Martes 3.5.2022
/Última actualización 19:16
“La idea es armar un equipo de trabajo con toda la experiencia que me dan 40 años de trabajo de cultura, y 35 de cine”, cuenta Pedro Deré sobre “La Ceremonia”, el proyecto cinematográfico centrado en la fundación de Santa Fe y los años subsiguientes que lo tiene como guionista y director, y que presentó públicamente días atrás junto a varios de lo que lo acompañan en esta aventura.
Diversas figura del arte, los medios y la política local se hicieron presentes y fueron convidados personalmente por el realizador para un brindis. En el medio, El Litoral pudo distraer a Deré de sus deberes de anfitrión para adelantar algunos aspectos de esta producción en curso.
-Escribiste el guión hace 30 años.
-Empecé a escribirlo, pero no con fluidez, y lo fui retomando de vez en cuando, y se me ocurrían ideas. Generalmente las ideas se me ocurren en los viajes; es raro: cuando estoy fuera del contexto de Santa Fe; empecé a escribirlo en San Pablo, eso me acuerdo patente. Tuvimos mucha relación con ideas sobre Garay y todo eso: en algún momento con Sergio Delgado y Ernesto Ruiz (que ya murió), gente de mi alrededor, escribimos una miniserie que está por ahí en carpeta.
Puede haber tenido algún comentario de ellos, pero esta historia empezó en San Pablo: me imaginé un sábado a la tarde de la fundación. Esa temporalidad que le da el cine, esa seguridad de que sí existió; porque vos cuando contás una historia decís “es verdad” pero tenés que contar el hecho. Yo no quería contar el hecho, la espada, el rollo; me interesa más la historia como a veces la cuenta (Aleksandr) Sokúrov, como la cuenta (Fred) Zinnemann en “A la hora señalada”, como la cuenta Luis García Berlanga: lateral.
-Esos momentos paralelos a la historia oficial.
-Que seguramente pasaron, pero nadie puede decir que pasaron exactamente así. Como en “Bienvenido, Mister Marshall”: la preparación de la recepción para la delegación, que pasa de largo por el pueblo. Me parece de una belleza intelectual, conceptual, filosófica, etc. Esos son mis modelos: Berlanga, (Otar) Iosseliani por el uso de la palabra.
-Esto de que no haya un solo lenguaje.
-Y que el entendimiento (y el desentendimiento también) esté a flor de piel: que todos podamos entendernos y todos podamos disentir al toque. Y esa cosa de estar aislado del mundo, y a la vez se creen que están en el mundo. Ahí viene una cosa que ojalá salga que es la incorporación de la música, del sonido. Mi gran maestro (que no es tan grande, porque es chiquito), Rafael Filipelli, decía que el secreto está en la banda sonora, no está en la banda de imagen. El secreto de poder decir algo más de lo que el cine no ha dicho.
-¿Con quién vas a trabajar la banda sonora?
-Con Lautaro Díaz Geromet y Nacho Soler. Los dos van a hacer un personaje: vamos a hacer una especie de experimento, un poco a lo (Mariano) Llinás, si se quiere; buscando resoluciones, formas y planos con la influencia de muchos años de buen cine; me rodeo de muchas cosas que mucha gente no ve.
Hay una escena que yo quiero convertirla en musical: ojalá sea el baile de (Luchino) Visconti en “El gatopardo”. Tengo los referentes precisos; tal vez muera en el intento, porque es muy difícil suponer que puedo llegar a ese nivel de puesta.
-¿El equipo está armado? ¿Quiénes te están acompañando?
-Hasta ahora Celia Pagliero, que fue la productora de “Nadie, nada, nunca”, el largometraje de Raúl Beceyro, mi primera participación en cine. Siempre hizo cosas con nosotros, con la juventud. Su apoyo, su conocimiento y su experticia para mí es muy importante.
