Por qué el invierno es buena época para el control de los mosquitos
El descacharrado debe ser una tarea constante para evitar la proliferación del aedes aegypti, portador del virus del dengue. En los meses de frío el ciclo de reproducción está interrumpido. La situación en países limítrofes.
Por qué el invierno es buena época para el control de los mosquitos
Cada enfermedad tiene su efeméride en el calendario de salud y es lo que permite reflexionar, actualizar datos, visibilizar recomendaciones y contar avances en diagnóstico y tratamientos. El 26 de agosto, es decir el último viernes, fue el Día Internacional del Dengue.
Agosto es todavía invierno en estas latitudes y aunque los casos se propagan en los meses de más calor, es bien sabido que las prácticas de prevención son indispensables durante todo el año.
Para saber más y recordar aquello que se conoce pero no siempre se practica, El Litoral dialogó con Mariana Maglianese, responsable de Control de Vectores de la Región Santa Fe del Ministerio de Salud.
- ¿Por qué tenemos que hablar del dengue en el invierno?
- Tenemos que hablar de dengue en invierno porque es cuando el ciclo del mosquito está cortado. ¿Qué significa? Como debajo de los 8° de temperatura no sobreviven ni los mosquitos adultos ni las larvas ni las pupas, se interrumpe el ciclo biológico. El aedes aegypti ya está nacido a finales de septiembre y principios de octubre y esa hembras están permanentemente poniendo huevos y dejando la descendencia. Por el contrario, en estos momentos los únicos huevos que están presentes son los que quedaron de la temporada anterior como reservorio, de las últimas oviposiciones de marzo y abril.
Al sacar cacharros, limpiar y retirar el agua en los meses de invierno estamos evitando que nazcan nuevas hembras. Porque una vez que esas hembras nacen y empiezan a oviponer, vamos a estar todo el tiempo compitiendo en la tarea de vaciar recipientes con agua acumulada. Esa es la importancia del descacharrado en invierno que es cuando la gente no tiene la percepción del problema porque no está presente el mosquito; en cambio, entiende que hay que empezar a luchar cuando este ya es una molestia. Y cuando está presente es porque hay una generación de mosquitos nacidos y tenemos que controlar sus poblaciones con métodos más duros.
- ¿Se puede establecer qué impacto tendrá en el ciclo 2022/2023? ¿Cuál es la situación en los países limítrofes?
- Estamos atravesando un año muy seco. Cuando eso ocurre hay menos posibilidad de que se acumulen tarritos con lluvia, pero muchas veces, por esa misma razón la gente junta más recipientes con agua de la canilla para resguardarse.
Generalmente, en los años secos hay menos poblaciones de mosquitos y el riesgo disminuye. Al mismo tiempo tenemos que pensar que los primeros casos de dengue en nuestra zona se asocian a los importados. De esta manera, como aquí tenemos una interrupción del ciclo de vida del mosquito no hay circulación viral y los primeros casos son de personas que viajan a zonas endémicas (Brasil, Paraguay u otro país de Latinoamérica), vienen con la enfermedad, son picados por mosquitos sanos, se infectan, pican a otras personas y comienza la circulación viral y los casos de dengue que pueden llegar a un brote.
Por lo tanto, tenemos que estar muy atentos a que las personas que viajan estén protegidas para no contraer la enfermedad (el uso del repelente es un método altamente aconsejable en zonas endémicas). Al mismo tiempo esa situación nos sirve de espejo para ver qué es lo que puede pasar en nuestro país a partir de los casos que están ocurriendo en las zonas endémicas. Es decir, si hay un incremento o una cantidad muy grande de casos en la zona donde habitualmente los argentinos van de vacaciones, de visita o por negocios, el riesgo de que vuelvan personas infectadas es mayor y por lo tanto lo es el riesgo de que ocurran epidemias.
- Superada la etapa crítica de pandemia y sin restricciones a la vista, ¿podrían aumentar los riesgos de diseminación del vector?
- Al superar las restricciones por la pandemia, las visitas a los lugares endémicos aumenta y por eso se incrementa también el riesgo. En este punto, es interesante el crecimiento que tuvo el turismo interno por la menor circulación fuera del país por el Covid; eso ha generado, además de un importante ingreso a las provincias y los destinos turísticos del país, un menor riesgo de enfermarse.
Sin embargo, hay que hacer una aclaración: el riesgo de diseminación no es del vector que es el mosquito que está asociado al lugar donde vivimos. Con el control del agua acumulada en tarritos y la limpieza de nuestros patios, disminuye la diseminación vectorial. Lo que aumenta es la diseminación de las personas enfermas que pueden ser picadas por mosquitos. Son dos factores distintos: por un lado las personas que traen la enfermedad y por otro lado el vector. El control del vector se hace de forma local, permanente en las comunidades, en nuestros patios y en nuestra manzana porque el mosquito vuela 100 metros a la redonda.
Pero con nuestro patio no alcanza, así que es necesario que todos los vecinos y vecinas de la cuadra realicen la misma tarea de control para que disminuya la población de mosquitos.
Por otro lado, está el factor humano que viaja y es picado por el vector de otro lugar: no trae el vector, trae la enfermedad que se disemina cuando es picado por un mosquito sano (el aedes aegypti concretamente) que al picar a otra persona transmite la enfermedad.
Datos epidemiológicos
El último Boletín Epidemiológico Nacional, difundido en los últimos días en coincidencia con la semana 33, consigna que fue confirmado el primer caso de dengue de la temporada en el país "Se trata de una persona con residencia en Corrientes, que registra antecedente de viaje a Colombia", señala el informe donde se detalla, además, que se notificaron 50 casos con sospecha de dengue, de los cuales el 60% presentó pruebas de laboratorio negativas y el 40% se encuentran en estudio.
Como antecedente, en la temporada 2021-2022 se confirmaron 789 casos sin antecedente de viaje al exterior, todos ellos durante el 2022, que pertenecen a las provincias de Salta (77 % de los casos confirmados), Buenos Aires (19 %), Santa Fe (3 %, con brote en Rafaela), Córdoba, Santiago del Estero y Misiones.
Por otra parte, Brasil, Bolivia y Paraguay registran casos de Fiebre Chikungunya; y Brasil y Bolivia de Enfermedad por virus Zika. En ambos casos con mayor concentración en Brasil.
Con respecto a Fiebre Amarilla, en países limítrofes para el año 2022, se registró únicamente un caso confirmado en el norte de Brasil, en una región lejana a la frontera con Argentina. A lo largo del año 2021 se han registrado únicamente casos en Brasil y Bolivia.