El Litoral
El presidente Donald Trump negocia este viernes a contrarreloj, a horas del cierre parcial del gobierno federal de Estados Unidos, para conseguir casi una decena de votos de la oposición en el Senado y poder aprobar una ley parche que le garantice fondos al Estado por febrero próximo.
El Litoral
Télam
Esta medianoche (2 de la madrugada hora argentina) se termina el plazo estipulado en la última ley parche y, si la oposición demócrata en el Senado no habilita la votación de un nuevo proyecto presupuestario parcial, más de 800.000 empleados federales se quedarán sin empleo y sueldo durante los días que tarde el Congreso para alcanzar un acuerdo.
La última vez que esto sucedió fue en 2013, cuando Barack Obama era presidente y enfrentaba un bloqueo total del Congreso controlado por la entonces oposición republicana.
Ahora, en cambio, Trump enfrenta a dos cámaras dominadas por su partido. Sin embargo, el año pasado no logró aprobar una ley de presupuesto anual y, por eso, desde octubre, cuando terminó el año fiscal 2017, tiene que redactar y votar leyes parche para permitir que el gobierno siga funcionando.
A primera hora de la mañana, unas horas después de que la mayoría republicana en la Cámara de Representantes diera media sanción a una nueva ley parche, Trump empezó una jornada de intensas negociaciones y presiones en el Senado.
"Se necesitan a los demócratas para aprobarlo en el Senado - pero quieren inmigración ilegal y fronteras débiles. ¿Se acerca un cierre parcial? ¡Necesitamos más victorias (electorales) republicanas en 2018!", escribió Trump en su Twitter, haciendo referencia a las elecciones legislativas de medio término de noviembre.
Los republicanos tienen una ajustada mayoría de 51 bancas en el Senado; sin embargo, para acortar el debate y habilitar una votación primero tienen que superar la figura de filibustero (obstruccionismo parlamentario), que requiere una mayoría especial de 60 votos.
En medio de un clima de creciente tensión, el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, fue contundente con la gestión de la crisis presupuestaria del mandatario.
"Están a cargo. No están hablando con nosotros. Están totalmente paralizados y son ineptos. No hay con quien negociar", sentenció el veterano senador, quien luego de tres leyes parches dejó en claro que la oposición no seguirá apoyando las extensiones de fondos sin frenar las medidas antinmigratorias de la Casa Blanca.
Poco después, Trump llamó por teléfono a Schumer y lo invitó a la Casa Blanca para negociar, informó la agencia de noticias EFE. Tras la reunión, el líder demócrata aseguró ante la prensa: "Logramos algunos avances, pero todavía tenemos un gran número de diferencias".
La principal diferencia entre oficialismo y oposición es que esta última ató la aprobación de una nueva ley parche a que dé luz verde a una reforma migratoria que garantiza una vía a la ciudadanía para los 700.000 jóvenes inmigrantes que Obama calificó como soñadores cuando los amparó con un régimen especial para que puedan estudiar y trabajar en el país pese a estar indocumentados.
Trump derogó ese decreto de su antecesor y le dio al Congreso hasta el próximo 5 de marzo para crear una nueva ley que los ampare. Más tarde, el presidente ató la discusión sobre el futuro de los jóvenes soñadores a que la oposición apoye una partida especial para reforzar la seguridad fronteriza con México.
Después de muchos acusaciones cruzadas, los demócratas aceptaron las condiciones y un tres de sus senadores se juntaron con tres pares republicanos para redactar un proyecto de ley bipartidista.
La semana pasada finalmente le presentaron un borrador del acuerdo a Trump en la Casa Blanca y la reunión no terminó bien.
La prensa denunció que el presidente se quejó de que el país tenga que recibir personas de "países de mierda" y la polémica estalló. Países latinoamericanos y africanos supuestamente mencionados por Trump y organizaciones de derechos humanos de todo el mundo repudiaron los insultos y acusaron al presidente de racista. Trump, por su parte, negó haber dicho eso y entró en un virulento ida y vuelta con un senador demócrata que lo desmintió.
En medio de esta pelea pública, la mayoría republicana de la Cámara de Representantes se negó a aprobar el proyecto de reforma migratoria bipartidista y, aprovechando que allí no existe la figura de filibustero, dieron anoche media sanción al proyecto de ley parche que había redactado el oficialismo.
Este texto sólo financiaría el gobierno federal hasta el 16 de febrero próximo, pero también incluye una disposición que había pedido la oposición para garantizar fondos por seis años para el Programa de Seguro Médico para Niños. Sin embargo, la cúpula demócrata en el Senado ya dejó en claro que el proyecto de ley con media sanción es insatisfactorio.
Si no hay acuerdo para esta medianoche, el cierre parcial será una realidad y podría poner en peligro el viaje de Trump a Davos, Suiza. El presidente tenía planeado llegar el próximo viernes, pero no está claro qué hará si su gobierno es cerrado parcialmente por falta de fondos y la crisis se instala definitivamente en el Capitolio.