El arquitecto y diseñador industrial, que firma su faceta artística como Carto Mondes, expresa mediante las técnicas mixtas (y ahora las instalaciones) las tensiones con el mundo “qué comemos, qué tomamos, cómo vivimos” y, tras ser atravesado por la pandemia y el aislamiento, reflexiona en sus obras sobre el aislamiento y la crisis ambiental.
En sus obras de arte, los elementos plásticos simbolizan los diferentes espectros del Ser: terrenal y humano, espiritual y meditativo, visceral y expresivo. Crédito: Flavio Raina
Carlos Monge (o Carto Mondes, el nombre artístico que eligió para firmar sus obras) tiene una anécdota que lo vincula a la pandemia de Covid-19. El 12 de marzo de 2020 inauguró una de sus muestras más destacadas, “HeOído”, en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional del Litoral, con curaduría de Melina Piterbarg. Pero al día siguiente de la apertura comenzaron las cancelaciones de eventos, como previa del aislamiento decretado una semana después, por lo que la muestra quedó colgada durante la mayor parte del año. “A partir de ahí, todo fue por redes. Es la primera vez en la historia que pasa algo así. Apareció una barrera invisible en la comunicación y se hizo difícil realizar presentaciones formales. Esa barrera complejizó la relación entre las personas. Uno está conectado, pero al mismo tiempo está aislado”.
La respuesta del artista fue con “Antimágico”, un concepto que se desplegó en diversas muestras que se extendieron a largo de 2021, en las ciudades de Santa Fe, Rafaela y Nueva York), sumando trabajos que el artista concretó durante el aislamiento. En ese lapso concibió, a través de la utilización de técnicas mixtas que combinan materiales sintéticos, aerosoles, crayones, pastas y carbonillas obras que reflejan la situación compleja que atraviesa el mundo.
Ideas subyacentes
Para el plástico, el concepto de una exposición puede surgir a medida en que se va forjando un ciclo pictórico: en el caso “HeOído”, por ejemplo, “ese nombre lo saqué de la nada, y después, cuando terminé las obras, fui viendo: ‘¿Por qué le puse este nombre?’. Tiene todo que ver, porque las obras te están diciendo algo. Mis obras son muy simples, pero tienen un símbolo de que te están diciendo algo siempre; yo no me doy cuenta, me lo dice la gente, o mi mujer (risas). Me dice: ‘Vos hacés cosas muy fuertes, y decís cosas muy fuertes’. Para mí es natural pintar, y hacer ese tipo de trabajo. Pero a veces tienen una simbología fuerte, y están diciendo algo fuerte”.
El hallazgo del concepto luego de la creación libre (en los que a veces la palabra escrita se cuela en el lenguaje pictórico) es una constante en su trabajo: En casi todos los trabajos que hago meto algo que no me doy cuenta en el momento, sino después cuando me lo dicen: ‘Ah, mirá, tenés razón’. Entonces cada obra tiene una correspondencia con otra obra. Contaba en ese momento: “Hice un tríptico que no es un tríptico, pero quedó: si lo ves tiene alguna relación una con otra. En realidad, no se unen pictóricamente, sí conceptualmente”.
El plástico realizó numerosas exposiciones. Crédito: Flavio Raina
Una de las influencias que reconoce Carto Mondes es Jean-Michel Basquiat: “Me encanta como pintaba Basquiat. Siempre usé los mismos colores, y un día lo descubrí a Basquiat: ‘Mirá qué bárbaro que pinta este vago’. Me alucinó cómo pintaba. Yo tenía este tipo de paleta de colores, y toda mi vida fui una persona que demostraba lo que pintaba, lo mismo que Basquiat: él te decía ‘quiero esto’. De él nació el neoexpresionismo; anteriormente el expresionismo nació con ‘El grito’ (de Edvard Munch), de 1870, por ahí”.
Sobre las motivaciones de la obra, afirma: “En realidad uno está disconforme con lo que ‘vive’, y se nota en mis obras: qué comemos, qué tomamos, cómo vivimos. Algunos cuadros que voy a exponer ahora tienen la tormenta y la lluvia; el famoso Bobby, un perrito que ahora represento en todas las obritas, que está abajo de la lluvia, arriba la tormenta. Por ahí va”.
Ciclos creativos
Melina Piterbarg, habitual curadora de sus exposiciones, resume estos ciclos más recientes del artista: “Carlos Monge es un artista que despliega su imaginación a través de la utilización de diversos recursos. En sus obras utiliza los elementos plásticos para simbolizar las diversas facetas del Ser: Humano y terrenal, espiritual y meditativo, visceral y expresivo”.
“Monge crea un ciclo que se inicia con la serie titulada ‘Te quiero’, en donde reflejaba la exploración de sí mismo en relación con lo ‘otro’. Allí se mostraban seres terrenales y a la vez angelicales en un proceso de búsqueda y conexión con lo desconocido”.
“En la siguiente etapa, con la muestra ‘HeOído’ empieza a retratar de forma irónica a una sociedad cada vez más poseída por los medios, los símbolos de status y las políticas del momento. Los personajes se encuentran en actitudes nerviosas y viscerales. Plagadas de imágenes Pop, muestran situaciones de conflicto que se anticiparon a una crisis que estaba latente. Se buscaba transmitir la necesidad de un cambio y toma de conciencia”.
