El Litoral
El papa Francisco lamentó el "grave atentado" que anoche dejó por lo menos 39 muertos en Estambul, Turquía, destacó la lucha contra "la plaga del terrorismo".
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Télam
"Lamentablemente la violencia golpeó también en esta noche de deseos y esperanza, con un grave atentado en Estambul. Dolorido, muestro mi cercanía al pueblo turco y rezo por las numerosas víctimas y heridos y por toda la nación en luto", afirmó este domingo el Pontífice durante el Ángelus en Plaza San Pedro.
"Pido al Señor que sostenga a los hombres de buena voluntad que se esfuerzan para afrontar la plaga del terrorismo, esta manche de sangre que envuelve el mundo con una sombra de miedo y desconcierto", agregó desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano.
Durante el tradicional mensaje dominical en la Plaza San Pedro, del Vaticano, que hoy coincidió con la celebración de la 50 Jornada Mundial por la Paz, Jorge Bergoglio aprovechó para asegurar que "la paz se construye diciendo 'no', con hechos, al odio y a la violencia, y 'sí' a la fraternidad y a la reconciliación".
"En el mensaje de este año propuse asumir la no violencia como estilo para una política de paz", reforzó el Obispo de Roma en su primer mensaje del año, tras celebrar esta mañana la Misa dedicada a la Virgen María en la Basílica de San Pedro.
"El 2017 será bueno en la medida en que cada uno de nosotros busque hacer el bien día a día", saludó a los fieles.
Durante la Misa aseveró que "las madres son el antídoto más fuerte ante nuestras tendencias individualistas y egoístas,ante nuestros encierros y apatías".
"Una sociedad sin madres no sería solamente una sociedad fría sino una sociedad que ha perdido el corazón, que ha perdido el sabor a hogar. Una sociedad sin madres sería una sociedad sin piedad que ha dejado lugar sólo al cálculo y a la especulación", agregó.
"He aprendido mucho de esas madres que teniendo a sus hijos presos, o postrados en la cama de un hospital, o sometidos por la esclavitud de la droga, con frío o calor, lluvia o sequía, no se dan por vencidas y siguen peleando para darles a ellos lo mejor. O esas madres que en los campos de refugiados, o incluso en medio de la guerra, logran abrazar y sostener sin desfallecer el sufrimiento de sus hijos", expresó.
En ese marco, tras pedir por el cuidado de la "casa común", lamentó que "la pérdida de los lazos que nos unen, típica de nuestra cultura fragmentada y dividida, hace que crezca ese sentimiento de orfandad y, por tanto, de gran vacío y soledad".