En un acto organizado por el Centro de Estudios Hispanoamericanos, se presentó recientemente en el Museo Etnográfico de Marcelo Olmos “Paraná: arte y sociedad 1730-1940”.
El texto analiza episodios donde arte, arquitectura, orfebrería y fotografías del campo y el mundo rural entrerriano son resultado de una trama de factores y desencadenantes sociohistóricos.
En un acto organizado por el Centro de Estudios Hispanoamericanos, se presentó recientemente en el Museo Etnográfico de Marcelo Olmos “Paraná: arte y sociedad 1730-1940”.
Inaugurado el acto por su presidente, Luis María Calvo, expuso seguidamente Carlos M. Reinante refiriéndose al autor y al contenido de la obra.
Entre otros conceptos manifestó que en el extenso trabajo de Olmos aparecen episodios donde el arte, la arquitectura, la orfebrería, la fotografía y algunas expresiones propias del campo y el mundo rural entrerriano, son el resultado de la rica trama de factores y desencadenantes sociohistóricos.
Al ponderar una tarea de larguísimos años y que aún continúa, Reinante opina que es una obra que se revela de excepción dentro de las producciones históricas de Entre Ríos.
Luego, al hablar Olmos de su trabajo, narra el particular enclave de la formación del “entre-ríos”, una fisonomía e institucionalidad que se irá construyendo en forma gregaria hasta obtener una identidad propia.
Es en ese proceso, afirma, donde aparecen las manifestaciones del arte en la provincia. En principio, ligado al acervo de las imágenes religiosas dando luego paso a las expresiones traídas por artistas extranjeros, los primeros autodidactas locales y los artistas y fotógrafos viajeros.
Ilustrando con imágenes y acentuando el desarrollo confederal, explica el particular impulso que otorga Urquiza al arte y la arquitectura al convertir a Paraná en capital de la Confederación.
Para Olmos, el largo siglo XIX continúa con transformaciones progresivas, ya que se reconocen perfiles definidos de artistas, arquitectos, fotógrafos, tendencias y destacando particularmente el carácter que asume la platería entrerriana como valor simbólico.
A la ciudad confederal- explica- la suplanta luego la ciudad episcopal, con su catedral, seminario y clero: toda una renovación que suma una obra pública para las principales instituciones entrerrianas como casa de gobierno, municipalidad, teatro, escuelas.
Centrado luego en las producciones estéticas del siglo XX, Olmos expone la compleja urdimbre de sucesos y personajes involucrados en la creación de instituciones como el Museo de Bellas Artes o la Escuela de Artes Visuales, destacando paralelamente el surgimiento de diferentes artistas, obras, tendencias, Salones y concursos.
Para el cierre, y en coincidencia con el epílogo de su libro, Olmos recuerda la figura sobresaliente de Gloria Montoya. Reconociendo en ella representar un virtual eslabón en el arte y la cultura de la provincia, al explicar que fue en el transcurso de su tiempo y su generación que la vida cultural deviene diferente en el país y en la ciudad de Paraná.
Y son justamente estas transformaciones ocurridas en el entorno de los años ‘40, los que llevan a Olmos a cerrar provisoriamente un proceso iniciado en 1730 con la promesa de continuar hasta el presente.