Inglaterra 1966: el robo de la Copa, el gol fantasma en la final y la “expulsión” que cambió las reglas
Ocho días estuvo desaparecido el trofeo Jules Rimet previo al inicio del Mundial. La Reina Isabel II entregó el trofeo a los campeones. Brasil decepcionó con una nueva lesión de Pelé. Argentina fue eliminada por los locales en un polémico partido. En la final, un gol fantasma desequilibró el partido.
Inglaterra 1966: el robo de la Copa, el gol fantasma en la final y la “expulsión” que cambió las reglas
“A lo pirata”, Inglaterra consiguió su primera y hasta el momento única Copa del Mundo. En su país, con su público y televisado en color para todo el mundo (inauguración y final), los ingleses lograron un campeonato con algunas polémicas. La más grave, un gol fantasma en la final. La pelota no entró.
Alemania era el rival de turno en un Wembley repleto de gente para la final del mundial. Inglaterra había vencido a Argentina y a Portugal en la fase final. Los teutones arrasaron con Portugal y la Unión Soviética. El partido y el trofeo se inclinaban hacia los locales hasta que en el minuto 89, el alemán Weber decretó el 2 a 2 y mandó el encuentro a tiempo suplementario.
Allí, se desató una de las jugadas más polémicas de la historia. Geoff Hurst, que quedó en la historia por marcar 3 goles en una final, remató al arco y la pelota se estrelló en el travesaño y picó sobre la línea. El árbitro y el asistente obviaron la mancha de cal en la pelota, lo que indicaba que no había picado adentro y concedieron el gol. Con ese tanto, Inglaterra quebró el marcador, obligó a Alemania a salir en busca del empate y sobre el final liquidó el juego con otro gol de Hurst.
La reina Isabel II entregó la Copa del Mundo al capitán Bobby Moore, una copa que meses antes de disputarse fue robada en una exhibición. Ocho días tardaron en encontrarla, el trofeo Jules Rimet permanecía en muestra al público en una iglesia de Westminster. De allí desapareció y tras varios días de búsqueda, un perro la encontró en el jardín de una casa. El ladrón fue condenado a dos años de prisión.
La participación argentina
Argentina volvía a la fase final de un mundial tras no conseguirlo en Suecia 1958 ni en Chile 1962. En el grupo B, enfrentó a Alemania (0-0), España (2-1) y Suiza (2-0). Las dos victorias clasificaron a la selección segunda en el grupo accediendo así a cuartos de final donde enfrentó al local.
La primera gran polémica de aquellos cuartos fue el “sorteo” de los árbitros. Alemania debía enfrentar a Uruguay y Argentina a Inglaterra. Cuando los representantes argentinos y uruguayos llegaron al lugar citados para llevar adelante el sorteo de árbitros, se encontraron con la noticia de que ya estaban decididos. Un alemán arbitraría Inglaterra - Argentina y un inglés Alemania - Uruguay.
Si bien Inglaterra era el favorito a quedarse con la Copa del Mundo, el equipo argentino jugaba en un gran nivel, inesperado por todos. Sin embargo, en el primer tiempo, el árbitro alemán expulsó al capitán argentino, Antonio Rattín. En su informe, el juez Rudolf Kreitlein, afirmó: "Me miró con mala intención, por eso me dí cuenta que me había insultado". Sin embargo, Rattin no hablaba alemán ni inglés y el árbitro no entendía castellano. Según el jugador, el enojo existía pero lo que él quería era un traductor para comunicarse con el juez del encuentro.
La decisión de Kreitlein no cambió y recién 10 minutos después de la expulsión Rattín se retiró del campo de juego. En el camino a los vestuarios y ante una marea de insultos estrujó un banderín con los colores de Inglaterra y, según algunas versiones, se sentó en la alfombra roja que unía el palco real de la reina Isabel II con el campo de juego.
Lo cierto es que Inglaterra ganó aquél partido 1 a 0 y avanzó a semifinales. Luego del altercado entre Rattín y el árbitro alemán, la FIFA cambió su reglamento e introdujo las tarjetas amarilla y roja para sancionar a los jugadores.
El fracaso de Brasil
Tras su bicampeonato (Suecia 1958 y Chile 1962), Brasil volvía a llegar al mundial como uno de los favoritos a quedarse con el título. Sin embargo, la actuación no cumplió con las expectativas. Si bien le tocó integrar el grupo con Hungría, una selección difícil en la época y Portugal, que tenía en Eusebio a uno de los mejores jugadores del momento, se esperaba una mejor performance de los bicampeones.
Bulgaria, el equipo restante del grupo sufrió el poderío verdeamarela en el debut y cayó 2 a 0 pese a violentar contra el físico de Pelé para que no marque diferencia en el cotejo. El técnico de Brasil entendió que le iban a jugar duro a su estrella durante el Mundial y con el temor de que vuelva a lesionarse como en Chile 1962, lo dejó afuera del partido ante Hungría. Brasil cayó por 3 a 1.
Con estos resultados, el partido ante Portugal se convirtió en una final. Brasil debía ganar sí o sí para avanzar a cuartos de final y seguir soñando con su tercera Copa del Mundo. Pelé volvió a sufrir todo tipo de entradas bruscas y Brasil cayó 3 a 1 ante la poderosa Portugal de Eusebio que sería el goleador del torneo con 9 tantos.