Este sábado 24 de febrero se cumplen dos años del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania con bombardeos a Kiev y zonas claves del país, lo que acarreó un sacudón económico a nivel mundial y dejó en claro la conformación del tablero global.
El panorama actual del conflicto bélico, la situación de las elecciones en ambos países, el financiamiento occidental y el estado anímico de los ucranianos.
Este sábado 24 de febrero se cumplen dos años del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania con bombardeos a Kiev y zonas claves del país, lo que acarreó un sacudón económico a nivel mundial y dejó en claro la conformación del tablero global.
732 días después, los disparos y bajas siguen aumentando, firmando uno de los conflictos bélicos más cruentos del siglo XXI.
El 2024 se plantea con un escenario de desgaste para ambos bandos, principalmente el ucraniano, golpeado en su tierra y cada vez más limitado en su condición militar. En simultáneo, este año deberían realizarse las elecciones en los dos países.
La ONU indicó hasta febrero que 14 millones de personas fueron desplazadas de sus hogares en Ucrania, casi un tercio de la población. 4,5 millones de personas volvieron a sus casas, pero 3,7 millones siguen como desplazadas internas.
Por el lado de Ucrania, se encuentra bajo ley marcial desde el inicio de la invasión y sus leyes no permiten que en estas condiciones se celebren los comicios estipulados para el 31 de marzo. Por el lado de Rusia, la votación presidencial se realizará entre el 15 y 17 del mismo mes, pero con los habituales niveles ínfimos de transparencia a los que en estas semanas se le suman la prohibición de participar al opositor Boris Nadezhdin y la dudosa muerte de Alekséi Navalni.
En el apartado militar, ahora comienza una nueva fase de la guerra, que requiere una revisión de la estrategia de Ucrania, lo que resulta en un cambio del Comandante en Jefe y la cúpula militar, según indica Alina Rohach, analista de Transatlantic Dialogue Center consultada por El Litoral.
“Poco a poco el conflicto se ha ido transformando en una guerra de resistencia ucraniana. Cuando analizamos esta guerra debemos tener en cuenta algunas asimetrías claras que hoy en día se hacen notar con más firmeza”, también describe Delfina Toriani, licenciada en Relaciones Internacionales.
Ambas especialistas coinciden en la relevancia del combate resuelto recientemente en Avdiivka, uno de los cinco frentes de ataque de Rusia junto a Maryinka, Robotyne, Kreminna y Bajmut.
Toriani detalla que este avance y conquista del Kremlin “conlleva un triunfo muy simbólico, refuerzan su retórica de tener la iniciativa en la guerra, y aumentan la legitimidad interna de Vladimir Putin”, agregando que “Ucrania continúa resistiendo, apela constantemente a conseguir más ayuda de los países occidentales, y ha logrado establecerse mejor en frentes como el marítimo”. Rohach refuerza este concepto: “Las fuerzas ucranianas siguen resistiendo y frenando la ofensiva rusa”.
La analista política ucraniana destaca además los números aportados por Oleksandr Tarnavskyi, comandante del Grupo Operativo y Estratégico de Tropas Tavria, sobre las pérdidas totales rusas en Avdiivka:
Dejando de lado las características iniciales del conflicto y pasando a un contexto de disminución de la posición en la agenda internacional, con una fuerza rusa que avanza con ofensivas cada vez más claras y agresivas, Toriani indica que el fin de la guerra no es cercano.
“Para comprender un poco la complejidad del conflicto debemos entender que para que ello suceda ambos países deberían sentarse en una mesa de negociaciones. Ucrania, por su parte, debería aceptar y resignar la pérdida en manos rusas de parte de su territorio. Rusia, por otro lado, tampoco está dispuesto en este momento a negociar, apuesta a una guerra larga y prolongada, porque de alguna manera juega con el degradamiento de su rival, para luego poder sacar el mayor provecho posible”, expresa la licenciada.
