- ¿Qué es la Gero-comunicación y por qué tenemos que involucrarnos en este tema?
Sol Rodríguez Maiztegui es Comunicadora Social y Gerontóloga. Desde ese lugar aporta herramientas para el abordaje en los medios de la temática ("no problemática", aclara) vinculada con las personas mayores. Una convención con rango constitucional, un proyecto con reconocimiento de Naciones Unidas y un llamado a "hackear" la idea de vejez asociada a la enfermedad y la pérdida.
- ¿Qué es la Gero-comunicación y por qué tenemos que involucrarnos en este tema?
- Porque esta es la década del envejecimiento poblacional, de la longevidad. Por lo cual la temática de las vejeces es fundamental; y hago hincapié en la palabra temática y no problemática porque tendemos a asociar a la vejez con un problema y no lo es: es una conquista humana. Hemos logrado vivir más y ahora renegamos de esa posibilidad.
Sabemos que las generaciones que nacieron en el siglo XXI van a poder proyectarse con 100, 110 años. Es la primera vez en la historia de la humanidad que tenemos que pensar cómo queremos vivir nuestra vejez que antes se asociaba a la muerte, al final del camino, a la jubilación. Ahora se empieza a transitar a partir de los 60 y coexisten muchas realidades: los 70, los 80, los 90. Coexisten madres, padres, hijos e hijas, nietos y abuelas. La vejez es muy heterogénea: no es lo mismo envejecer en Santa Fe que en Córdoba, en el campo que es una ciudad, en Europa que en Latinoamérica, ni si se pertenece a la comunidad lgtbiq+, o a un pueblo originario, o si es mujer y pobre.
Pareciera que hablar de la vejez es hablar de otros, pero también es hablar de uno, porque no nos convertimos en personas mayores de un día para el otro.
- ¿Cómo están representadas las personas mayores?
- Soy comunicadora social como profesión de base y especialista en Gerontologías. Lo que tenemos que analizar es, primero, la importancia de que los medios de comunicación empecemos a visibilizar las vejeces reales. Siempre que hablamos de las personas mayores las ubicamos en noticias vinculadas con la salud porque relacionamos esa etapa con la enfermedad, el pago de las jubilaciones o pensiones, o las noticias policiales. Un relevamiento de la Defensoría del Público de la Nación muestra que el 1% del total de las noticias analizadas se aborda la temática de las personas mayores y de ese total, aparecen en primer lugar en policiales como un "jubilado asesinado" o un "abuelo atropellado". Como si las personas mayores no pudieran ocupar otros espacios por fuera de los roles que les asignamos socialmente que son el abuelazgo o el jubilado o jubilada, en la permanente espera de la muerte.
Eso está cambiando: todos envejecemos con deseos y necesitamos tener un proyecto de vida que no se acaba por envejecer.
Por otra parte, asociamos a la vejez con pérdidas, enfermedades y soledad, pero cuando pensamos en las personas mayores de nuestro entorno decimos: "mi abuela estudia, trabaja, se va de viaje". Entonces, no son la excepción; son la regla. Tenemos que ver cómo hackear esa idea persistente de que la vejez es algo negativo, porque logramos que las personas mayores no se identifiquen con lo que mostramos de ellas y contribuimos a enajenarnos de nuestro proceso de envejecimiento o a tratarlo como algo ajeno, algo que no nos sucede.
- Hay una contradicción entre los avances científicos que prolongan la expectativa de vida y que ponderamos también desde los medios y la invisibilización de esta etapa.
- No solamente eso sino que se profundiza lo que el filósofo Byung-Chul Han llama la "cultura selfie" y es aquella que busca borrar las huellas del paso del tiempo. Siempre estamos asociando la belleza con la juventud y a medida que envejecemos pareciera que las personas nos transformamos en monstruos o brujas, sobre todo las mujeres. El cuerpo de las mujeres está invisibilizado a lo largo de su proceso de envejecimiento, porque no toleramos el paso del tiempo ni aprendemos a resignificar los conceptos de belleza
Esa cultura selfie va calando en las generaciones más jóvenes que hoy prefieren esa foto de Instagram o en un vídeo de TikTok antes que mirarse al espejo.
