Para tomar un poco de aire en una Argentina de agobiante cotidianidad, hoy vamos a hablar de la extraordinaria transformación económica y socio-urbana de barrio Candioti.
Barrio Candioti es el mayor fenómeno socio-urbano en décadas, con raíces que se remontan a la demarcación de las tierras para labranza realizada en 1653, en el tramo inicial de la mudanza de la ciudad al sitio actual.
Para tomar un poco de aire en una Argentina de agobiante cotidianidad, hoy vamos a hablar de la extraordinaria transformación económica y socio-urbana de barrio Candioti.
Empecé a conocerlo cuando tenía seis años y mis padres me enviaban a la Alianza Francesa para aprender los rudimentos del idioma que allí se enseñaba. El moderno edificio educativo, sucesor de la "École Française" de calle Crespo, se levantó a mediados del siglo pasado junto la "maison" que en origen ocupara el primer director de la Compañía Francesa de Ferrocarriles de Santa Fe, M. Joseph Courau. Por entonces, la casona se conservaba en buen estado, y las instalaciones del subsuelo se usaban con cierta frecuencia para las tareas docentes. Años después, mis recorridos se irían estirando hacia el Este, a la zona de plaza Pueyrredón, donde vivía una hermana de mi madre a la que quería mucho, y, más allá, hasta el bello parque Oroño, con sus desniveles, el Puente Colgante y el nacimiento de la Costanera.
Tampoco me perdía, a fines de los 50, los días populares del Cine Esperancino, ubicado aproximadamente en la mitad del paseo botánico del bulevar Gálvez. Por entonces, la nota saliente era el cuidado detallista de los pulcros empleados municipales, que en esa época se esmeraban por mantener alto el blasón (según los decires populares) de la ciudad más limpia de la Argentina.
En ese tiempo no imaginaba que algún día indagaría los orígenes del barrio que se convertirá en la puerta de ingreso de la modernidad a la antigua ciudad fundada por Juan de Garay. Y que hoy cuesta reconocer por el volumen de sus transformaciones.
Como todos saben, barrio Candioti está dividido en Sur (Sud, palabra que conserva la grafía francesa) y Norte. Y deriva su nombre de la figura pionera de Pablo Marcial Candioti, quien en 1867 le compró a doña Manuela Puig, viuda del brigadier general Pascual Echagüe -exgobernador de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos- las tierras de la sección Sur que en origen habían pertenecido a la Chacarita o Chacarilla de los Jesuitas. Cuando digo "en origen", me remonto a los trabajos de demarcación de los lotes urbanos y los terrenos para chacras que habrían de ocupar los santafesinos que abandonaban Santa Fe la Vieja (sitio arqueológico vecino a la localidad de Cayastá) para radicarse en Santa Fe de la Vera Cruz, la nueva ciudad que tomaba forma en el rincón de Lencinas (entre las cuencas del Paraná y el Salado), y próxima a la laguna de los Quiloazas (actual Setúbal o Guadalupe).
En las acciones preparatorias de esa mudanza, capitanes y sargentos mayores enviados por el Cabildo tiraban sobre la tierra vacía las cordeladas para delimitar las parcelas asignadas a unos y a otros a partir de una referencia física denominada "mojón vecino al ejido", hito que separaba los terrenos urbanos (incluidos los reservados para una futura expansión) de los dedicados a labranza, operación de mensura realizada en 1653.
El sector de chacras abarcaba una extensa superficie dividida por el trazado longitudinal, en dirección sur-norte, del "Camino del Medio", que separaba las tierras del "Pago de arriba" de las del "Pago de Abajo". Por razones físicas, el camino corría sobre las lomas divisorias de las aguas que escurren hacia la laguna (al este) y las que se vuelcan al Salado (al oeste), enhebrando aproximadamente las actuales calles Rivadavia (antes Jujuy), Pedro Vittori y Aristóbulo del Valle.
