Viernes 23.12.2022
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En el albor de los ‘90, Al Pacino ya era una leyenda. Había sido capaz de construir, gracias a su ductilidad, personajes que se convirtieron en íconos instantáneos. En 1972, casi eclipsó a Marlon Brando al encarnar a Michael Corleone en “El padrino”, un joven que pasa de repudiar a su familia a tomar el mando de un imperio criminal. Repitió el papel en 1974 y demostró su capacidad para encabezar un elenco de primera línea. El policía enfrentado a dilemas morales de “Sérpico” y sobre todo el inestable ladrón de bancos de “Tarde de perros” solo confirmaron su amplia paleta de recursos actorales. En los ‘80, rozando casi la desmesura, compuso al que tal vez sea su personaje más representativo: el narcotraficante Tony Montana de “Scarface”, bajo las órdenes de Brian De Palma.
Foto: Universal Pictures, City Light FilmsSin embargo, como a Lionel Messi cuando arrancó el Mundial de Qatar, le faltaba algo para poder alcanzar un lugar en el olimpo de los grandes actores de todos los tiempos: el Oscar de la Academia. Una deuda histórica que se saldó a principios de 1993, cuando Pacino alzó la preciada estatuilla por su labor en “Perfume de mujer”, que se vio por primera vez en una sala de cine el 23 de diciembre de 1992, hace justo 30 años. Gracias a su interpretación de un intratable ex Coronel que ha quedado ciego y que ha quebrado prácticamente todo vínculo con sus pares, le arrebató el Oscar a Robert Downey Jr, Stephen Rea, Denzel Washington y Clint Eastwood. Quienes competían, respectivamente, por “Chaplin”, “El juego de las lágrimas”, “Malcolm X” y “Los imperdonables”.
¿Cuál es la trama del film?
“Perfume de mujer”, dirigida por Martin Brest, es la remake norteamericana de una famosa película de 1974 protagonizada por Vittorio Gassmann. La versión con Pacino, en la cual el guionista Bo Goldman introduce varias modificaciones a la historia original concebida por Ruggero Maccari, describe como Frank Slade, un huraño Coronel retirado producto de la ceguera desea vivir un fin de semana de intensas experiencias en Nueva York antes de poner fin a su vida. Sin embargo, entabla un vínculo con Charlie Simms (Chris O'Donnell), el joven estudiante a quien le han asignado la tarea de acompañarlo, lo que le hace modificar su perspectiva y reencontrarse con las cosas buenas de la vida.
Foto: Universal Pictures, City Light FilmsDos escenas por una estatuilla
Sin spoilear (aunque se trata de una película muy conocida), cabe recordar dos escenas que resultaron clave para la decisión de otorgarle el Oscar a Pacino. Una es aquella en la que baila tango (dato de color, se trata de una versión instrumental de “Por una cabeza”) con una joven mujer. “No hay errores en el tango, no es como en la vida. Es sencillo, por eso es tan hermoso. Si cometes un error, sigue bailando”, dice Slade/Pacino. La otra, de mayor impacto emocional, muestra al protagonista ante un nutrido grupo de estudiantes a quienes brinda una lección moral que, podemos intuir, nunca olvidarán. “No hay nada más desolador que ver una persona con su espíritu amputado, para eso no existen prótesis”, asegura.
Desde 1992 hasta el presente, Pacino volvió a realizar interpretaciones épicas. En 1995 concretó un duelo actoral con Robert De Niro en la mítica “Fuego contra fuego”. En 1999 puso toda su energía al servicio de la creación de un periodista al límite en “El informante”. Llevó el universo de Shakespeare a la pantalla (“Looking for Richard” y “El mercader de Venecia), compuso a un envejecido rockero en “Danny Collins” y en “El irlandés” realizó una magnífica interpretación de Jimmy Hoffa, el líder sindical, en “El irlandés”. Pero el Oscar nunca volvió a estar en sus manos. Es por eso que, tres décadas después de su estreno, “Perfume de mujer” continúa siendo un hito.
Foto: Universal Pictures, City Light Films