El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, aseguró este lunes que, tras un periodo de reflexión sobre su futuro, decidió continuar al frente del país.
El presidente se vio involucrado en un escándalo que acusa a su esposa por tráfico de influencias y corrupción.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, aseguró este lunes que, tras un periodo de reflexión sobre su futuro, decidió continuar al frente del país.
Sánchez, que está en el poder desde 2018, había conmocionado al país la semana pasada cuando anunció en una carta pública en la red social X que se tomaba un tiempo para reflexionar sobre si merecía la pena seguir como presidente del Gobierno.
Fue tras conocerse la noticia de que un tribunal había abierto una investigación sobre las acusaciones de tráfico de influencias y corrupción de su esposa, Begoña Gómez. Otro tribunal está estudiando un recurso de la fiscalía de Madrid para desestimar el caso por falta de pruebas.
“He decidido seguir, seguir con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del Gobierno de España. Esta decisión no supone un punto seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo”, manifestó esta mañana el hombre que inició una nueva gestión hace cinco meses.
Sánchez insistió en la inocencia de su esposa y acusó a los líderes de la oposición Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular (PP), y Santiago Abascal, del partido de extrema derecha Vox, de colaborar con quienes hacen circular las acusaciones contra su esposa.
“Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos diez años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella. Lo importante, lo verdaderamente trascendente, es que queremos agradecer de corazón las muestras de solidaridad y de empatía que hemos recibido, de todos los ámbitos sociales. Lógicamente, me van a permitir un agradecimiento especial a mi querido Partido Socialista”, afirmó el mandatario español.
El mandatario español le informó al rey Felipe VI de su decisión y su intención de continuar pone punto final a una semana en la que la política española se vio sumida en una mayor confusión ante la perspectiva de enfrentarse a otra votación parlamentaria fragmentada para elegir a un nuevo presidente del Gobierno o incluso a unas cuartas elecciones generales en cinco años.