Colaboración: Tomás Rodríguez
En 1940, este nadador brincó desde una de las antenas hacia la Laguna Setúbal. La proeza marcó el salto más alto a nivel Sudamericano para la época. También, hizo lo propio desde el Puente Carretero en el río Salado. 10 años después repitió en Buenos Aires. Fotos y crónicas de la hazaña.
Colaboración: Tomás Rodríguez
Saltar desde el punto más alto del Puente Colgante hoy parece más una decisión drástica que una proeza. Sin embargo, hace 80 años un joven nadador de la ciudad de Santa Fe se puso como objetivo semejante empresa. Y lo logró, ante la vista atónita de amigos y público en general. Se trata de Juan Carlos Meloni, un intrépido deportista local que repitió sus hazañas en el “carretero” que une la capital santafesina con Santo Tomé y en otro de la ciudad de Buenos Aires.
Según contó El Litoral en marzo de 1940, la primera de las gestas de Meloni ocurrió cuando saltó a las aguas del Río Salado. El “saltarín” subió hasta lo más alto del Puente Carretero y, ante la mirada de algunos allegados y ocasionales testigos, brincó. Además, el suceso fue registrado por el escribano público, Manuel Irigoyen, presente en el lugar del acontecimiento.
“Siendo las 17.12, ya preparado, Meloni trepó ágilmente por el brazo del Puente que da frente a la entrada del camino Santo Tomé. Ya en la parte central del mismo, desde donde hay hasta las aguas del Salado una altura de 28 metros, Meloni espero que sus nadadores se internaran en el río y apenas recibió la orden, Meloni describió una amplia parábola y, pese al fuerte viento penetró al agua de forma impecable en menos de un segundo.”, publicó este diario el 9 de marzo de 1940.
En aquella primera gloriosa tarde, el nadador estuvo secundado por otros tres colegas, quienes lo acompañaron desde el agua. Según la crónica del diario vespertino, se trató de Anibal Niklison, Miguel Peña y Héctor Roberto. “Reapareció en contados instantes, antes que el público pudiera reaccionar de la impresión e impecable acción cumplida. Largos aplausos rubricaron la proeza del saltarín, que ha conseguido así demostrar sus méritos y que se apresta desde ya para intentar mayores hazañas en este género. El fuerte viento que pudo ser un obstáculo en su salto fue eliminado rápidamente con el accionar de sus brazos, cuando pleno salto pasaba frente a la balaustrada del puente”, agregaba El Litoral ese sábado hace 81 años.
Lo acontecido en el Río Salado fue el preludio de un salto más espectacular, al que Meloni venía preparando: el Puente Colgante. Dos semanas después el santafesino logró su cometido. Eran las 3 de la tarde del domingo 24 de marzo de 1940 cuando un grupo de personas se agolpó alrededor del mítico emblema de la ciudad capital. La crónica de aquel día remarca que el nadador no tenía autorización para subir hasta lo alto de la antena, cuestión que no fue un impedimento para realizarlo. En esta oportunidad, Meloni estaba acompañado por otro reconocido colega, Antonio Barceló, y Adolfo Jobson.
“Instantes después comenzó para los deportistas que estaban en el secreto del salto - puesto que no tenía permiso oficial y se había establecido vigilancia policial dentro del Puente - la empresa de evitar que el agente más próximo situado en la primera columna del mismo, pudiera molestar a Meloni en su ascenso”, comentaba este diario. La policía había desplegado un importante operativo con efectivos de la Seccional 3era para impedir el accionar del deportista, teniendo en cuenta que no había sido autorizado el citado intento. Otro dato que engalana más aún el logro, al lugar llegó un equipo de trabajo del programa televisivo “Sucesos Argentinos” cuyas cámaras filmaron lo ocurrido.
De pronto, ante la sorpresa general, custodiado por sus amigos, Meloni se despojó de la vestimenta, con traje de baño comenzó a escalar hacia el vértice del puente colgante y dos de sus amigos se arrojaron a las aguas. La custodia no pudo hacer nada cuando el nadador ya había alcanzado cierta altura, se escuchó un “pare, no siga”, pero ya era tarde. Por su parte, Barceló y Jobson con sus vozarrones, alentaban a su amigo: “Bravo, Juan Carlos, toma la posición adecuada y nosotros te damos con un silbato la orden de lanzamiento”; los policías que estaban en otros sectores llegaron presurosos, pero en forma tardía, miraban atónitos el espectáculo sin poder atinar a nada.
La crónica cuenta que un segundo oficial se decidió a perseguir al deportista trepando la antena pero Meloni ya había llegado hasta lo más alto de la torre y comenzaba a despojarse de sus prendas, según consta en el artículo del vespertino de Santa Fe. “A una voz de mando, Meloni se puso en posición y rápidamente se largó...El fuerte viento Sur no fue un obstáculo para él, que vertiginosamente, llegó hasta la mitad del salto y después en forma más armónica, llegó hasta el agua. Rápidamente salió y entonces el público, que había seguido en silencio el salto, aplaudió intensamente, vivando a Meloni”. Según comentarios de testigos, volaba parecido a una gacela hasta que su cuerpo tomó contacto con la Laguna Setúbal. La heroica secuencia terminó con el deportista saliendo rápidamente del agua y subiendo a toda velocidad a un auto que lo esperaba en el ya desaparecido Parque Oroño, no sin antes saludar a los presentes.
