Las lluvias del viernes 9 y sábado 10 de diciembre dejaron registros variados en la provincia de Santa Fe, con máximos que superaron los 200 milímetros en el norte y mínimos de un dígito en el sur.
Es el denominador común en todas las zonas agrícolas. En la región ganadera más apremiada por la falta de lluvias cayeron hasta 200 milímetros. En ningún lado se da por terminada la sequía.
Las lluvias del viernes 9 y sábado 10 de diciembre dejaron registros variados en la provincia de Santa Fe, con máximos que superaron los 200 milímetros en el norte y mínimos de un dígito en el sur.
Lógicamente, el impacto a campo ha sido igual de dispar. Excepto en los distritos sureños, el denominador común es una reactivación frenética de las tareas agrícolas, ante la oportunidad de avanzar con la siembra de soja, que hasta el momento se encontraba frenada por la sequía.
"Se ve una reactivación tremenda de todo, se revolvió el avispero en la zona; tractores, tolvas, camiones circulando por caminos y rutas… porque no se había podido sembrar hasta ahora", relató desde Villa Minetti, departamento 9 de Julio, el asesor Amilcar Martel.
En ese distrito, en la línea desde Tostado hasta Gato Colorado, cayeron 40, 60 y 70mm; una lluvia más homogénea y pareja que las anteriores. "Hasta ahora eran chaparrones aislados y sembraba el que le tocaba". Al filo de la ventana, allí retomaron la muy retrasada implantación de algodón y comienzan con la soja de primera a toda velocidad.
Para la hacienda, es un impulso importante para que "arranquen" a brotar los campos naturales, aunque "sin garantía", advirtió el ingeniero Ricardo Mercau desde Tostado. "El agua de bebida necesita una sucesión de lluvias; es muy importante que llueva en la cuenca del Salado, en el noroeste argentino, porque muchos sistemas ganaderos dependen del río", apuntó.
Un poco más al sur, en San Cristóbal, se dieron registros de 70 a 100mm. "Acumuló agua, van a verdear los campos", dijo Rubén Favot. Aunque la ganadería de la zona precisa más de 150mm "para juntar agua en las cañadas ".
Afortunadamente fue en una de las regiones más necesitadas donde se dieron los milimetrajes máximos. En la Cuña Boscosa, donde días antes hubo una donación masiva de tanques para que pequeños productores puedan acarrear agua para sus animales, cayeron entre 40 y 200mm. "Muy bueno para esa zona ganadera muy sufrida; van a volver a acumular agua en las represas donde más llovió", estimó el ingeniero agrónomo de la Unión Agrícola de Avellaneda Omar Gregoret.
El profesional comentó que en General Obligado, a diferencia de otras lluvias, esta vez el fenómeno fue más extendido. "A diferencia de otras lluvias, agarró un área más importante". El principal efecto será la reanudación de la siembra de algodón, que hasta el momento sólo cubrió la mitad del área proyectada. "En algunas zonas se podría retomar la siembra", apuntó.
En el departamento San Justo, desde Videla el ingeniero agrónomo José Alonso no dudó en calificar como "oro líquido" los 30 a 50mm, que causaron "un cambio fenomenal". Afirmó que el suelo "se tragó todo; no hay ni un charquito, cero agua en las cunetas, todo en los potreros". Pero advirtió que el año pasado para esta fecha acumulaban 600mm, mientras que tras esta lluvia suman "apenas 300". Por eso "peligraba arrancar la siembra de soja en la zona", tareas que también en esa zona aceleraron a fondo.
En la cuenca lechera, el departamento Castellanos recibió entre 35 y 45 mm. "Ayuda para las pasturas y los cultivos recientes, soja en implantación; pero no sé si será de mucha ayuda a los maíces de primera que están muy complicados", sostuvo el médico veterinario Pedro Rostagno. Y añadió que en algunos lugares le largaron los animales para que los coman o los están picando. "Va a estar muy complicado el tema de reservas para la próxima campaña", anticipó.
Otras zonas lecheras, como Pilar, Humboldt o Esperanza, tuvieron registros similares y todos coinciden en el impacto positivo para las pasturas, así como en la "desesperación" por sembrar. "Se activó la siembra a pleno, mucho retiro de agroinsumos en la cooperativa", apuntó Santiago Roldán, desde la Guillermo Lehmann.
"Le cambió la cara a varios productores", dijo la ingeniera agrónoma Edith Weder desde Humboldt. En su zona, muchos están "sembrando y resembrando", tras el golpe que les dio el clima a quienes se largaron a sembrar con los 5mm de la lluvia anterior y luego esos lotes "se cocinaron con las temperaturas posteriores, perdieron todo".
Desde El Trébol, el ingeniero agrónomo Pablo Ponzio reportó lluvias muy desparejas, de 5 a 100mm con sólo 15 a 20km de diferencia. "Donde llovió 20/25 el viento hizo mucho daño; en Los Cardos produjo voladura de silos, techos y galpones", lamentó.
En Gálvez, el panorama fue "variadito: hay desde caras muy largas, hasta otras de felicidad", contó el ingeniero agrónomo Claudio Bosco, a raíz de la irregularidad de los milimetrajes. "Entre Irigoyen y Díaz, 5mm; cerca de Centeno 40; en Gálvez entre las dos 20mm; se renueva la esperanza y se larga la siembra; y a seguir rogando que sigan cayendo estos milímetros que nos van empujando; pero hay mucha cosecha perdida".
Su colega Martín Favre advirtió que en la zona "la gente continúa con la siembra de primera; en rastrojo de trigo no hay humedad, el que se arriesgue la va a hacer nacer, pero abajo no hay humedad y se les va a complicar". Y agregó que, habiendo fracasado los maíces de primera, están en fecha para sembrar los de segunda pero "no hay reserva de humedad; por más que hay barbechos largos, la lluvia no alcanzó".
A pocos kilómetros, en Gessler, el ingeniero agrónomo Julián Imhoff Imhoff reportó unos 22mm. "Se ve movimiento de sembradoras, pero esperando más lluvias". Allí, son los maíces los más complicados, que con esta escasa dosis de humedad "pueden tirar 3 o 4 días y se van a volver a afectar; donde llovió menos de 30 es estirar la agonía".
Finalmente, en el sur provincial los registros fueron insuficientes. "En general las lluvias estuvieron entre 5 y 15 mm, salvo en Arequito donde por zonas llovieron 40 mm", apuntó desde Cepeda, departamento Constitución, el ingeniero agrónomo Silvio Montenegro. En la zona, el campo ganadero natural es "un peladal", donde las vacas "todos estos días estaban en la sombra desde las 10 hasta las 18 hs". Se observa escaso desarrollo del sorgo forrajero.