Lunes 20.4.2020
/Última actualización 21:13
Gabriel Pedriel, se dedica hace muchos años a las relaciones públicas. Es dueño, junto a otros tres socios, de un boliche que abre durante la temporada de verano, y a su vez tiene otro espacio, más destinado a fiestas y eventos privados, ubicado en la Recoleta santafesina.
La situación suya en particular, y la del sector en general, no dista mucho de la realidad de una gran cantidad de rubros. “Estamos en una incertidumbre total y absoluta porque del rubro nuestro es del que menos se está hablando. Es entendible, porque hay otras prioridades y está muy bien lo que se está haciendo. En eso estamos todos de acuerdo. Pero la verdad es que no sabemos cómo se va a continuar con esto”, comenzó el relato.
Entre los colegas aseguran que, con muchísima suerte, los boliches, salones de fiesta y pubs se pueden llegar a activar en octubre, o quizás más adelante. Porque, obviamente, es uno de los sectores que más gente convoca, y evidentemente será de las últimas actividades que vuelvan a la normalidad.
Volviendo a su realidad en particular, Pedriel contó: “En mi caso, que no tengo otro ingreso porque vivo exclusivamente de esto, se va complicando cada vez más. El tema de los empleados, es manejable. El boliche que tengo de verano, se trabaja en temporada, y uno no tiene empleados permanentes. En este caso, nosotros la temporada la habíamos terminado justo, y arrancaba invierno. Además tengo un lugar habilitado para fiestas más privadas. Ese rubro, que es el de eventos privados, que encierra la parte de salones de fiesta, está en la misma situación del boliche. Lógicamente, tuvimos que cerrar. Acá los empleados que tengo no son de Santa Fe, y son estudiantes que se volvieron a sus pueblos apenas empezó todo esto. Los contratamos en forma temporal; se los inscribe, incluso a veces, sólo por los fines de semana, porque van rotando mucho. Tengo un solo empleado fijo a quien le sigo pagando el sueldo”.
Pero el peor inconveniente, pasa por otro lado: “El problema mayor lo tenemos con los alquileres, que son muy altos y no tenemos los ingresos para solventarlos. La inmobiliaria te llama todos los días, y no se cómo vamos a hacer en cuanto al tiempo. El primer mes lo pagás, el segundo también, pero lo nuestro va para largo, por los menos cinco o seis meses. Y ni siquiera tenemos certeza de eso. La temporada de invierno no la vamos a trabajar, es lo que estimamos en el rubro. La verdad no la sabe nadie, pero este invierno está perdido, y por ende vamos a estar muy complicados con los alquileres”, concluyó Pedriel.