Sequía y bajante del Paraná: escenario propicio para los incendios en las islas
El verano con pocas lluvias, el prolongado estiaje del río y una abundante biomasa vegetal disponible, sumado a la irresponsabilidad humana, ocasionan fuegos descontrolados en terrenos ribereños. A mediados de abril, especialistas de instituciones científicas y tecnológicas de Argentina advirtieron sobre posibles incendios en el Delta del Paraná a las autoridades nacionales y provinciales.
Sequía y bajante del Paraná: escenario propicio para los incendios en las islas
“Estamos frente a condiciones del ambiente donde el fuego va a seguir estando, sea bajo el punto de vista ecológico-natural o porque está el hombre. Eso no quita que haya que investigar las quemas”, sostuvo Ernesto Massa, ingeniero agrónomo de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Paraná del Inta, en diálogo con El Litoral.
Las incipientes quemas de pastizales en zonas de islas no iniciaron hace un par de semanas cuando tomó estado público lo que ocurre frente a Rosario en las islas entrerrianas de la localidad de Victoria, sino que el 2020 comenzó con un escenario propicio para que los incendios se manifiesten en gran número. Solo entre enero, febrero y los primeros días de marzo se registraron 345 quemas reportadas en las zonas comprendidas entre Rincón, Santa Fe y La Costa.
“No estoy ni tan a favor ni tan en contra de que haya fuego, sino que hay que ver las causas de los incendios y tratar de investigarlas para poder llegar a soluciones parciales que tengan que ver más con la realidad ambiental y social. No podemos entrar en la dicotomía ‘fuego sí o fuego no’ porque hay que aportar soluciones para discernir y llegar a un mejor acuerdo”, admitió Massa.
A mediados de abril, especialistas de instituciones científicas y tecnológicas de Argentina advirtieron sobre posibles incendios en el Delta del Paraná a las autoridades nacionales y provinciales como el Ministerio de Seguridad, Defensa Civil, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Instituto Nacional del Agua y Parques Nacionales, entre otros.
“Debemos advertir a las autoridades responsables de la gestión de los territorios deltaicos y a la comunidad en general, sobre el alto riesgo existente de que, en los próximos meses, se produzcan incendios de gran envergadura en esta región”, advirtieron en la misiva. A su vez, entre los argumentos para imaginar un panorama que hoy es realidad, los especialistas analizaron que las condiciones propicias para que se propaguen los fuegos en el Delta del Paraná eran: el periodo estival (2019-2020) con bajas precipitaciones; una importante y prolongada bajante de los ríos Paraná y Paraguay, y de los humedales asociados a las planicies de inundación, con perspectivas de continuar en las semanas próximas; una abundante biomasa vegetal disponible en las islas; y una carga animal relativamente baja en algunas zonas del Delta, con poca utilización de la vegetación natural, concentrándose y aumentando así la disponibilidad de material combustible.
Factores predisponentes
“El Delta a lo mejor no evoluciona con el fuego, pero el fuego va a seguir estando. Según los especialistas que estudian el cambio climático, las crecientes como las bajantes del río van a ser cada vez más abruptas. Lo que pasa es que los humedales no son como otro tipo de ambientes, en los que la vegetación se adapta y por ejemplo cuando se inundan siguen produciendo, y cuando baja el río, como ahora, todo el material queda como combustible y cuando en invierno se seca, puede ocasionar fuegos. Hay factores del ambiente predisponentes al fuego”, explicó Massa, quien es especialista en la vegetación de islas y al manejo de ganadería en estos ambientes.
A su vez, el ingeniero agrónomo describió que “hay distintos tipos de suelo en las islas, hay distintas vegetaciones porque el agua llega de diferentes formas. Hay suelos que son minerales que son como el del patio de una casa, pero hay suelos que tienen entre 30 y 40 cm de materiales de composición y esos son muchos de los suelos que están frente a Rosario, y son muchos más complejos que los suelos minerales”, y detalló: “Son humos más nocivos porque son quemas lentas que se generan sin oxígeno”.
Frente a la bajante extraordinaria que persistirá, al menos hasta septiembre, sumado a época de frío y heladas actuales —durante la cual se seca parte de la vegetación y se reduce la humedad de los restos vegetales—, algunas modalidades de manejo de ganado vacuno (que, en ciertos casos, siguen incluyendo al fuego como práctica complementaria); la situación de las quemas está en su auge.
Producto de esto, los especialistas en la materia indican que “hay importantes riesgos e impactos directos e indirectos para los pobladores locales, los de las ciudades aledañas y para todos los componentes (bióticos y abióticos) del sistema de humedales en su conjunto”, destacan.
Como señaló El Litoral en su nota al neumonólogo Fernando Meneghetti, en este contexto sanitario, el humo ayuda a que los virus respiratorios permanezcan en el aire más tiempo.
“Hay que salir de la dicotomía y tanto el Estado Provincial (entrerriano y santafesino) como Nacional tienen que, no solamente apagar el fuego, sino nutrir de información para poder discernir y poder recostarse en una serie de legislaciones que sean más creyentes y que tengan una realidad más cercana a la ambiental y no tanto legislativo-político”, concluyó Massa.
345 quemas
se reportaron entre enero, febrero y los primeros días de marzo en Rincón, Santa Fe y La Costa.