Miércoles 20.4.2022
/Última actualización 22:28
En 1932, en medio de los festejos nacionales del 25 de mayo, el navegante Vito Dumas llega a Santa Fe. A días de haber realizado su proeza marítima, es recibido por el gobernador Luciano Molinas y homenajeado en su domicilio particular con un almuerzo previo a lo que fue un popular y masivo conversatorio en el Teatro Moderno de nuestra ciudad.
Consagrado por aquellos años como un deportista extraordinario y un fuera de serie de la náutica argentina, realizó cuatro travesías épicas entre 1931 y 1955. Todas ellas recorren una trayectoria deportiva que lo llevan al podio del olimpo para ser considerado por sus contemporáneos como el navegante más grande de la historia.
Archivo El Litoral D.REn mayo de 1932, a pocos días de su primera travesía por el mar atlántico, un campeonato de básquetbol local en el Centro deportivo San José motiva su llegada a nuestra ciudad. Fue la primera visita que hizo luego de cumplir en solitario la osadía deportiva de unir el viejo mundo con las costas americanas.
Archivo El Litoral D.REl navegante a vela, conocido por muchos como “el navegante solitario”, fue un verdadero icono popular. Presentado por los medios gráficos como un “yachtman” con fuertes valores identitarios construidos a partir del arduo trabajo y la férrea disciplina deportiva. Consolidó su figura popular bajo un admirable heroísmo individual que se sobrepuso a las frías y turbulentas aguas de los mares.
Archivo El Litoral D.RDe origen humilde y aclamado por todas las clases sociales, Vito Dumas nació en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires el 26 de setiembre de 1900, pero pasó su niñez en el interior de esa provincia, en los campos de Trenque Lauquen y Salliqueló. A los 16 años, cuando vuelve a Capital Federal, ingresó a la Asociación Cristiana de Jóvenes y comenzó a practicar varios deportes: gimnasia, natación, atletismo, lucha y boxeo. Para luego iniciarse en la navegación a vela a los 17 años, realizando salidas por el Río de la Plata.
Archivo El Litoral D.REn 1931, viajó a Francia con la idea de cruzar a nado el Canal de la Mancha. Al no poder concretar el desafío, debía volver a la Argentina sin el mérito deportivo. Fue así como adquirió un barco antiguo de regatas, rebautizado como Legh, que tras su rudimentaria preparación bajo el crudo invierno francés, zarpó en solitario desde Arcachon, el 13 de diciembre de ese año. En aquel viejo barco de regatas no se podía estar de pie en el interior, contaba con un equipo mínimo (un fogón de petróleo, un balde, un compás magnético) y escasas provisiones.
Tras 46 días de travesía varó en la playa de Mostardas, Rio Grande do Sul. Consiguió ayuda y logró reflotar el Legh tras 22 días varado en la playa. Luego de una escala de 3 días en Montevideo, el 13 de abril de 1932, hizo su multitudinaria entrada en la dársena del Yacht Club Argentino del puerto de Buenos Aires.
7.325 millas en 121 días. Toda una hazaña deportiva. La noticia apareció en casi todos los periódicos del mundo, especialmente en Europa y en los EE.UU, como también en las páginas del diario El Litoral.
Así lo expresaba la crónica deportiva en su tapa vespertina: “Con delirante entusiasmo, 30.000 personas lo reciben en una extraordinaria manifestación popular. Vito Dumas se pierde entre la gente como las olas del mar perdían su bote. Lo llevan en andas desde la Dársena Norte del puerto de Buenos Aires hasta la Plaza de Mayo”.
Archivo El Litoral D.RLuego de unos días de su proeza deportiva, Vito Dumas elige nuestra ciudad para dar a conocer y compartir su experiencia con los santafesinos que acudieron al Teatro Moderno para escucharlo. Así, se inicia la historia de este “yachtman” que con el correr de los años tendrá una serie de triunfos deportivos y reconocimiento mundial, por haber desafiado los mares dando la vuelta al mundo en múltiples ocasiones.