La nota de El Litoral culminó con el dato que hizo pasar a la historia a J.C Meloni. “Se nos ha informado que Meloni con el salto de esta tarde ha batido el récord sudamericano de salto. El mismo estaba en 29 metros. Meloni saltó hoy 38 metros, ante la vista del pueblo de Santa Fe que lo vivió Intensamente!..”, publicó este períodico en 1940.
El santafesino no se quedó quieto. Pasaron 10 años para que supere su propia hazaña. Casi en la misma fecha (11 de marzo de 1950), J.C Meloni volvió a ser noticia. El deportista viajó hasta Buenos Aires para saltar desde lo más alto del Puente Nicolás Avellaneda, en el barrio porteño de La Boca. Esa jornada, que también cayó un sábado, logró un salto de 60 metros aproximadamente.
El Litoral cubrió semejante acontecimiento. “La prueba auspiciada por el Racing Club fue anunciada para las 18 pero mucho antes de esa hora fueron congregándose en las inmediaciones de ese puente numerosos aficionados. Meloni descendió de un jeep y fue objeto de una entusiasta y clamorosa ovación por parte del público que sobrepasaba las 2.000 personas”, contaba este diario hace siete décadas.
“El nadador santafesino en traje de buzo con un protector para la cabeza, subió al puente y luego de los preparativos de práctica, ascendió por las escalinatas laterales en medio de extraordinaria expectación. El público convergió sus miradas hacia el nadador. Sobre ambos lados del puente se habían colocado dos trampolines, eligiendo Melons que ya había establecido la dirección del viento, el que da al norte”, relataba el vespertino.
La tensión del momento era tal que el silencio se apoderó del lugar. “Meloni alzó sus brazos en forma de cruz y a las 18.20 se arrojó al agua al tiempo que partió del público una exclamación de estupor y temor. Fue tan fuerte el impacto que se escuchó cuando el cuerpo del nadador cayó al Riachuelo que las aguas se elevaron a una altura aproximada a los cuatro o cinco metros. El santafesino volvió a la superficie a los 20 segundos”, describió este diario.
La angustia se incrementó cuando el atleta parecía no moverse. “Se mató”, gritaban algunos de los presentes según detalló El Litoral. Al tiempo que saltaba del puente, embarcaciones seguían de cerca los movimientos de Meloni y lo fueron a “rescatar” una vez que completó sus movimientos. El primero en llegar fue un hombre en canoa, que le sostuvo uno de los brazos a Meloni hasta que se aproximó un lancha del equipo del nadador. Meloni fue subido al bote y mientras llegaba a la costa, el público vitoreaba. Ya en tierra firme, recuerda El Litoral, el santafesino fue trasladado en ambulancia al hospital Argerich, con el correr de los minutos se supo que había sufrido una luxación en el hombro izquierdo y en su pierna derecha.
En ese interín, el corresponsal del vespertino de Santa Fe pudo charlar con J.C Meloni. Respondió que se encontraba bien y que quería descansar, luego del esfuerzo cumplido. “Que El Litoral diga que este salto se lo dedico al General Perón y a su esposa Eva Perón y que agregue que envío un cordial saludo para todos los aficionados de la provincia, en especial para mis amigos de Santa Fe y Rosario”, fueron las palabras del nadador.
Al momento de saltar desde lo más alto del Puente Colgante, Juan Carlos Meloni tenía 24 años. Su hermano, Andrés, fue uno de los fundadores del Club Náutico El Quillá el 20 de abril de 1938, institución que tuvo a Julio Vera Candioti como primer presidente. Contando el apoyo de tradicionales familias del barrio sur: los Candioti, Niklison, Ramón L. Perazzo, Exequiel Agudo Franco, Gastón Arteaga, Julio Hachmann, Angel Ingino, etc.
Entre los que se incluyen médicos, abogados, comerciantes, empleados que se desentienden de títulos y jerarquías para confundirse en una patriada donde todos eran capaces de arremangarse por igual. Precisamente, en el lago del Parque del Sur, este joven compartía entrenamientos con la leyenda de la natación santafesina y argentina, don Pedro Antonio Candioti. También junto a otros atletas de la épocas como los mencionados Barceló y Niklison.
Además de sus dotes en el agua, a Meloni se lo recuerda por su simpatía y alegría que infundía en las antiguos bailes que se desarrolaban en el City Club (donde se destacaba el santafesino Solís con su elegante zapateo americano), Bar Florida, Comedor-Concert “Los Pinos” (del “Colorado” García), Estudio del Profesor Ernesto Mosqueda (danzas clásicas, españolas, mexicanas, de fantasía, de nuestro país, etc), Club de Regatas Santa Fe, Náutico Azopardo, Transfuerza, Centro Gallego, y en los “asaltos” que se realizaban en tradicionales casas de familias del centro y sur de la ciudad.
Logros en números
28 metros del Puente Carretero al Río Salado
38 metros del Puente Colgante a la Laguna Setúbal
60 metros del Puente Nicolás Avellaneda al Riachuelo (Buenos Aires).
Otro salto
A Meloni también le adjudican otro salto, de proporciones espectaculares en la localidad santafesina de San Lorenzo. Se lanzó desde lo más alto de un molino de esa comuna a las aguas del Río Paraná. La proeza habría sido supervisada por la Federación Santafesina de Natación y la marca fue de 52 mts.