Jueves 5.3.2020
/Última actualización 21:45
El peruano Javier Pérez de Cuéllar murió hoy en Lima a los 100 años, luego de una larga carrera diplomática que lo llevó hasta al cargo de secretario general de la ONU, desde donde desempeñó un crucial papel como mediador en la guerra de las Malvinas y fue artífice del histórico acuerdo de alto el fuego entre Irán e Irak en 1988.
Su hijo, Francisco Pérez de Cuéllar, dijo que el diplomático y político murió en su casa de Lima por causas naturales.
Pérez de Cuéllar, será velado mañana en el Palacio de Torre Tagle, sede de la Cancillería de Perú, y enterrado el sábado en el cementerio Presbítero Maestro.
En el funeral se le rendirán honores de jefe de Estado, según le ha trasladado el gobierno peruano a su hijo, informó la agencia de noticias DPA.
Pérez de Cuéllar, quien había cumplido 100 años el 19 de enero pasado, ostentó el cargo de secretario general de la ONU entre enero de 1982 y diciembre de 1991, y es el único latinoamericano hasta el momento que llegó hasta ese altísimo cargo en el organismo.
Anteriormente, fue también representante permanente de Perú ante la ONU, entre 1971 y 1975.
Abogado de profesión, su carrera diplomática se inició en 1944. Fue embajador de la nación andina en Suiza, la Unión Soviética, Polonia, Venezuela y Francia.
Como secretario general de la ONU, sus gestiones diplomáticas ayudaron a terminar los enfrentamientos en Camboya y la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), además de lograr la retirada de las fuerzas militares soviéticas de Afganistán.
En 1982, en su rol de titular de la ONU, Pérez de Cuéllar tuvo un importante rol en la búsqueda de una salida "pacífica" y "definitiva" al conflicto entre Argentina y Gran Bretaña, en sintonía con el entonces presidente de Perú, Fernando Belaúnde Terry.
Pérez de Cuéllar piloteó las sesiones de la ONU y del Consejo de Seguridad que se reunió de urgencia para tratar el conflicto, mientras Belaúnde Terry realizaba gestiones intensas entre Estados Unidos y Argentina.
Cuando esas gestiones parecían prosperar fueron boicoteadas por la primer ministra inglesa Magareth Thatcher, quien ordenó el hundimiento del crucero General Belgrano.
"Los argentinos siempre estaremos agradecidos a Javier Pérez de Cuellar por sus permanentes esfuerzos durante su mandato como Secretario General de Naciones Unidas para lograr una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía referida a la Cuestión de las Islas Malvinas", escribió en su cuenta oficial en Twitter Daniel Filmus, secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur.
Tras dejar la ONU, Pérez de Cuéllar hizo un intento infructuoso por ser presidente de Perú en 1995 y enfrentó a Alberto Fujimori, cuyo régimen autocrático de una década colapsó en noviembre de 2000 en medio de escándalos de corrupción.
A los 80 años, Pérez de Cuéllar salió de su retiro en París y regresó a Perú para asumir como canciller y jefe de gabinete del presidente interino Valentin Paniagua.
Sus impecables credenciales democráticas le dieron credibilidad a un gobierno cuyo mandato era organizar elecciones libres y transparentes.
Ocho meses después, el recién electo presidente Alejandro Toledo le pidió ser embajador en Francia.
El actual secretario general de la ONU, António Guterres, calificó al diplomático peruano de "inspiración personal".
"La vida del señor Pérez de Cuéllar abarcó no solo un siglo sino la historia entera de las Naciones Unidas, desde su participación en la primera reunión de la Asamblea General, en 1964", dijo Guterres en un comunicado.
Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea (UE) para Política Exterior, Josep Borrell, lamentó la muerte del diplomático y destacó que su trabajo como secretario general de la ONU "tuvo un profundo impacto en Naciones Unidas y en el mundo".
"Es con gran tristeza que he conocido la muerte del ex secretario general de la ONU Javier Pérez de Cuéllar",
Borrell lo definió como "un eminente diplomático y jurista peruano" cuyo trabajo tuvo "un profundo impacto en Naciones Unidas y en el mundo", recordando a este respecto que le tocó dirigir la ONU "en los desafiantes tiempos de la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín".