Ese fenómeno se registró en torno a un agujero coronal el 2 y el 3 de julio de 2016 y, aunque los científicos ya habían visto estructuras filamentosas semejantes, en esta ocasión no tenían "una geometría simple que soportaba un flujo de salida estable", según detalla un estudio publicado en The Astrophysical Journal el pasado 19 de enero.
Al procesar el material de la agencia aeroespacial de EE.UU. y realizar "un análisis espacio-temporal", integrantes de varias universidades estadounidenses vieron que el 'plumaje' incluía múltiples subestructuras filamentosas que evolucionaban con el tiempo.
Estas plumas menores medían 10 megametros de ancho, de ellas emanaban numerosos flujos de salida transitorios a pequeña escala —conocidos como chorros de plasma— y se ha calculado que su número estaba relacionado con el brillo de toda la estructura.
El hallazgo muestra "la importancia de las estructuras y procesos a pequeña escala en el Sol para comprender el viento solar y el sistema meteorológico espacial a mayor escala", afirmó Vadim Uritsky, autor principal de esta investigación y miembro de la Universidad Católica de América.
La NASA estima que conocer el fenómeno que produce los filamentos compuestos visibles en la corona del Sol ayudaría a los científicos a comprender cómo y por qué se forman perturbaciones en el viento solar, unos desvíos en la propagación de la energía y el material procedentes de esa estrella que pueden influir en el clima espacial, los planetas y las naves espaciales.