La industria cultural y el capitalismo en general, que mide la valía del ser humano en función de los niveles de producción, hace este trabajito fino que es algo muy ezquizofrénico: por un lado se quiere vivir más y por el otro no se quiere envejecer.
- No es lo mismo envejecer para un hombre que para una mujer.
- Para nada, por eso también hay varios capítulos de la Gerontología y uno de ellos es la feminización de la vejez y la perspectiva de género, analizada en el marco de esta cultura heteronormativa que platea todo en términos de blanco o negro y cuestiona lo que queda por fuera de eso: las mujeres que eligen llevar las canas, abrazar su cuerpo sin intervenirlo y sin batallar con el paso del tiempo. A eso se suma que no es lo mismo ser una persona mayor de los pueblos originarios, de un barrio acomodado de una ciudad, o trans que recién ahora están llegando a cumplir 50 o 60 años porque su expectativa de vida siempre fue mucho menor. Entonces, no podemos mirar la vejez como un todo homogéneo.
- ¿Hay políticas públicas que acompañen este proceso de envejecimiento que, como decías, se produce a lo largo de muchos años?
- Las políticas públicas tienen que empezar a desplegarse porque el año pasado, en nuestro país, adquirió rango constitucional la Convención Interamericana de Protección de los derechos humanos de las personas mayores, que se aprobó en la OEA en 2015; Argentina fue un país protagónico en la redacción y aprobación de esta convención y en 2017 adhirió a través de una ley específica. Con lo cual todas las provincias, municipios, comunas, instituciones públicas y privadas tienen una herramienta desde donde posicionarse para el diseño de políticas públicas. Sin embargo, estamos permanentemente asociando la vejez con la fragilidad, el deterioro y las pérdidas, y en principio los espacios que trabajan en políticas públicas para personas mayores son los asociados al Ministerio de Desarrollo, que lo hace con sectores más vulnerados y vulnerables de la sociedad. Pero no todas las vejeces lo son desde lo económico.
Por otro lado, en mi provincia tenemos el plan Córdoba Mayor; fui parte del equipo técnico que lo diseñó en el año 2018 y está vigente aunque aun no se cumpla en su totalidad.
- ¿Cómo deberíamos abordar este tema desde los medios de comunicación?
- Hay herramientas para trabajar, sobre todo, en la construcción de las narrativas; primero reconstruirnos nosotros mismos para saber qué nos pasa con este tema, preguntarnos cómo queremos que nos visibilicen cuando seamos personas mayores. Y después, no referirnos a las personas mayores como abuelos o abuelas, porque no todas las personas mayores lo son y no todas las abuelas y abuelos son personas mayores. Además, las personas mayores asumen entre 6 y 8 roles en simultáneo y lo circunscribimos siempre en función del abuelazgo, aunque el contexto de la noticia sea otro.
- ¿Qué es el Club de la Porota?
- Es una propuesta de comunicación (www.elclubdelaporota.com.ar) que viene a hackear el viejismo. Fuimos elegidos el año pasado por Naciones Unidas, en el marco de los objetivos de la década del envejecimiento saludable, como un proyecto modelo a nivel internacional. ¿Por que hackear al viejismo? Porque está comprobado científicamente a través de muchas investigaciones, que si envejecemos con percepciones negativas sobre el propio proceso y el de los demás, disminuimos nuestra perspectiva y calidad de vida. El Club de la Porota viene a mostrar esta otra cara de la vejez, para hablar de derechos, de las intersecciones que acabamos de abordar, en un espacio de reflexión y producción de contenidos.
Sol Rodríguez Maiztegui estuvo en Santa Fe el jueves, en el marco de la actividad que organizó la secretaría de Posgrado, Secretaría de Extensión y Cultura y Proyecto Institucional "Personas Mayores: Derechos y políticas para un buen envejecer" de la FCJS-UNL.
En ese contexto se realizó un taller de Gero-comunicación, y otro sobre El proceso de envejecimiento en la cultura antiedad.