Entre los barrios costeros La Vuelta del Paraguayo y Alto Verde, está la Isla Sirgadero; una lonja de tierra que hoy, y desde hace muchos años, se encuentra usurpada por varios emprendimientos comerciales y algunas viviendas bien construidas.
En el camino de acceso a Alto Verde hay una lonja de tierra con viviendas y comercios que se construyeron sin planificación estatal y funcionan sin ninguna habilitación municipal.
Entre los barrios costeros La Vuelta del Paraguayo y Alto Verde, está la Isla Sirgadero; una lonja de tierra que hoy, y desde hace muchos años, se encuentra usurpada por varios emprendimientos comerciales y algunas viviendas bien construidas.
Según pudo confirmar El Litoral, ninguno de ellos obtuvo el correspondiente permiso de obra municipal, ni tiene habilitación para funcionar. Con lo cual, son todas edificaciones irregulares que avanzaron sin los debidos controles.
Allí hay viviendas particulares, quintas, clubes -exceptuando el Yacht Club -, un galpón de venta de embarcaciones, una guardería náutica, una empresa de acopio de escombros (que ha rellenado la zona con posible afectación del medioambiente), una gran mansión con parque sobre el río Santa Fe y otra casa de fin de semana con amarradero, además de los ranchos de pescadores y precarias viviendas de familia que se fueron asentando durante los últimos años. Todo se puede observar al ingresar a Alto Verde, luego de atravesar el puente Héroes de Malvinas, o desde el Puente Oroño.
Al avance de privados sin permiso sobre la isla Sirgadero se le debe sumar el agravante de la inacción del Estado durante muchos años, que permitió que ello suceda. A la vista de todos se ha rellenado terreno ocupando bañados naturales, sin que el Ministerio de Medio Ambiente provincial intervenga para evaluar si hay daño ambiental, y detenerlo. Si el Estado, en cualquiera de sus estamentos, cobra impuestos, tasas y servicios -como la luz, por ejemplo- a los ocupantes, ha avalado la irregularidad.
Desde el municipio aseguraron que Fiscalía Municipal está interviniendo en el asunto, constatando irregularidades que derivaron en algunas clausuras. Pero, por el momento, la situación se mantiene igual.
Algunos ejemplos
Un caso es el lote que está al otro lado de la calle Demetrio Gómez, sobre el bañado de la isla Sirgadero, donde la firma Méjico Contenedores vuelca escombros para elevar la cota y ganarle suelo habitable al lugar, sin ningún permiso para hacerlo y sin controles para la explotación comercial.
Se suma otro caso, el de la guardería náutica que funciona a la orilla de la desembocadura del riacho Santa Fe, donde una familia explota el lugar con amarra de yates, veleros y lanchas. Allí la situación se agrava debido a la falta de controles para la explotación comercial y la seguridad naval. Sobre la misma orilla, una de las últimas construcciones que se levantaron en esa zona es una quinta de fin de semana con amarra sobre la isla.
La Vuelta del Paraguayo también creció sin la mínima planificación ni atención estatal. La diferencia es que allí el caserío se formó impulsado por gente necesitada de un lugar cerca del río para vivir, ya que la mayoría son pescadores. No es el caso de quienes se asentaron sobre terrenos que no les pertenecen de la isla Sirgadero.
A estos emprendimientos ya existentes, se sumó hace unos meses la construcción de una rampa para bajada de lanchas en uno de los terrenos usurpados cercanos al Yacht Club. En ese predio, se había decidido mantener un lugar isleño cercano, con toda su forestación autóctona y su costa para realizar actividades recreativas del club, como las colonias de vacaciones infantiles y campamentos donde se inculcaban los valores de cuidado de la geografía isleña, que ahora se ve afectada por la ocupación irregular.