Agustina Mai
amai@ellitoral.com
Hace tiempo que la violencia cruzó la puerta de los centros de salud y las guardias de los hospitales, y los trabajadores de estos ámbitos vienen reclamando garantías para desempeñar sus tareas en forma segura.
El incidente más reciente ocurrió el domingo en la guardia del hospital Cullen, donde una mujer embarazada, de 32 años, golpeó en la cara a la médica que la estaba atendiendo. “Esta mujer requirió atención en la guardia y mientras estaba siendo asistida por la médica, aparentemente, tuvo una crisis y le pegó un golpe en la cara. Intervino un bioquímico, quien fue agredido verbalmente por la mujer. Hasta que llegó la policía y se la llevó detenida”, relató el director del nosocomio, Roberto Chito.
El médico al frente del Cullen manifestó su preocupación, ya que “estos episodios se están repitiendo todos los fines de semana” y remarcó: “Todavía no logramos solucionar el problema con medidas de seguridad que -en tanto profesionales de la salud- no estamos en condiciones de definir por nosotros mismos, sino que requieren ayuda externa por parte de quienes manejan el tema”.
Éste no fue el primero ni el último incidente que sufrieron profesionales de la salud en su trabajo. Luego de una larga lista de hechos que pusieron en peligro la integridad de estas personas (Ver Episodios violentos), el Ministerio de Salud de la provincia tomó cartas en el asunto y convocó a un equipo de mediadores para trabajar sobre la agresividad y violencia que viven médicos y enfermeros en las guardias.
Diagnóstico
Hasta fin de año, se realizarán encuentros con los trabajadores de la salud para que planteen los problemas que padecen a diario. A partir de ese diagnóstico se delineará un plan de acción para el corto, mediano y largo plazo. El primer encuentro se realizó la semana pasada en el hospital Sayago con miembros de ese efector y de los centros de salud de la zona norte de la ciudad. Hoy, la experiencia se repite en el hospital Cullen junto a los dispensarios que están bajo su órbita.
“Estamos yendo a los hospitales y centros de salud de toda la provincia para verificar el estado de situación y en qué aspectos puede acompañar el Ministerio de Salud, junto al compromiso personal de los trabajadores y miembros de los efectores”, relató el especialista en mediación y resolución de conflictos Alejandro Nató, que vino de Buenos Aires para abordar esta problemática.
El punto de partida es reconocer la realidad: “No se puede tapar el sol con un dedo: las violencias existen en toda la sociedad. Esas violencias llevadas al ámbito hospitalario tienen que ver con los mecanismos de convivencia que ofrecen los efectores”.
Nató remarcó que hay que tener en cuenta que al hospital o al centro de salud, “la gente llega en situación de angustia y de mucha presión social, con un tema delicado que es la salud, propia o de algún pariente o conocido cercano, lo que genera que esta persona deba ser visualizada por la comunidad hospitalaria como un otro dentro de la búsqueda de la convivencia”.
Si bien estos efectores tienen que ser lugares “amigables y abiertos a la comunidad, con la mayor predisposición a la inclusión”, también hay que “maximizar los recursos” para que el personal trabaje con la mayor tranquilidad posible.
Ante una situación de agresión o malestar, el especialista recomienda “saber discernir qué se puede hacer para contener, qué se puede hacer para dar un lugar de apertura amigable y saber que hay situaciones que desbordan esa realidad y para eso se va a profundizar el resguardo y la protección del trabajador”.
—Cuando se habla de violencia, el primer reclamo que se suele hacer es mayor presencia policial. ¿Está de acuerdo con esta medida dentro de los ámbitos de salud?
—Esta búsqueda de mayor protección es válida y lógica, y obedece a la sensación colectiva de inseguridad. Pero acá, estamos hablando de problemas de violencia y de convivencia, no de inseguridad. Esto tiene que ser bien discernido en un lugar que está abierto las 24 horas los 365 días. Hay inseguridad cuando se comete un delito y, en ese caso, tiene que intervenir todo el andamiaje para atender la situación delictiva.
