Miércoles 30.11.2022
/Última actualización 10:05
Mahatma Gandhi no solo perdura en el tiempo por su labor para la independencia de India. Su legado tiene más que ver con su apuesta por el camino de la “no violencia”, a través del cual fue capaz de demoler los pilares del orden político e ideológico establecido en las primeras décadas del siglo XX. Una figura de ese calibre merecía una película a la altura de su epopeya, que se extendió a un país completo.
Foto: Columbia PicturesEso pensaba, al menos, el actor y director Richard Attemborough en los 70, mientras buscaba compañía para emprender la aventura de reconstruir en la pantalla grande los hitos principales de la vida de Ghandi, desde sus tiempos como joven abogado que siente en carne propia la discriminación racial hasta su activismo pacífico que puso en jaque al imperio británico. Guiado por esa convicción, Attemborough dedicó casi una década para reunir todo lo necesario y finalmente concretó el rodaje a lo largo de medio año, entre noviembre de 1980 y mayo de 1981.
Los realizadores sabían, desde el principio, que el desafío era gigantesco. De modo que, decidieron abrir la película con una declaración que pone de manifiesto las dificultades derivadas de esta situación. “La vida de ningún hombre puede ser abarcada en una narración. No hay manera de dar a cada año su peso asignado, para incluir a cada evento, cada persona que ayudó a dar forma a su vida. Lo que se puede hacer es ser fiel en espíritu a la grabación y para tratar de encontrar el camino al corazón de un hombre”, expresaron. A favor de este gesto de humildad, hay que señalar que lo lograron con creces.
“Ghandi” es una superproducción de los ‘80 (una década en la que se realizaron otras de la escala de “El último emperador”, “El imperio del sol”) de fuerte impronta épica, pero que tiene aroma a otros tiempos. Se asemeja a los trabajos de David Lean de los ‘60, como “Lawrence de Arabia” o “Doctor Zhivago”, donde el personaje central es el eje, pero el trasfondo tiene que ver con hechos históricos recreados puntillosamente. En este aspecto, el logro de Attemborough impresiona si se toma en cuenta que para rodar una de las escenas, concretamente la del funeral de Ghandi, debió movilizar a más de 300.000 personas. Para eso, tuvieron que publicar anuncios en los diarios de Nueva Delhi.
Foto: Columbia PicturesUno de los principales activos es la actuación de Ben Kingsley, que no era conocido. Para el papel de Gandhi se habían barajado varios nombres, como Alec Guinness, Albert Finney, Peter Finch, Tom Courtney, Dirk Bogarde y Anthony Hopkins. La decisión de que fuera Kingsley obedeció a su parecido físico con el líder hindú. Cuentan que, inclusive, muchos de los lugareños que vieron al actor caracterizado durante el rodaje se sorprendieron y pensaron en una especie de reencarnación.
El rodaje de la película comenzó el 26 de noviembre de 1980 y terminó el 10 de mayo de 1981. El film llegó a los cines en noviembre de 1982 y obtuvo el beneplácito del público y la crítica. Pocos meses después, en la 55 edición de los premios Oscar, “Ghandi” se quedó con 8 estatuillas. Además de ganar la categoría de Mejor Película, Attemborough ganó como director. Un dato de color: ese mismo año competía Steven Spielberg por “E.T.”, quien algunos años más tarde convocaría a Attemborough para el papel del millonario John Hammond. Ben Kingsley se quedó con el premio al Mejor Actor, y este si fue un logro histórico, dado que ese año competían intérpretes asentados en la industria como Jack Lemmon, Peter O'Toole, Dustin Hoffman y Paul Newman.
Foto: Columbia PicturesA 40 años de su primer contacto con el público, que fue a través de una premiere realizada en India, “Ghandi” sigue siendo un film que vale la pena ver, a pesar de sus más de tres horas de duración. Un ejemplo tardío del cine entendido como un espectáculo de gran escala. Pero, sobre todo, como señaló en su momento el crítico Roger Ebert, una película “hecha por personas que creían en ella”.