Miércoles 23.10.2013
/Última actualización 12:21
Hace tres años, la droga rompió la sombra apacible en las calles de La Guardia. “Dentro de todo, demoró en llegar, pero llegó con todo”. Lo cuenta Virginia Zulián, directora de la Escuela Nº 941 Juan Apóstol Martínez. En esta escuela de muros anchos y techos bajos, las maestras se enfrentan cara a cara con realidades acuciantes: “Hay nenes que los lunes vienen dados vuelta” cuenta una docente sin dejar su nombre. La directora también se lamenta: “Los chicos, cuando no están en la escuela están en la calle. No hay un lugar donde reunirse a compartir”.
Zulián conoce a sus alumnos por nombre y apellido. A esta escuela, asisten 400 de todo el distrito: del Bañado, las vías muertas; Bajada Distéfano; y La Guardia Centro. Todos reciben en la escuela su almuerzo y el desayuno o merienda según el turno que corresponda. Sentados en las mesas largas -impecables-, Virginia Zulián los mira y explica que “la comida de la semana es la de la escuela, hay muchos que los fines de semana no comen”. Dice que La Guardia “es un distrito sumamente poblado y con todo tipo de carencias. Falta trabajo, hay desocupación y subocupación. Los chicos tienen carencias en su estructura familiar: a veces no tienen papá y mamá, están a cargo de otras personas que no se ocupan como debieran. Pero también hay familias que se preocupan por sus hijos a pesar de los pocos ingresos”.
La escuela también tiene lo suyo. Recibe .300 mensuales para manutención y funcionamiento. Sus paredes raídas y el estado de sus baños refuerzan las palabras de la directora: “Necesitamos arreglar los baños, aberturas, pérdidas en los techos”. Virginia Zulián exhala, seria, y mira. Las maestras se dicen agotadas. Muchas veces son ellas quienes van casa por casa a buscar a los chicos para que no dejen la escuela; quienes se interiorizan en qué situación judicial se encuentran porque no tienen tutor responsable mayor; quienes se organizan para lograr pequeños avances en los problemas de La Guardia. La mirada de la directora es también la de ellas. Puertas adentro y puertas afuera, “las necesidades son muchas, y las respuestas muy pocas. La Guardia espera”.