La antigua calle Urquiza permitía conectar rápidamente bulevar Pelligrni con el sur de la ciudad de Santa Fe. Sin embargo, al intenso tránsito se le suman otros elementos provocan en la actualidad que el mote de “vía rápida” quede a mitad de camino.
Entre el estacionamiento en doble fila, la bicisenda y los baches, al corredor le quedó poco espacio para los vehículos motorizados.
La antigua calle Urquiza permitía conectar rápidamente bulevar Pelligrni con el sur de la ciudad de Santa Fe. Sin embargo, al intenso tránsito se le suman otros elementos provocan en la actualidad que el mote de “vía rápida” quede a mitad de camino.
Transitar una mañana cualquiera por esta artería signficará para quienes lo hagan sortear obstáculos, propios y ajenos al corredor. A saber, una bicisenda, el estacionamiento en doble o triple fila y, como si fuese poco, las roturas en el pavimento.
El Litoral recorrió Urquiza, en su tramo desde Bv. Pellegrini hasta General López y comprobó la existencia de los inconvenientes anteriormente planteados. Desde la avenida de la Legislatura, hasta Juan José Paso, la situación es similar, con la diferencia de ser un sector más residencial.
Los problemas en la cinta asfáltica obligan a los conductores a realizar maniobras para esquivar los baches o los afamados “corralitos” de Aguas Santafesinas SA o del municipio. Cabe aclarar que los pozos, hundimientos y averías también están presentes en el espacio para los ciclistas.
Tras la inauguración de la bicisenda en 2020, que conecta Bv. Pellegrini con J.J Paso en un poco más de tres kilómetros, el espacio para vehículos motorizados quedó reducido a dos manos. Los dos carriles se reducen a uno cuando se producen situaciones de estacionamiento en doble fila, cuestión que ocurre a diario.
Los puntos críticos se detectaron hasta Gral. López, donde se emplazan establecimientos educativos, así como también comercios que requieren descarga de mercadería. Otro punto no menor son las clínicas o centros de salud privados, cuyos asistentes buscan aparcar lo más cerca posible.
En anteriores artículos, El Litoral puso en agenda la intromisión de motos en la bicisenda. Resta decir que el espacio es de uso exclusivo de ciclistas; sin embargo, la invasión de los rodados motorizados es permanente.
El problema no ocurre sólo en Urquiza. Esto se repite en las ciclovías de Vélez Sarsfield, Pedro Víttori y las conexiones hacia el norte hasta llegar hasta Don Bosco; por poner algunos ejemplos.
La “pileta” de Urquiza
Unos 200 metros hacia el norte de bulevar Pellegrini, en la intersección con calle Cándido Pujato, calle Urquiza presenta un histórico hundimiento. El profundo desnivel se formó en la puerta de la vecinal “Mariano Comas”, que en infinidad de veces reclamó por su reparación.
El 14 de octubre, el Instagram Live de El Litoral mostró una imagen que se repite con cada jornada de lluvia sobre Santa Fe. El pozo se llena de agua y se forma una “pileta”, convirtiéndose en un riesgo para conductores.
En el extremo sur del hundimiento, un corralito permanece allí a modo de prevención. La presencia de vegetación silvestre es la prueba fiel del paso del tiempo. Entre los comentarios d dicha publicación en Instagram, los lectores coinciden en que el pozo lleva varios años en estas condiciones.
En un completo informe realizado por este medio en abril, se contó en detalle la historia de este pozo. En el artículo se explican los fundamentos de un estudio que realizó Aguas Santafesinas SA sobre este problema.
“En 2013 se produjo un hundimiento de grandes dimensiones. Al año siguiente logró repararse, tras la ejecución de una obra muy compleja”, se explayó uno de los párrafos del reportaje de El Litoral.
“En la actualidad, la situación en ese lugar (Cándido Pujato y Urquiza) no está asociada a ninguna instalación activa a cargo de la empresa (Aguas Santafesinas SA.). Lo que debe buscarse es una articulación en el trabajo con el municipio: hablamos de un problema histórico, pues allí había un pozo del sistema cloacal”, contestó para ese informe Germán Nessier, vocero de Assa.