Según los medios locales, estos sacerdotes antivacunas argumentan que con la inyección de los anticuerpos del covid se permite la entrada del anticristo en los creyentes, lo que no les hace merecedores de recibir la comunión.
Varios sacerdotes ortodoxos griegos de la isla de Creta se niegan a dar la comunión a los fieles que se hayan vacunado afirmando que con la inyección ingresa al cuerpo el anticristo.
Según los medios locales, estos sacerdotes antivacunas argumentan que con la inyección de los anticuerpos del covid se permite la entrada del anticristo en los creyentes, lo que no les hace merecedores de recibir la comunión.
Desde las altas instancias de la Iglesia ortodoxa cretense señalaron rápido que este punto de vista es de una minoría y reafirmaron su posición favorable sobre la vacunación.
Sin embargo, el Gobierno pidió a los jerarcas ortodoxos que sean más contundentes y retiren a todos los sacerdotes antivacunas para dejar clara su posición sobre la vacunación y evitar una oleada de gente que crea que le están metiendo al demonio dentro.
La semana pasada, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, se reunió con el primado de la Iglesia ortodoxa griega, Jerónimo II, para solicitar su ayuda con el fin de convencer a la ciudadanía de que acuda a los centros de vacunación.
Asimismo, el ministro de Sanidad, Vassilis Kikilias, acudirá la próxima semana, junto con el principal epidemiólogo que asesora al Gobierno, a charlar con los jerarcas ortodoxos para recordarles la importancia de la vacunación y el peligro que supone la variante delta.
Este incidente con los sacerdotes antivacunas es uno más entre las constantes tensiones que han enfrentado a la Iglesia ortodoxa, un poder fáctico dentro de Grecia, y al Gobierno durante toda la pandemia.
Durante los primeros meses, algunos jerarcas ortodoxos aseguraban que el coronavirus no se transmitía a través de la eucaristía, un ritual que en Grecia se recibe de una única cucharita de plata que comparten decenas de personas, mientras que otros muchos se negaron a aplicar las medidas sanitarias en los templos o a cumplir el confinamiento durante las fiestas religiosas.