Jueves 14.11.2024
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En noviembre de 1977, en una galería privada de la ciudad de Santa Fe abrió una muestra de la santafesina Nanzi Vallejo que obtuvo una amplia repercusión. El día 14 de ese mes, El Litoral publicó una reseña a cargo de Jorge Taverna Irigoyen, en la cual valoró sus posibilidades expresivas y el control de sus medios técnicos. A continuación, los párrafos más salientes de tal pieza periodística.
Archivo El Litoral“‘Dibujar como escribimos’, preconizaba Van Gogh; es decir, con la misma naturalidad, con similar soltura de gesto y de idea. Esto, que cabe más para la mente creadora, es un axioma que bien podría readquirir vigencia aún en tiempos en que el dibujo, aparentemente, ha dejado de tener su gran peso, para dar lugar a otras “escrituras” que conforman las expresiones de vanguardia. Sin embargo, ¿quién no se emociona frente a un buen dibujo, a un juego de líneas preciso y con trasfondos: sea éste boceto o ajustada trama lineal?”
Archivo El Litoral“La muestra de Nancy Vallejo incluye diecinueve dibujos, la mayor parte de ellos en grafito, y unos pocos con acentos cromáticos vuelven a llevar al ojo del contemplador un mundo de refinados contrastes, de a ratos alucinante, siempre poético. Con muy pocos elementos, su autora compone el espacio mágico, de serenas tensiones, en el cual una mano, un pie, cierta figura suspendida en el cielo o una simple hoja, bastan para ‘cargar’ expresivamente la superficie del papel”.
Archivo El Litoral“El surrealismo que cultiva (tal vez no como corriente, si como intención), es claro y de simbologías puras. En un cubo de vidrio puede caber un pequeño bosque de pinos o un conjunto de hojas. Pero está también la sugerencia de los paños: desle los velos hasta la mortaja, elementos con los cuales Nanzi Vallejo envuelve (más que ambienta) sus composiciones de apretada síntesis y lentos ritmos alegóricos. En este conjunto que exhibe, hay evidentemente una maduración y un enriquecimiento de sus recursos”.
Archivo El Litoral“El dibujo de valores, con la admirable gradación de grises, es tal vez el mismo desde los últimos años. Pero su imagen, en el despojamiento, va adquiriendo una luz más grave y honda; un sentido de integración metafísica verdaderamente definidor”.
“Poco importa si frente a alguno de sus trabajos el contemplador iniciado recuerda (más por asociación de ideas que por influencias) a Magritte o ciertos períodos de Max Ernst. Hay voces que traen a la memoria otras voces, y nada más. Es de gravitación, sí, que Nanzi Vallejo ejerza como lo hace un sutil control de sus medios técnicos, en aras de una imaginación de ascendentes estratos: allí donde la remembranza de lo humano es sólo una sensación, casi un aliento”.