En algunos lugares como las escuelas y los hospitales, la realidad social no se puede evitar: la sociedad va desarrollando modos de relacionamiento. Hoy esos modos son de mayor agresión, con gente que -por su situación personal- tiende a escandalizar para lograr algún beneficio. En las situaciones de violencia hay que ver qué es lo propio y qué es lo ajeno -para evitar lo ajeno-, cómo se puede hacer algún resguardo y cuáles son los patrones que los generan: ¿la comunicación?, ¿la dinámica de afuera?
El hospital es un lugar común, un punto de luz y de encuentro y, como tal, debe tener los mejores cánones de convivencia de la ciudad.
Guardia violenta
—Los dos últimos fines de semana, el hospital Cullen fue, nuevamente, escenario de agresiones físicas y verbales por parte de quienes concurren a la guardia. ¿Es a este tipo de situaciones a las que apuntan?
—Sí, para estos hechos, que no son ajenos a lo que le pasa a la sociedad, se está haciendo el diagnóstico y el plan de acción. Los Ministerios de Justicia y de Seguridad, convocados por el de Salud, están buscando mancomunadamente soluciones efectivas para la protección real de los trabajadores de la salud. Al hospital llegan, por ejemplo, los heridos de contiendas entre sectores: estos cánones de violencia se reproducen dentro del hospital y no le da garantías al trabajador. Este plan tiende a maximizar los recursos de protección para garantizar la seguridad de los trabajadores.
En tanto, el coordinador de Salud del Nodo Santa Fe y ex director del hospital Cullen, Francisco Sánchez Guerra, agregó: “Estamos evaluando la situación social con la que nos estamos enfrentando: hay violencia, hay conflictividad. Lo que pasó esta semana en el Cullen no es distinto de lo que pasa en un centro de salud, donde un paciente va a reclamar atención más rápida o un medicamento. Estamos manifestando nuestras necesidades con una violencia que tenemos que saber manejar porque no podemos ser expulsivos: quien necesita la medicación la tiene que recibir y los equipos deben trabajar para con él. Pero si no preservamos los equipos, vamos a perder algo muy valioso: aquel que conoce el barrio y la realidad donde se desenvuelve. Los equipos de salud que manifiestan sus temores e inseguridades lo hacen porque conocen las vivencias del barrio. Tenemos que analizar qué es lo que hemos desencadenado nosotros -algo que a veces nos cuesta muchísimo-, pero no se trata de echar culpas, sino de hacer una mirada introspectiva y crítica. Por eso, estamos abriendo el juego a toda la comunidad de salud.
Reflexión para la acción
—¿Cómo los recibieron en el hospital Sayago? ¿Hubo mucha catarsis?
—Justamente lo que pretendemos es que no quede sólo en catarsis porque eso generaría más frustración. Pretendemos un espacio de reflexión para la acción, donde todos asumamos compromisos que deben materializarse. Sino, sería un bumerán y se volvería en contra.
—¿Qué puede aportar la mediación?
—La mediación tiene que ver con los espacios dialógicos de co-construcción y responsabilidad colectiva para lograr productos que sirvan al inmediato, mediano y largo plazo; con generar compromisos de los trabajadores, no sólo de los que están en la guardia, sino también de los diferentes sectores del efector de salud y de los sindicatos como UPCN, ATE, Amra y Siprus. Necesitamos nutrirnos del trabajo colectivo porque de las ideas y necesidades van a salir las soluciones para cada uno de los efectores. Además, vamos a recuperar experiencias que resultaron positivas, como la de la Municipalidad de Rosario, que capacitó e incorporó “facilitadores para la convivencia” dentro de los hospitales.
