Lejos del centro y de los boulevares hay una Santa Fe diferente. Una ciudad con los mismos derechos, pero sin muchas posibilidades. Donde la proyección de vida se extiende al momento presente, porque el mañana es incierto. Una ciudad en la que convive gente trabajadora con bandas de delincuentes. En la que a veces son tiroteos los que esperan a los chicos en la puerta de las escuelas, los centros de salud o los solares municipales. Una ciudad en la que el esfuerzo es mucho y el reconocimiento escaso. Aquella ciudad que no percibimos como parte nuestra y sobre la cual todos y cada uno de los santafesinos tenemos una cuota de responsabilidad. Esa ciudad a la que no debemos acostumbrarnos, porque todo puede ser de otra manera. Esa ciudad a la que necesitamos prestar atención, donde es indispensable reflejarnos en la realidad del otro y a la que hoy conocemos a través de la mirada de nuestros fotógrafos.