En este punto, me gustaría citar al Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, quien muy acertadamente subrayó que no debemos preguntar a Ucrania cuándo terminará la guerra, el mundo debe preguntarse por qué Putin puede continuarla.
Alina Rohach
“Rusia ha dejado claro que la única opción aceptable para un final negociado de la guerra es la rendición de Ucrania, mientras que los ucranianos quieren seguir resistiéndose a ser absorbidos por Rusia, que no ha renunciado a sus ambiciones imperialistas y está haciendo todo lo posible por destruir la independencia y la identidad ucranianas”, detalla la especialista ucraniana.
Al resaltar el hecho de que no sólo se dirimen porciones de territorio, sino también poder geopolítico, la licenciada en relaciones internacionales argentina trae respuestas al por qué de la extensión del conflicto: “Es fundamental analizar la importancia estratégica que tiene la zona post soviética. Es para Rusia su tradicional zona de influencia, aquí ha configurado durante años un límite que sus rivales occidentales no podían cruzar. Tomó especial relevancia con Putin. Los límites se vieron ultrajados poco a poco con el deterioro de las relaciones con Ucrania y el posterior acercamiento de este país a la órbita estadounidense y europeísta. Por su parte, desde Occidente también se entiende que al tocar estas zonas, se debilita el poder ruso y su capacidad de autoridad”.
Respecto al crecimiento de armamentos provenientes desde Irán y Corea del Norte para Rusia y una posible reducción de la ayuda financiera y militar de socios a Ucrania, Rohach expresa: “El frente de guerra se ha trasladado a la esfera política de otros países, y Rusia apuesta sin duda a que los desacuerdos de Occidente le proporcionen la victoria que hasta ahora no ha logrado en el campo de batalla”.
Los factores externos son una de las causas más relevantes del estancamiento de conflicto, con un posible punto de quiebre que aumenta el riesgo de los ucranianos.
“La guerra ruso-ucraniana fue perdiendo protagonismo en el plano internacional a medida que el conflicto comenzó a prolongarse, y que, al mismo tiempo, surgieron otras disputas y enfrentamientos que adquirieron mayor relevancia en la actualidad, como es el caso de la situación crítica en la Franja de Gaza, los ataques de Hamás y los de Israel”, destaca Toriani.
Sobre otros factores internos que tomaron protagonismo en los últimos meses, agrega: “En el caso de Estados Unidos, hay una profunda división entre los sectores más liberales representados por el partido demócrata, que detentan una gran predisposición e iniciativa en enviar paquetes de ayuda a Ucrania, y los sectores más nacionalistas por otro, representados por los republicanos, que consideran un gasto y esfuerzo innecesario”.
“En el caso de la Unión Europea, la situación interna es aún más compleja, al hablar de un bloque, estamos refiriéndonos a un conjunto de países diferentes, y en el caso particular de las políticas de defensa, el bloque no tiene posiciones aunadas y conjuntas como sí goza en otras áreas”, completa Toriani.
En base al estudio realizado por el Grupo Sociológico Rating en Ucrania, se puede observar que a dos años del ataque, el 85% de su población sigue confiando en que podrán repelerlo. De esa cifra, sólo el 19% cree en una victoria ante la reducción de apoyo internacional.
Encuesta
En relación a estos números, Alina destaca el crecimiento de las emociones negativas y una cierta disminución del optimismo.
Encuesta
“De agosto de 2022 a febrero de 2024, aumentó el sentimiento de tristeza (del 29% al 39%) y de miedo (del 11% al 21%) entre la población ucraniana, lo cual es natural en el contexto de una invasión a gran escala y de un gran número de crímenes de guerra por parte de Rusia”, manifiesta la analista, que luego concluye: “El miedo es una emoción que varía entre las distintas categorías de encuestados, por lo que es más frecuente entre los desplazados internos, entre los encuestados cuyos familiares están actualmente en las Fuerzas Armadas y entre los jóvenes”.