Dos acontecimientos teatrales, en estos primeros meses del año, han sacudido Rosario; en ambos el pasado es el eje, de diferente modo pero tan presente que no deja de asombrar el fenómeno: resaltar el pasado, no sus consecuencias, otorga ventajas de taquilla y crítica.
El espectáculo “Mamma Mia!” es uno. El concierto de Escalandrum el otro. Wikipedia pone en clima: “‘Mamma Mia!’ es un musical jukebox basado en las canciones del grupo sueco ABBA, con libreto de la dramaturga británica Catherine Johnson. El título del espectáculo está tomado de uno de los mayores éxitos de la banda, ‘Mamma Mia’, publicado en 1975. Björn Ulvaeus y Benny Andersson, miembros de ABBA y autores de las canciones, han estado involucrados en el proyecto desde sus inicios, mientras que Anni-Frid Lyngstad, una de las vocalistas, también ha participado en la financiación y ha asistido a numerosas premiéres internacionales. El musical incluye temas tan conocidos como ‘Money, Money, Money’, ‘Thank You for the Music’, ‘Dancing Queen’, ‘Lay All Your Love on Me’, ‘Super Trouper’, ‘Voulez-Vous’, ‘SOS’, ‘Knowing Me, Knowing You’, ‘The Winner Takes It All’, ‘Take a Chance on Me’ o el propio ‘Mamma Mia’. Desde su debut en Londres en 1999 ha sido visto por más de 70 millones de espectadores en todo el mundo, con una recaudación global que supera los 4.000 millones de dólares”.
La actriz principal de este musical en Argentina es Florencia Peña. No canta ni baila como una especialista en alguna de estas dos expresiones, baste decir que tiene un fenomenal dominio de la escena y que, sin dudas, su reconocimiento popular por un indestructible éxito televisivo la deja aferrada a esos “tics” corporales y de lenguaje que, sin ninguna duda, ya son su marca en el imaginario popular.
Claramente: es Florencia Peña actuando en “Mamma Mia!”. Vamos, en cine Meryl Streep no abandonaba sus tics y tips en el filme, si cabe como defensa.
No me olvides... no te olvido
Otra vez lo afirmo: el pasado da ganancias. Esta crónica fue escrita, en su primera parte, en el invierno rosarino. Mal sonido, mala sincro de la escenografía, los volúmenes parecía que no encajaban y se insiste: pésimo sonido. La Magia no se iba pese a los contratiempos.
Sobre éxitos de 1975, con estreno teatral (reversión de la música, al cabo, en el 1999 se presentó) mostrando que el fenómeno es aquello que sigue vigente Ésa música, tales canciones. Es un homenaje. Completa el fenómeno que, al ser el cuerpo de baile del trabajo una troupe juvenil -que el libreto exige- el fenómeno de palmas y contoneos en la platea remite a los mejores momentos de los espectáculos televisivos, continuados en el teatro, de Cris Morena. Hay un aire de aquello, con altísima repercusión que aquí se recuerda. Cuidado. No vi muchísimas “teen agers”. Mas alto el promedio de edad.
El análisis al que hay que remitirse es al del Fenómeno ABBA. Despreciado entre los cultores, admiradores, seguidores del rock, como los de las versiones de Yankilandia del pop y sus arrabales, que también los menospreciaban, estas melodías pegadizas, claro, identificables, restañan heridas, recuperan sonrisas, conjugan el perdón por el pecado cometido.
ABBA fue un conjunto excepcional y reversionarlo permite que todos digamos que lo queríamos. Sus ventas fueron exitosísimas, sus presentaciones también. Desde 1970 al 2020 en Argentina el tiempo pasa, “nos vamos poniendo tecnos”, como sostenía Luca Prodan al cantar el tema de Milanés. Es cierto: la tecnología, el alarde de decorados que suben y bajan es valioso, también importa la calidad de las pistas, que el armado de luces, escenografías, cuadros coreográficos apuntan a lo que es: “plink caja”.
Hermosa revancha de aquello que, por la nostalgia, factura. Florencia Peña disputará galardones (en el 2023/24 durante el verano de Carlos Paz los consiguió) la actriz no deja de esforzarse y todos tendremos un “ABBA... ¿ah... te acordás...?”. Eran buenos. Obvio, diremos que sí. Es imposible escapar de una realidad: el pasado toma revancha…(permítame un guiño, Get Back... toma revancha, en Mamma Mía... sin Billy Preston).
El espectáculo debe continuar
En Mar del Plata sigue la música, la magia, el incomprensible fenómeno (por eso lo es) de seguir y seguir... y sostener el “plink caja”...
La línea de texto, el argumento, como en buena parte de los musicales, va por un carril menor, que solo tiene vuelo en las canciones. Sucede. El texto, la “línea argumental “ debe estar... y no molestar.
Florencia Peña está mas cómoda aquí que en Rosario. En el escenario se muestra feliz. El cuerpo, “la troupe” cubre todo.
La joven Ratner debería modular más, ir hacia algún tono mas íntimo en algunas canciones, pero lo suyo es impecable. Canta, baila, ya tiene “escenario”. Solo le falta crecer. En “Mamma Mia!”, cabe recordar, lo suyo es protagónico.
El rosarino Alejandro Paker es un profesional completo. Ajustado al papel, como corresponde. Pelear contra el impávido Pierce Brosnan, que hace su papel en el filme de 2008, no es su tarea.
Para no escaparnos del título. Dos trabajos, en la temporada de verano de Mar del Plata (2024/25) dan garantías de boletería, también de espectáculos. “Brujas” y “Mamma Mia!”. Nada nuevo bajo el sol. Algo bueno para la noche.
Las dos obras, como se dice en la jerga: cortan entradas. Hay tantas formas de comprar las entradas que eso es tema para otra sección: “Cómo sobrevivir en esta economía”. Sobreviven “la Mamma mía” y las Brujas... es el pasado el que trae las garantías necesarias.
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