Controles y estudios que deben hacerse los pacientes que atravesaron el coronavirus
Un nuevo estudio publicado en la British Medical Journal reveló los avances científicos respecto a los síntomas y signos a los que hay que prestarles atención tras haber padecido la enfermedad.
Controles y estudios que deben hacerse los pacientes que atravesaron el coronavirus
Jueves 6.5.2021
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Última actualización 16:20
En la evolución de la pandemia, hemos escuchado hablar del síndrome post COVID-19 persistente o largo (Long covid, en inglés), una entidad patológica que involucra síntomas, signos y secuelas médicas que perduran en el tiempo en quienes atravesaron la enfermedad del SARS-CoV-2. Un nuevo estudio publicado en la British Medical Journal reveló los avances científicos respecto a los controles clínicos que los profesionales deberían hacer a las personas que alguna vez estuvieron infectadas.
De acuerdo con el estudio científico, “todo paciente que haya padecido la enfermedad (de manera leve y/o moderada) debería ser evaluado clínicamente y permanecer en seguimiento dinámico al menos durante un año”. Según la opinión de expertos y flujogramas clínicos, “los primeros órganos que deben ser evaluados tras haber padecido covid son los pulmones y el corazón”.
En ese sentido, los científicos sostienen que, según el estado clínico del paciente, así como sus comorbilidades, “otros órganos de choque deben ser considerados: el Sistema Nervioso Central (SNC) y el Periférico, algunos ítems hematológicos y algunas situaciones vinculadas a la esfera psicológica (cognición)”. A su vez, recalcaron que es fundamental la consulta con un especialista en clínica médica, “especialmente indicada para la evaluación y el seguimiento integral” de las personas que tuvieron covid.
Una revisión del Síndrome Post-COVID Persistente (PPCS) publicada este año en Clínical Review in Allergy & Inmunology, aseguró que luego de los fenómenos hiperinflamatorios de la etapa aguda de la enfermedad, muchos pacientes evolucionan a una “inmunodepresión prolongada, con fenómenos de fibrosis a nivel de distintos órganos y vasos, que son en gran parte responsables de los síntomas pulmonares, cardíacos, neurológicos y vasculares persistentes”. A eso, se le suma el riesgo de infecciones asociadas, incluso la reinfección por SARS-CoV-2.
“El síndrome post-COVID tiene cierta analogía con el síndrome post-sepsis y con el síndrome post-UCI, dos entidades emergentes que generan un importante deterioro en la calidad de vida y un mayor riesgo de mortalidad, con síntomas y efectos que persisten mucho más allá de la fase aguda de la enfermedad. El mecanismo principal del post-COVID sería una respuesta de contrarregulación exagerada al síndrome de respuesta inflamatoria sistémica inicial (SIRS), que lleva a la inmunodepresión sostenida y a los fenómenos fibróticos.”, sostuvo un estudio científico. Y advirtió: “El resultado de todo esto es un deterioro franco en la calidad de vida, así como un aumento en la morbimortalidad de los pacientes. Las muertes tempranas por covid podrían estar causadas por la tormenta de citoquinas, mientras que las tardías, por las infecciones secundarias”.
Ramiro Heredia, médico especialista en Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín, publicó un artículo en el que explica que los adultos mayores y aquellas personas con patologías de base son los que más probablemente presenten síntomas persistentes de covid, pero incluso se han reportado casos de personas jóvenes y sanas que pueden sentir malestar durante semanas/meses después de la infección. “Se estima que son alrededor de más de 50 signos y síntomas que pueden presentarse, pero entre los que más destacan están: la fatiga, falta de aire al respirar, tos, dolor en las articulaciones, dolor en el pecho, en los músculos y en la cabeza, latidos rápidos o fuertes del corazón, pérdida del olfato o del gusto, problemas de memoria, de concentración o para dormir, erupciones o pérdida del cabello, entre otros”, señaló.
Para el especialista, el daño que desencadenan todas estas secuelas parece estar causado por “respuestas inflamatorias graves, microangiopatía trombótica, tromboembolia venosa y falta de oxígeno”. Y aclaró: “Muchas de estas personas también pueden estar sufriendo síndrome poscuidados intensivos, un grupo de síntomas que en ocasiones presentan quienes estuvieron en una unidad de cuidados intensivos. Dichos síntomas incluyen debilidad muscular, problemas de equilibrio, deterioro cognitivo y trastornos de la salud mental, y se observan después del alta de la unidad de cuidados intensivos, que habitualmente implica un período prolongado de ventilación mecánica”.
El médico concluyó que aún no es posible determinar la duración de esas secuelas. Sin embargo, dijo que, además del daño a los pulmones, el SARS-CoV-2 puede afectar al corazón, los riñones, el intestino, el sistema vascular e incluso el cerebro. “Durante el proceso fisiopatológico se genera una intensa respuesta inflamatoria afectando en primer lugar al tracto respiratorio y posteriormente al sistema cardiovascular, nervioso central y periférico, musculo esquelético, además de los efectos psiquiátricos y psicológicos que se pueden desencadenar. Por eso es importante conocer todas estas secuelas que conforman este síndrome para elaborar planes de seguimiento y tratamiento en estos pacientes, que se estima son alrededor del 10% de todos los infectados”, advirtió.