Carlos Essmann con la asistencia psíquica whatsappera, porque nos hablamos bastante por semana, desde Mataró, España; la idea es hacer una coproducción entre El Desto Pictures (que es la productora de Carlitos) y la mía, que es Altacueva. Alejandra Bonfanti es una intelectual del arte, podemos definirlo así. Osvaldo Pettinari, que fue vestuarista de Julio Bocca, y acaba de estrenar como escenógrafo y vestuarista de la obra “Noche de Reyes”.
Pero de todas maneras el equipo se va a ir formando por personas que crean en el proyecto; como en el caso de Lautaro, que vino a ofrecer hacer el diseño de la banda sonora. Es una cosa muy rara, que sucede solo en la fase industrial.
-Es muy raro que alguien se venga a ofrecer en el amateurismo.
-Claro: uno va como director diciendo: “¿Te animás a hacer este papel?”.
El director está contento porque estaría la chance de disponer de “algunas locaciones casi dentro de la ciudad de Santa Fe con las condiciones para poder filmar, lo que equilibra el despropósito de hacer una película. Porque muchas veces una película tiene un despropósito impresionante; con todo lo que pasa al lado de uno, uno se anima hacer una película: técnicamente un tarado (risas)”.
Y agrega: “También quiero repatriar viejos amigos que trabajaron conmigo hace mucho tiempo; es un desafío, tendrían la posibilidad de venir y armar lo que para mí sería una especie de tesis de todo lo que aprendí del cine y todo lo que me gusta del cine. Y cómo buscar cosas nuevas, nuevas formas sobre todo para la historia: por ahí tiene que ya sabemos lo que va a pasar, eso sucede mucho en el cine”.
-Correrte un poquito de ahí.
-Sí, por más que sepamos que se vino la ciudad y todo eso. La idea es darle más humanidad, ese grosor, esa contextura: comen, sueñan, tienen relaciones sexuales.
-Tampoco era en un dibujo. Eso viene un poco de una deformación de nuestra formación histórica: eso de que creemos que hay brillantes y no brillantes, que hay buenos y malos. Está la vieja anécdota de que Lavalle y Rosas se enfrentaron, y uno le dio el catre al otro antes de la batalla. Esa cosa humana, que a pesar de que se achuren existe, está ahí.
Lo otro es el contexto de Santa Fe: dibujar a Santa Fe en noviembre, algo que solo un santafesino puede explicar, o puede tratar de llevarlo al cine. Cómo es la Santa Fe alocada de noviembre: las tormentas que de golpe se llevan el mundo, la maravillas de las flores; en un día tenés todo.
-¿Qué plazos te ponés, en la medida de lo posible?
-La idea es terminarla para noviembre del 2023, para los 450 años. Voy a empezar a filmar el 16 ó 17 de octubre de este año, y la preproducción empezaría a mediados de septiembre. Quiero llegar a un momento del proceso de poder presentar el elenco, y ya tener armado el set cerca permite que nos podamos mover con nuestra ocupaciones. El dinero es lo que siempre falta: no somos filántropos que estamos dedicándonos a hacer esto. La idea es hacer una cosa que hace mucho tiempo que está escrita, nos interesa poner la energía en lograr que se autofinancie, mínimo.
-¿Y el casting cuándo lo tendrías que hacer?
-Tengo que discutir con Osvaldo la línea conceptual del casting: si buscamos actores famosos o no. Ahí viene un montón de presupuesto, de conexiones, Que nosotros estamos buscando la conexión es muy importante...
-Según el nombre que pongas, se activa una puerta o no.
-Y se activa el popular también el contexto de feedback. De todas maneras creo que es posibilidad de incluir a todas las personas que se sienten santafesina es la oportunidad para hacer la película Como en el caso de los choznos: saber que hay 300.000 choznos (de Juan de Garay) te da la posibilidad de decir “bueno, alcanzaría con que cada uno ponga $ 100 y estaríamos casi genial”. Es un trabajo de una concientización muy fuerte, de armado de redes, de medios, que nos va a posibilitar hacer la película; pero los avances han sido brutales.