El Banco de Alimentos de Santa Fe (Basfe), nacido en 2017, redobla sus esfuerzos en medio de una crisis alimentaria que no da tregua. La entidad se decida a rescatar productos alimenticios que, de lo contrario, se desperdiciarían: por año, colecta en la ciudad unos 400 mil kilos. Eso se traduce en 30 mil kilos mensuales, que equivalen a 90 mil platos de comida por mes para los sectores sociales más vulnerables.
La organización sin fines de lucro rescata alimentos principalmente del Mercado de Abastecedores de Frutas, Verduras y Hortalizas, pero también de industrias como empresas lácteas e incluso de los supermercados. Los alimentos colectados se distribuyen entre 130 organizaciones que asisten con un plato de comida a unas 18 mil personas de los barrios más vulnerables de la ciudad.
La cobertura del Basfe supera las fronteras de esta capital. Su alcance llega a localidades del área metropolitana como Recreo, Llambi Campbell y Santo Tomé, entre otras. Pero la mayoría del trabajo se concentra en esta capital, y más puntualmente en la zona norte, cordón oeste y noroeste del ejido urbano. El banco está integrado por entre 20 y 30 personas, principalmente voluntarios.
Rescatistas
El Basfe tiene una sede en el Mercado de Productores. Entre dos y tres veces a la semana, van los voluntarios a recorrer los puestos para consultar si queda algún excedente de verduras o frutas para ser donados. “Días atrás, uno de los puestos más grandes nos donó 2.600 kilos de calabazas. ¡No lo podíamos creer”, le contó a El Litoral Karina Lacourly, vicepresidenta del Banco.
El joven voluntario clasifica bolsas de calabazas. El trabajo es incansable. Crédito: Gentileza Basfe
Ocurre que muchas veces, los productos no llegan a venderse. Si no se vende, éstos se ponen feos (sobre todo los perecederos), se echan a perder y se desperdician. Y es comida, nada más ni nada menos. Ahí aparece el Basfe, sus rescatistas y el compromiso solidario por los que menos tienen.
Durante cada semana, lo que hacen los coordinadores y voluntarios del Banco es contactar a las organizaciones sociales con las que trabajan, y éstas retiran las mercaderías los miércoles y viernes en el depósito y centro de distribución que tiene la entidad en un sector de las instalaciones del ex Liceo Militar “General Belgrano”.
La logística, eslabón clave
Tras el rescate y antes de la distribución de los alimentos, se despliega toda una logística de trabajo que debe tener la precisión de reloj suizo, porque si algo sale mal, el alimento rescatado puede vencerse o echarse a perder. Y pasa a ser decomisado. Cuando eso ocurre, hay alguien que se queda sin un plato de comida.
En la sede central, hay tres personas asignadas para la recepción, clasificación y posterior distribución de los productos. “Por ejemplo, podemos tener una industria que nos dona 2 mil kilos de latas de de conserva que o están próximas a vencerse o se han caído se han caído una estantería, están abolladas y, por eso, no van a góndola”, explicó Lacourly.
Pero eso que llegó como donación no se entrega así como se recibió a alguna de las organizaciones: “Lo que hacemos es un minucioso trabajo de clasificación. Rescatar, clasificar y distribuir son las tres patas clave del Banco. Somos como una mini empresa logística”, describió la referente.
Son entre 20 y 30 los integrantes del Basfe. Todo, a pulmón y con un gran compromiso solidario por el prójimo. Crédito: Gentileza Basfe
¿Por qué es tan importante la clasificación? “Porque puede haber productos que no están en condiciones y se descartan. Nosotros mismos hacemos los decomisos de mercadería, que no está apta, porque está vencida o en mal estado. Nos regimos por estándares alimentarios muy estrictos”, aclaró la vicepresidenta.
Vencidos, no
Ningún banco de alimentos puede entregar mercadería vencida: “Se puede entregar hasta el mismo día de vencimiento, o bien, se hace un operativo y se convoca urgente a las organizaciones sociales con las que trabajamos para que vengan a retirar esos alimentos próximos a vencerse”, añadió.