Episodios violentos
Hospital Cullen: la semana pasada un hombre ebrio rompió un vidrio de un puñete y tuvo que intervenir la policía. Además, un grupo de chicos generó disturbios porque quería entrar a terapia intensiva a visitar a un amigo. El director del hospital aseguró que las medidas de seguridad consensuadas hace un año no se sostuvieron en el tiempo.
Santa Rosa de Lima: El 15 octubre de 2014 una paciente golpeó a la médica generalista del centro de salud y le fracturó el tabique de la nariz. La semana anterior dos jóvenes se pelearon y uno sacó un arma en la puerta del centro de salud y efectuó varios disparos al aire.
La Guardia: En mayo de este año, una pelea entre dos personas en el centro de salud terminó a los navajazos.
Barranquitas Oeste: El 19 febrero de 2014, el centro de salud amenazó con cerrar sus puertas ante la ausencia reiterada de la custodia policial que hace cuatro años funciona en el lugar.
Hospital Roque Sáenz Peña (Rosario): el 25 de abril de 2013, familiares de una persona que herida de bala ingresó fallecida intentaron romper la guardia y agredir a los médicos y enfermeros. Intervino la policía y Gendarmería Nacional. Los trabajadores definieron el cierre de la guardia nocturna.
Altos de Noguera: hubo repetidos hechos violentos y amenazas al personal de salud del dispensario durante febrero de 2013.
Hospital Mira y López: trabajadores de la guardia fueron agredidos por los familiares de un paciente (diciembre 2012).
Hospital Roque Sáenz Peña (Rosario): una médica pediatra fue agredida física y verbalmente por los familiares de una nena que falleció en el efector el 9 diciembre de 2012 .
Varadero Sarsotti: una mujer atacó a otra con un cuchillo en el centro de salud. Durante todo 2012, el personal del dispensario fue agredido y amenazado hasta que cerraron el efector y pidieron su traslado. El centro de salud se trasladó a un tráiler sanitario, en el ingreso del barrio, para mantenerse alejado de los conflictos entre familias.
La gente llega en situación de angustia y de mucha presión social, sobre todo con un tema delicado como es la salud -propia o de algún pariente o conocido cercano-, lo que genera que esta persona deba ser visualizada por la comunidad hospitalaria como un otro dentro de la búsqueda de la convivencia”.
Alejandro Nató, Mediador
Estos episodios (de violencia) se están repitiendo todos los fines de semana. Todavía no logramos solucionar el problema con medidas de seguridad, que -en tanto profesionales de la salud- no estamos en condiciones de definir por nosotros mismos”.
Roberto Chito, Director del hospital Cullen
No podemos ser expulsivos: quien necesita la medicación la tiene que recibir y los equipos deben trabajar para con él. Pero si no preservamos los equipos, vamos a perder algo muy valioso: aquel que conoce el barrio y la realidad donde se desenvuelve”.
Francisco Sánchez Guerra, Coordinador de Salud del Nodo Santa Fe
Repudio de Amra
El Sindicato de Médicos de la República Argentina (Amra) Seccional Santa Fe repudia el último episodio de violencia ocurrido en el hospital Cullen. En un comunicado expresaron: “En ese momento, sólo había un efectivo policial que se encontraba haciendo tareas administrativas y, desgraciadamente, aquella promesa por parte del gobierno provincial de llevar adelante rondas preventivas en períodos no superiores a 4 horas por parte de los agentes policiales, no sólo en el hospital Cullen sino en otros nosocomios de la ciudad, se concretan nada más que unos pocos días posteriores a conocerse una noticia de este tipo y luego se diluyen en el tiempo sin ninguna respuesta duradera y dejando a la deriva al personal que tiene que atravesar escenas como las que hemos descriptos en inmumerables oportunidades. Amra, como representante de todos los profesionales de la salud, exige a las autoridades ministeriales (tanto de seguridad como de salud) que se extremen las medidas de seguridad a los fines de que el trabajador sanitario pueda desarrollar su labor sin tener que padecer este tipo de situaciones desagradables”.