Leonardo Pez
lpez@ellitoral.com
La autora, Gabriela Borrelli Azara, y Julia Mengolini desglosaron el libro ante un marco importante de público. En diálogo con El Litoral, adelantaron que la obra “invita a pensar en cosas actuales” a partir de textos antiguos, en una “lectura muy activa y muy dinámica” y profundizaron en temas como la comunidad Futurock y el rol de la mujer en el medio y en la época.
Leonardo Pez
lpez@ellitoral.com
En el marco de la gira de presentación de “Lecturas Feministas”, Julia Mengolini y Gabriela Borrelli Azara visitaron la ciudad. Escrito por ésta última, el libro es la primera publicación de Futurock Ediciones, comunidad que nuclea a ambas periodistas, y que surge como desprendimiento de la radio (la primera radio profesional por Internet de Argentina), en la que se suman, entre otras, las voces de Malena Pichot, Darío Sztajnszrajber, Señorita Bimbo, Julián Kartún y Pedro Rosemblat.
En movimiento
“Lecturas Feministas” surgió a partir de una propuesta de Fede Vázquez (editor) y de una serie de conversaciones entre las periodistas. Para Julia Mengolini, es “el libro que teníamos que hacer”. Su compañera, Gabriela Borrelli Azara destaca la importancia de recorrer el país para favorecer “el encuentro de una comunidad que escucha radio, que lee, que tiene ciertas miradas acerca del mundo”. Y concluye: “No hay comunidad sin lectura”.
—El libro recoge más de treinta textos fundamentales para entender el feminismo a lo largo del tiempo. ¿Cómo fue el proceso de selección?
Gabriela Borrelli Azara: —¿Qué es lo fundamental? Cómo se forma una feminista, de qué está hecha. Una feminista está hecha de una historia ya escrita: la de otra feminista. Solas no vamos a ningún lado. Ése es el espíritu del libro: saber que no estamos solas. Siempre estamos leyendo y escribiendo con otras que escribieron antes y con las que van a escribir después. Desde el siglo V estamos hablando de nosotras, de cómo estamos en el mundo y del mundo, y pensando en el futuro. El libro nos invita a pensar en cosas actuales, desde 1.300 hasta acá; hablamos de acoso, de patriarcado, del Encuentro Nacional de Mujeres. Nos invita al pensamiento que provoca pensamiento.
Julia Mengolini: —Hablamos del movimiento de mujeres como un movimiento político con sus objetivos concretos y pensamos, a partir de lecturas, en estrategias para lograr esos objetivos. No es una lectura pétrea o de museo. Es una lectura muy activa y dinámica para pensar las discusiones más actuales y renovarnos. En la presentación, hablamos de no quedarnos en una dogmática, perezosas en lo que creemos que está bien... y de pronto, deja de estar bien. También, es una invitación a nuevas etapas.
Contrahegemonía
—¿Cuál es el mayor desafío del feminismo en la actualidad?
JM: —Hoy, el feminismo tiene una potencia que casi ningún otro movimiento tiene. Desafiar a la restauración conservadora que estamos viviendo, no solamente en la Argentina, sino en todo el mundo. El día que asumió Trump hubo una cantidad inmensa de mujeres en la calle. Ahora, las mujeres están movilizadas ante la posibilidad de que Bolsonaro sea el nuevo presidente de Brasil; en la Argentina fuimos las primeras que hicimos un paro general, con esa modalidad de huelga, que sirvió para exhibir cómo nuestros derechos laborales también están en peligro. Me parece que ése es el gran desafío: que la potencia del movimiento logre frenar un poquito el avance de un modelo económico liberal que nos viene sacando derechos a todos y a todas.
GBA: —Y que golpea principalmente a las mujeres. Para mí, uno de los desafíos en el feminismo argentino es cómo defendemos la lucha tan grande que hicimos por la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Yo soy muy crítica; ante una derrota, lo primero que pienso es ¿qué hicimos mal nosotros?. La ley nos fue negada planteando una falsa dicotomía entre pañuelos verdes y celestes, a la que nos empujaron los medios de comunicación -salvo Futurock. Con una falsa objetividad respecto del tema, plantearon una dicotomía en las que nos encierran y nos hacen sentar con el fascismo. Los que niegan el derecho al aborto gratuito y hospitalario ejercen fascismo sobre nuestros cuerpos. Yo no obligo a nadie a abortar, pero a mí sí me están obligando a abortar como no quiero hacerlo. Se confunden las ideas del derecho y la obligación. Eso no quedó claro, y yo responsabilizo bastante a cómo los medios de comunicación y los periodistas lo han hecho. Tenemos que profundizar eso como movimiento feminista, no juntarnos más a charlar con gente que no tiene otra opinión sobre la vida.
—¿Cómo entienden que se debe dar la discusión?
JM: —Podemos amplificar un poco la pregunta, e ir más allá del aborto. Los medios de comunicación están cada vez más concentrados y en manos de grandes empresas, cuyo objetivo no es el de comunicar, sino que responden a objetivos comerciales y empresariales. Finalmente, se deforma el mensaje cuando el objetivo no es la comunicación en sí. Al mismo tiempo, estamos en presencia de un momento en el que los medios están cada vez más corridos a la derecha, pero siguen pretendiendo la falsa objetividad y la falsa neutralidad. Cuando el medio tiene una posición (todo medio la tiene) que, además, responde a otros intereses y está disfrazada de una falsa neutralidad, viene la manipulación de las conciencias. Eso es lo que combatimos en Futurock. Lo podés tomar o dejar, pero en ningún momento hay una manipulación, en tanto nosotros hablamos desde un lugar y explicitamos mucho desde qué lugar estamos hablando.