Lacourly cuenta una anécdota para graficar esto último: “Recibimos una vez palets de una empresa láctea. Nos llaman y nos dicen: ‘Tenemos cinco palets que vencen en dos días”. Entonces bueno, vamos a rescatar el producto e inmediatamente nos contactamos con las organizaciones para que las vengan a retirar y las provean a las personas que asisten”.
Desde el Basfe se hace la separación de la verdura rescatada que ya no sirve para su ingesta. Luego, es decomisada. Crédito: Gentileza Basfe
El Basfe, además, tiene dos cámaras frigoríficas para alimentos que no pueden perder la cadena de frío. Dependiendo de la cantidad, si es poco el alimento recibido, se acopia en las cámaras; y si es mucha cantidad, se van entregando los productos “a puerta de camión” a las organizaciones.
Pero previo a eso, se convoca a éstas para que estén allí para recibir lo donado, y que así el alimento no se desperdicie. El tiempo de vencimiento también juega como un factor contrarreloj.
“Esto es todo un operativo que demanda mucha coordinación, a través del teléfono, mensajes, llamadas, grupos de WhatsApp. Es logística pura, corriendo en medio de la inmediatez. Porque siempre pensamos que si algo falla de nuestra coordinación, puede haber personas que se queden sin su copa de leche o su plato de comida”, insistió en su concepto.
“La gente la está pasando mal”
Y aquí la referente mostró el compromiso solidario y el espíritu del Banco de Alimentos: “Desplegamos toda esta logística porque queremos que la comida no se tire. Más aún en un momento donde hay gente que realmente la está pasando mal: Hay un 50% de pobreza según la UCA...”, advirtió.
Más allá de las frías estadísticas, son personas las que están sufriendo de inseguridad alimentaria: “Esto quiere decir que esas personas no están comiendo todos los días, no están incorporando la cantidad de nutrientes que necesitan. Nosotros no somos la solución a la pobreza, porque al visitar las organizaciones nos dicen que nunca alcanza (para la cantidad de comensales); pero tratamos de ser una ayuda”, enfatizó.
Se realizan talleres donde se enseña a cuidar los alimentos, para evitar su desperdicio. Crédito: Gentileza Basfe
“A nosotros a veces no nos dan ni las manos, porque la mayoría somos voluntarios; tampoco la cantidad de productos en este momento que estamos rescatando nos alcanza para poder asistir a todas las personas y cubrir todas las necesidades. Necesitamos visibilizar nuestro trabajo, para que quizás más empresas se sumen como donantes”, expresó Lacourly.
¿Y por casa, cómo andamos?
-En los hogares, ¿se desperdician alimentos por desconocimiento? Por ejemplo, se compran dos paquetes de acelga, pero por el frío de la heladera, en uno de éstos y luego de un par de días, las hojas toman un tono marrón, y muchas veces se tiran… - consultó El Litoral a la vicepresidenta del Basfe.
-Sí, se desperdicia. Tenemos un taller que se llama Las Cuatro Estaciones, que puede verse por YouTube: allí se invita a la población en general a aprender a cuidar los alimentos que tienen en sus hogares.
También el taller se hace de forma presencial con las organizaciones sociales, donde van las cocineras de éstas, y hacemos capacitaciones: la idea es aprovechar todo. Se les enseña que si recibís una remolacha directamente de un productor, va a venir con el tallo, el bulbo y las hojas, y todo eso se puede aprovechar.
A beneficio
Este sábado 10 de agosto en el Centro Cultural Provincial (CCP, Junín 2457) y a las 21 horas, se va a presentar el Coro Polifónico La Merced con un tributo a Abel Pintos. Será un sinfónico coral a beneficio del Banco de Alimentos de Santa Fe.
Habrá 105 personas en escena: orquesta, coro, banda y un solista. Una parte de lo que se recaude por la venta de entradas irá al Basfe, y el resto será para cubrir los gastos de los músicos.
El “camioncito” lleva del Mercado de Abasto toda la comida rescatada, que luego irá a alimentar unas 18 mil personas de la ciudad en condiciones de vulnerabilidad social. Crédito: Gentileza Basfe
“Invitamos a la gente a que venga a disfrutar del momento. Es un espectáculo maravilloso. Con una entrada que alguien pague a lo mejor le cambia el día a 200 personas, porque nosotros a ese dinero lo podemos traducir en 200 platos de comida”, cerró Karina Lacourly.