde se está reintroduciendo el yaguareté. El santuario es distinto, ya que lo que allí se busca, más que la reproducción, es que los animales que han estado mucho tiempo en el zoológico tengan lo que podría considerarse “una jubilación digna, junto a otros pares y en estado de semi libertad”.
La triste historia de Sandra
En la entrevista con El Litoral, Malala Fontán estuvo acompañada en todo momento por una imagen de Sandra, la organgutana que vive encerrada en el ex zoológico de Palermo.
“Sandra es dueña de una historia oscura, muy triste, como la de todos los animales”, aclara Malala. Para entender la realidad de Sandra, hay que remontarse a más de treinta años, porque toda su vida la pasó en cautiverio. “Se cree que nació en un zoológico de Alemania, aunque ahora estamos descubriendo que ella, como muchos animales que hemos conocido, provienen de granjas de reproducción para ventas a zoológicos”, recordó Malala.
“Sandra primero se llamó Marisa, una orangutana en el zoológico de Palermo hace unos veinte años”, siguió explicando Malala. “En realidad es la misma Sandra, que tuvo una cría y al año las separaron; tendría que haber vivido con ella hasta los ocho años, como sucede en su ámbito natural, pero la arrancaron de su lado a muy temprana edad y la mandaron a un zoológico de China”, acotó. La historia de Sandra “dio la vuelta al mundo” porque en su momento una asociación de abogados de Corrientes presentó un hábeas corpus a favor de ella.
Generalmente los hábeas corpus se presentan para “personas humanas”. La jueza que resolvió el pedido por Sandra, al tomar dicha decisión hizo un reconocimiento inédito a nivel mundial, porque la reconoció como “persona no humana”, alguien que tiene derecho a la vida y a la libertad. Y si bien el fallo se conoció en todas partes, a Sandra de mucho no le sirvió, porque sigue encerrada entre cuatro barrotes y se sigue tapando con una manta cuando no quiere ser exhibida.
Muestra en la legislatura
La presentación de la muestra fotográfica “Retratos del Cautiverio-Vidas Enjauladas en el Zoológico de Palermo” fue organizada en forma conjunta por la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe y la Comisión de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Santa Fe. La exposición, declarada de interés general por el Concejo Municipal de Santa Fe, pudo apreciarse durante varios días en el Hall de la Legislatura.