El año 2024 posee la agenda más cargada de fechas electorales en la historia de la democracia y tiene a la mayor cantidad de ciudadanos que jamás se vio afectada. Este fin de semana retoma dicho calendario con dos países que no figuran en el foco del planeta, pero les llega su turno en situaciones particulares: Chequia y Sri Lanka.
El caso del país europeo anteriormente denominado República Checa y que ya inició su proceso de mutación a Chequia para el exterior, con una serie de campañas de marketing, es el más palpable y reciente de los dramas.
Chequia
Entre este sábado 21 y domingo 22 de septiembre, los checos van a las urnas para renovar las bancas del Senado del Parlamento y autoridades regionales, a excepción de la capital Praga, en medio de unas complejas inundaciones que azotan al país.
Con 55 focos graves en el país, los más complicado son en el río Lužnice, en el pueblo de Frahelž en Bohemia del Sur. El grado de peligro rige también en el río Elba en el norte de Bohemia. Desde el Ministerio del Interior se notificó este viernes que las víctimas fatales ya son cinco y los costos superan los 700 millones de dólares.
Petr Fiala, el primer ministro checo, aseguró que se llevarán a cabo los comicios, a pesar de los reclamos de la oposición y algunos distritos regionales. Argumentando que un aplazamiento sobre la hora resulta ilegal e inconstitucional, a la par que el agua continúa bajando en Chequia, el proceso electoral se llevará a cabo con normalidad con las escuelas abiertas de 14 a 22.
Las inundaciones afectando la región de Ostrava. Crédito: David W Cerny/Reuters
Las elecciones llegan además con una fuerte interna en el gobierno central por la distribución del presupuesto. El Ministerio de Finanzas plantea un plan para reducir el déficit fiscal, a la par que Educación y Defensa planea aumentar el número de personal.
Sri Lanka
La nación insular asiática de Sri Lanka, con 22 millones de habitantes y como quinto país con mayor cantidad de budistas en el mundo, elegirá nuevo presidente este sábado 21 de septiembre.
Los comicios llegan con un presidente interino elegido por el Congreso en 2022, luego de la renuncia de su predecesor tras masivas manifestaciones en las calles, con el actual mandatario condenado por la Corte Suprema y mediante uno de los métodos de votación más particulares de todos.
Ranil Wickremesinghe, presidente desde 2022, llega a la búsqueda de reelección con cuatro oponentes, dos de ellos fuertes opositores de su plan de austeridad para la recuperación económica de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero su mayor complicación es el fallo de agosto de la Corte Suprema de Sri Lanka, que culpable de “comportamiento ilegal” por retrasar en más de un año las elecciones locales.
Sus fueros como presidente lo eximen, por el momento, de consecuencias legales tras la votación unánime de los magistrados.
Así trasladan las urnas de cartón en Colombo, Sri Lanka. Crédito: Stringer
Entre sus rivales, los más drásticos son Sajith Premadasa, líder de la oposición, y Anura Kumara Dissanayaka, ex ministro y jefe de la oposición. Mientras que en la lista de retirados aparece el propio Gotabaya Rajapaksa, ex presidente entre 2019 y 2022 y obligado a exiliarse del país. No está él, pero sí su hijo Namal Rajapaksa, ex ministro de Juventud y Deportes durante la gestión de su padre.
Sea quien sea el ganador, deberá continuar con la toma del fierro caliente que representa la gestión de este país de Asia del sur. Si bien las cifras de inflación lograron reducirse a un sólo dígito, se obtuvo superávit en la cuenta primaria y los ingresos fiscales son mayores, crecen las exigencias del FMI, las naciones que lo acompañan en busca de su apoyo (China, India y Japón) y la de su pueblo, ya agotado angustiado por la crisis.
En paralelo, se enfrentan nuevamente a la votación por orden de preferencia, el sistema electoral que permite elegir más de un candidato, ubicándolos como 1°, 2° y 3°, presente desde 1981.
En julio de 2022, los ciudadanos tomaron el palacio presidencial en Colombo. Crédito: Adnan Abidi/Reuters
El formato pretende extirpar el concepto de bipartidismo en la primera vuelta, en caso de que ningún nombre obtenga más del 50%, reduciendo la contienda a entre los de segunda y tercera preferencia hasta quedar un sólo rival para el primero.
Lo cierto es que habitualmente la mayoría de la población opta por elegir un sólo candidato en lugar de tres en orden de preferencia, reduciendo los comicios a una sola vuelta.