El entrevistado de esta ocasión fue viral por una foto con una manzana justo después de ser recuperado por su país, tras la detención en el campo de batalla por parte de las Fuerzas rusas. Gracias a las gestiones del Transatlantic Dialogue Center, El Litoral pudo conversar personalmente con él en la capital ucraniana y ofrecer un repaso de sus principales testimonios.
-¿Cómo fue el momento de tu detención y la de tu batallón?
-Para los rusos fueron muy duras esas batallas. Nosotros estábamos en una posición de comunicación y ellos llegaron con el batallón ruso número 45. Primero intentaron atacarnos con un BTR. Después con dos tanques, pero a uno lo quemamos y al otro lo dañamos. Finalmente llegaron con cuatro tanques y lograron doblegarnos. Hicimos la propuesta de bajar el fuego para no morir. Los oficiales rusos dieron su palabra de no matarnos si nos entregábamos.
-¿Cuánto tiempo estuviste como prisionero de guerra y cómo era el trato?
-Estuve detenido 10 meses y medio. El primer semestre no pasaron nuestros datos ni a Ucrania ni a la Cruz Roja Internacional, no nos declaraban como Prisioneros de Guerra. Nos pegaban por pegar y compartíamos celdas con civiles.
-A los militares, que Ucrania no existe más, y a los civiles, detenidos sin causas, les decían que por algo estaban detenidos.
-¿En qué pensabas en esos momentos?
-Lo único que pensaba era en la comida.
La foto de Kolesnykov que se hizo viral.
-¿Cómo era el entorno?
-Continuamente escuchábamos disparos, gritos. Sabíamos que estaban torturando gente. Sabíamos que había muerte porque a veces nos movíamos de lugares y no nos permitían mirar a los costados y distinguíamos que había cuerpos tirados igualmente.
-¿Algún episodio de hechos que recuerdes y sea llamativo?
-Un día iban a visitarnos periodistas rusos y querían que diga que me uniría a ellos por voluntad propia.
-A mí me llamaba mucho la atención lo que nos preguntaban. Era sobre el 2014, si habíamos aceptado o no la caída de Yanukovych, si dimos dinero para batallones nacionalistas. El FSB nos preguntaba sobre laboratorios, armas biológicas y también nucleares. Querían saber qué armas occidentales teníamos y quiénes nos entrenaban. También nos preguntaban sobre toda nuestra familia.
-¿Creés que eran efectivos sus servicios de inteligencia?
-El FSB tenía mucha interacción en las redes sociales, pero no podían verificar. Por ejemplo, dije que no tenía redes sociales cuando en realidad tenía más de 40.000 seguidores.
-¿Creés en un reencuentro de paz con los rusos?
-No vamos a poder perdonar las tumbas en Izium, ni los civiles de Mariupol. No es una guerra que desataron contra militares: vinieron a destruirnos. No sé cómo perdonar eso. Hay mucho dolor personal; por ejemplo, a mí me gusta tomar vino y la chica que me lo vendía en el súper, con quien siempre conversábamos, murió por un misil. No sé cómo perdonar eso.
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