Comunidad
—Futurock se caracteriza por tener una impronta feminista, que se traduce, entre otras características, en un rol protagónico de las mujeres en la radio y en la utilización de lenguaje inclusivo.
JM: —En Futurock, tenemos un discurso feminista y lo practicamos. La práctica, como ejemplo inspirador, es mucho más efectiva que el discurso. Las mujeres no estamos en la cocina; estamos a la cabeza, conduciendo. Me atrevo a decir que somos las que más nos lucimos. Somos, entre muchas comillas, las ídolas de Futurock: las chicas nos traen ofrendas, dibujos, muñequitos. Debe ser el primer medio de comunicación en el mundo donde las estrellas somos las chicas, y los varones están acompañando. En ese sentido, estamos subvirtiendo un orden establecido. Queremos un mundo más igualitario, donde los varones que tengan ganas de ser parte también lo puedan ser.
GBA: —No es un mundo tan imposible. Es un mundo concreto si te lo proponés y si también los varones toman el compromiso, no de colgarse el pañuelo verde en la mochila, sino de cuestionar sus privilegios y dar espacio. En la política, hay un montón de cuadros que quedaron en la cocina de la política y no pudieron ser candidatas. Tiene que ser una presión nuestra la de pedir que en cada partido político estemos representadas. Antes de que muera Evita, el pueblo pedía que fuera candidata porque, concretamente, le había dado el voto a las mujeres.
—¿En qué consiste la comunidad Futurock?
JM: —Empezó como una necesidad para sostener económicamente a la radio, y hoy es el principal sostén económico de la radio. Es una comunidad de oyentes que decide aportar con 100, 150 ó 250 pesos para que la radio funcione, se sostenga y crezca. Después trajo consecuencias no previstas, por ejemplo, que se terminó formando una verdadera comunidad política. Cada vez que me cruzo con alguien en la calle, nos fundimos en un abrazo y después me muestran su carné, me está mostrando una pertenencia, una identidad nueva, que es la que estamos creando entre todes. Hoy es muy difícil construir un medio contrahegemónico, con las formas tradicionales de construir el medio. Lo que posibilita el discurso es, al mismo tiempo, este armado diferente en cuanto a la estructura económica.
GBA: —La comunidad no funciona solamente como un club de amigos. Es un término político: tiene las palabras “común” y “unidad”, y lo que es común a nuestra unidad. Nos unimos porque queremos sostener una palabra. Somos muchos los que pensamos diferente a lo hegemónico. No es alternativo, es comunitario y disputa el poder. Como oyenta y lectora quiero un medio que sea como yo quiero; no estar condenada a escuchar otros medios que no me gusta cómo funcionan.
Futurock es una comunidad estética y política de personas que pensamos que otro mundo es posible desde cualquier lugar. Una comunidad que también rompe estéticamente lo que es tener una ídola, un ídolo, cómo se vive lo rockero, entendiendo qué es lo punk (risas). No hay punk sin política. Vos no podés ser punk sin proclamarte a favor o en contra de ciertas cuestiones principales, como universidad pública o no.
Independientes
—También hay una búsqueda contrahegemónica en el plano artístico, por ejemplo, en la música.
JM: —Al no tener ningún compromiso con un sello discográfico, más que con el nuestro (Goza Records), nos podemos dar el lujo de ser absolutamente independientes. Eso nos permite, por un lado, dar lugar a bandas indies que nos gustan y a las mujeres. En Futurock se escuchan muchas más voces de mujeres que en cualquier otra radio. No es fácil ese laburo, por la historia misma. No hay tantas mujeres al frente de las bandas... pero las hay ¡y las encontramos! Por otro lado, nos permite poner en valor nuestras tradiciones y nuestros viejos ídolos, como Charly. La curaduría de la música en la radio se propone combinar lo mejor de nuestras tradiciones con lo mejor de lo nuevo. Y poner a las mujeres en un plano más visible.
—¿Qué se puede contar de Goza Records?
JM: —Es un sello discográfico que acabamos de abrir con la dirección de Barbi Recanati. Se propone sacar un disco por mes, por ahora, con mujeres al frente de las bandas. El empoderamiento, en esta etapa, no se trata solamente de denunciar a tu abusador, tiene que ser saltar la victimización y colgarte vos la guitarra y subirte al escenario. Estamos revisando la mujer en todos los ámbitos donde nos interrelacionamos. Y en la música hay una deuda enorme y hay un cupo pendiente. Como todo cupo, hay que forzarlo, hay que empujarlo un poquito para demostrar el enorme talento que tenemos las mujeres.
—¿Cómo definirían a Futurock?
JM: —Es un poco más que una radio. Una comunidad contrahegemónica, crítica. Cuando escuchás Futurock, siempre estás escuchando cómo alguien rompe una norma. Ponés la radio y a los tres minutos, alguien rompó una convención. La pregunta permanente es si las cosas podrían ser de otra manera y la respuesta permanente es que las cosas podrían ser de otra manera.