Finalmente refiere a “una obra que responde a una transformación global que ha irrumpido inevitablemente. La situación nos obliga a buscar otras formas de comunicación e intimidad. ‘Antimágico’, es el título que él le otorga a esta serie, en la que reflexiona acerca del inicio de una nueva era: ‘Nos encontramos conectados más que nunca, y al mismo tiempo nos aislamos. Estamos entrando en un nuevo mundo que es a la vez mágico e inesperado, conocido y al mismo tiempo insólito’”.
El propio artista resume esos ciclos creativos: “La primera, era totalmente reflexiva y personal. La segunda tenía que ver sobre la sociedad y el consumo. Esta tercera, en cambio, pone acento en la relación entre la naturaleza y los personajes”, indicó. En el mismo sentido apuntó que esa barrera invisible que apareció en la vida de todas las personas con la irrupción de la pandemia se ve reflejada en sus producciones. “Sigo trabajando del mismo modo que antes y con las mismas técnicas, pero la idea central cambió totalmente”.
“Mis muestras siguen siendo ciento por ciento expresivas, pero la idea general de las obras que hice este año tiene que ver con el camino que tomamos todas las personas del mundo. Tener una buena comunicación, pero estando aisladas. Algo de eso se observa en las imágenes que presento. Se ven personas en situaciones de aislamiento, pero comunicadas a la vez con la naturaleza”, señaló.
Carlos Monge junto a sus creaciones. Crédito: Flavio Raina
Sus últimas obras pertenecen a una exposición denominada “SuperEstar”, que unió algunos fragmentos de “Antimágico” y una flamante instalación (que Monge llamó “La casita”), que representa a la fauna de la Laguna Setúbal y el Paraná, y hace un llamado de atención sobre el cambio climático y la sequía.
El título “SuperEstar”, se debió a que, en la visión del artista, estamos mejor que cuando emergió “Antimágico”, en plena etapa dura de la pandemia. Pero esta nueva propuesta, en el tramo que incluye la instalación, hace referencia a los cambios climáticos y a la sequía que afectaron a los ríos y lagunas de la región durante los últimos dos años.
“La puesta intenta mostrar el paso del sueño del río lleno y repleto de peces, a una parte seca, para poner de relieve el daño que hace el ser humano sobre la naturaleza. El problema de los recursos naturales y sus cambios es de todo el mundo. En este aspecto, todos los seres humanos compartimos las mismas preocupaciones. Tenemos grandes cambios tecnológicos y climáticos. Tenemos que darnos cuenta de eso y es lo que trato de reflejar a través de una obra de arte”, afirmaba.
Técnico y artístico
Monge, como otros artistas (como por ejemplo Mariano Arteaga, destacado recientemente en estas páginas) viene de la arquitectura como profesión, pero afirma: “Empecé a dibujar y a pintar antes de estudiar arquitectura. Después estudié porque me gustaba hacer edificios, pero siempre mi tipología de arquitectura estuvo ligada al arte, con colores... Ahora no hago tantas casas, pero sí muchos locales, y tiene que ver con eso”.
Ahí puede poner su paleta, “pero no solamente eso; cómo armás al grupo completo decorativo. Es lo mismo que cuando armás un cuadro. Aparte de chico dibujaba muchas casas, hacía perspectivas: dibujaba también autos, esas cosas. Siempre fui muy expresionista, de toda la vida. El otro día encontré un cuadro del año 82, 83, y dije: ‘Mirá vos: sigo pintando igual’. Era un dibujo, una tinta, pero igual: si le pongo color es exactamente ahora a lo que estoy haciendo ahora”.
“No tengo ningún cuadro de los anteriores, porque los regalaba a todos, y algunos desaparecieron. Cuando estudiaba arquitectura trabajaba mucho con Hugo Seri, que era un caricaturista de Santa Fe, ahora trabaja en Paraná. Nos juntábamos a trabajar en los proyectos de arquitectura, estudiábamos, y a las 12 de la noche decíamos: ‘Vamos a dibujar’. Y dibujábamos hasta las cinco de la mañana, hacíamos lo que queríamos. Era el momento artístico. Así que siempre tuvo una relación la arquitectura con el dibujo”.
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Breve biografía
Carlos Enrique Monge nació en la provincia de Santa Fe en 1960. Es arquitecto y diseñador industrial. Estudió escultura con Roberto Favaretto Forner en la Escuela Municipal Miguel Flores de Rafaela. Autodidacta en dibujo y pintura, posteriormente estudió arte plástico.
Realizó numerosas exposiciones. En 2013: en la Estación Belgrano; 2014: en el Colegio de Arquitectos y en el festival creativo Soma; en 2015 y 2016: realizó muestras en el Colegio de Arquitectos, en 2018: en Made Por Amor al Arte. En el año 2017, expandió su arte en el ámbito internacional, realizando exposiciones en Estados Unidos (Nueva York) y España.
En sus obras de arte, los elementos plásticos simbolizan los diferentes espectros del Ser: terrenal y humano, espiritual y meditativo, visceral y expresivo. La producción se convierte en un texto poético que posee con estilo. Las técnicas se unen de una manera especial: desde collage hasta fotografía, dibujo, la intervención de objetos y ciertas imágenes pop, para generar una fusión única.
En noviembre de 2019 fue distinguido como Santafesino Destacado por el Concejo Municipal “por sus valiosas contribuciones a la cultura y el arte”. El reconocimiento contó con el aval de las comisiones de Desarrollo Social y Gobierno, concejales de distintos bloques y el colegio de Arquitectos Distrito 1 Santa Fe.
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