Particular. Nada que ver con la ciudad, pero parte de ella al fin.
Al este de la ciudad, atravesado por la Ruta 1, se ubica el barrio que en otros tiempos habitaron los indios mocovíes y que hoy le dan vida los descendientes de pobladores que trabajaban en el puerto y nuevas familias que llegaron escapándole al ruido y al bullicio de la ciudad.
Particular. Nada que ver con la ciudad, pero parte de ella al fin.
No hay edificios. Tampoco calles asfaltadas ni colectivos urbanos que circulen por las calles internas. Allí, por el contrario, hay caminos de tierra y centenarios árboles de diferentes clases que le dan al lugar un clima y un aire particular. Colastiné Norte, en palabras de sus habitantes, es un barrio costero donde solamente puede residir la gente que le gusta la naturaleza y la tranquilidad -tranquilidad entendida en términos de que no hay un permanente ruido de motores y bocinas como en los barrios céntricos. “Este lugar es hermoso por eso, por la paz que hay”, dice un vecino. Y agrega: “Además, no es como antes que uno demoraba un montón en ir al centro. El tránsito por la Ruta 1 ahora es mucho más fluido y lo será mucho más cuando finalmente se transforme en autovía”. (Ver La ampliación de la Ruta 1) Sobre la población, se puede decir que hay dos tipos. Están los antiguos habitantes, aquellos que nacieron allí, porque sus padres y abuelos trabajaban en el Puerto Perdido -el primer puerto que tuvo la ciudad-, y los más recientes, que llegaron a la zona huyendo del caos y bullicio de la “gran ciudad”. Al respecto, cabe aclarar que antes Colastiné Norte era zona exclusiva de casaquintas, además de la gente propia del lugar. Y ahora, en cambio, muchas de esas construcciones se convirtieron en casas de familia. postales
Obra clave. Luego de varias idas y vueltas, en marzo de este año se retomó la transformación de un tramo de la Ruta 1 en autovía. Foto: Pablo Aguirre
Auge comercial. El crecimiento demográfico de la zona costera incidió en que muchas personas pusieran, como estrategia comercial, negocios de distintos rubros. Foto: Flavio Raina
Paz envidiable. Los ruidos que hay en el barrio son, en su mayoría, producto de la naturaleza. Los vecinos cuentan que lo más lindo es ver el amanecer y caer la noche.
¿Otra ciudad?
Distintas entidades que agrupan a vecinos del corredor costero están juntando firmas para lograr convertirse en municipio o comuna.
La iniciativa incluye a vecinos de Colastiné Norte, Colastiné Sur, La Guardia, Bajada Distéfano y El Bañado. Por la cantidad de habitantes, estiman que estarán en posición de convertirse en ciudad, ya que el censo de 2010 arrojó que la zona contaba con una población aproximada de 11 mil habitantes y ahora llegarían a 14 mil.
El argumento principal es que la Municipalidad de Santa Fe no los atiende de la misma manera que a los vecinos de los barrios del centro, porque desconoce las necesidades del lugar. “Acá es fundamental el regador de calles, el camión que junta los restos de poda... y esos servicios dejan mucho que desear”, señalan. Al respecto, las opiniones de los vecinos que conversaron con Crónicas de Barrio fueron variadas. Algunos están de acuerdo y algunos no.
La ampliación de la Ruta 1 Los intentos para concretar la obra de transformación de la Ruta 1 en autovía, en el tramo que va desde el kilómetro 0 hasta Rincón, vienen desde el último gobierno de Jorge Obeid (2003- 2007). Durante la gestión de Binner, la obra no avanzó porque se cuestionó la falta de desagües complementarios en el proyecto. A fines de 2011, el gobierno provincial frenó un proyecto ambicioso por razones presupuestarias, de casi 200 millones de pesos, que había elaborado Vialidad Provincial.
La propuesta incluía la pavimentación de las colectoras, paradas de colectivos, rotondas y varias obras complementarias. Una vez que el presupuesto se recortó a poco más de 100 millones de pesos -ahora, por la inflación, vuelve a acercarse a los 200 millones-, parecía que la obra al fin se concretaba.
En abril de 2012, con la actual gestión, se colocó el cartel y comenzaron los trabajos de la UTE conformada por Luis Losi, Alquimaq y Ponce Construcciones. El plazo de ejecución era de 18 meses. Pero en noviembre el gobierno rescindió el contrato con la UTE, porque el avance de obra no había llegado ni al 10 % de los trabajos.
A fines de 2013 se resolvió volver a licitar la obra y el 17 de enero de este año se conocieron las ofertas de siete empresas. En marzo la obra fue adjudicada a Vial Agro y se retomó. El presupuesto es de $ 178.208.510, unos $ 10 millones más de lo que había estipulado el presupuesto oficial, y el plazo de ejecución es de 15 meses.