La primera superficie importante para labranza, a partir del "mojón", en el "Pago de Arriba", fue asignada a la Compañía de Jesús, acrecida por donaciones de descendientes del quinto Adelantado del Río de la Plata, Juan Alonso de Vera y Zárate. Esa significativa parcela de 102 hectáreas, en la que los integrantes de la orden de Loyola sembraban granos, carneaban animales y producían ladrillos, será administrada por una Junta de Temporalidades luego de la expulsión de los jesuitas de los reinos de España en 1767, y por fin subastada en 1810. La adquirirán los catalanes José Comas y Viladerbó y Domingo Clariá, representados por Francisco Castañé y Martí, quien luego unificará la titularidad de la propiedad en su persona.
Más allá de los nombres, lo interesante es que el predio mantendrá su unidad en sucesivas compraventas, hasta llegar a las manos de Pablo Marcial Candioti, quien, en 1889, luego de obtener los permisos municipales, realizará el loteo de los terrenos y empezará la urbanización del vasto espacio que, desde los primeros años del traslado de la ciudad, había pertenecido a la Chacarita de los jesuitas (diminutivo de chacara o chacra, en quechua). Sus límites: la laguna, al este; calle Jujuí (grafía antigua, ahora Rivadavia), al oeste; calle Balcarce, al norte; y calle Hipólito Yrigoyen, al sur.
Allí comenzará a esbozarse el barrio o "pueblo" Candioti, complementado luego por tierras que, al norte, el exgobernador Domingo Crespo había comprado entre 1863 y 1870 (se extendían entre calle Jujuí y la laguna, de oeste a este) y de calle Balcarce a la actual Castellanos de sur a norte, franja que dará inicio al poblamiento de Candioti Norte. Por acuerdos familiares, la tira de tierras de Crespo pasará a su hijo Ignacio (gobernador de la provincia en 1910-11), quien las venderá a Celestino Rosas en 1888. El gran rectángulo conformado por las propiedades de Candioti y Rosas, será el escenario en el que crecerá, entre los rieles de la modernidad (Ferrocarril Santa Fe, al oeste, desde 1889; y Ferrocarril Central Norte, al este, desde 1912) el barrio que evoca el apellido del urbanizador.
En rigor, el ferrocarril francés bifurcaba sus ramales en el lugar que hoy ocupa el Shopping Recoleta; hacia el oeste doblaban los rieles del Ferrocarril a las Colonias (construido por la provincia desde 1882), en busca de Esperanza y Rafaela. Y en línea recta al norte, paralelo a calle Jujuí, seguía el ramal que llevaba a Reconquista. A la vera o en cercanías de las referidas vías, que además comunicaban con el puerto, se instalarán numerosas plantas industriales, empezando por el molino harinero de Boero, Lupotti y Franchino Sociedad Colectiva, instalado en 1895 en la locación donde ahora se alza "El Molino, Fábrica Cultural". Más adelante, enfrente, al sur del bulevar, junto a los rieles, se erigirá la Semillería García y, detrás, hacia el norte, la planta láctea de Casabianca, Paupié y Cía, que estampará el nombre de "La Técnica" en la historia grande de la industria local. Otro tanto ocurría en el suroeste del barrio con la apertura, en 1912, de la Cervecería Santa Fe, conducida por alemanes, pero con el soporte inversor de empresarios santafesinos. Implantada en un predio de cinco manzanas, se convertirá durante largos años en una de las principales fábricas de Santa Fe, sin olvidar, por cierto, a la mayor: El Ferrocarril Francés con sus múltiples talleres, en los que muchos santafesinos aprendieron sus oficios. Y la gran planta potabilizadora de agua distribuida por cañerías, salto de calidad en la sanidad pública.
Una enumeración más detallada rebasa este espacio, pero diversas Pymes industriales, distribuidoras vitivinícolas, comercios variados, sanatorios, farmacias, escuelas públicas y privadas, bibliotecas, clubes y una gran cantidad de residencias de valor patrimonial, con el tiempo le dieron densidad al barrio cosmopolita que ahora se eriza de torres de altura y se puebla de bares, restaurantes y heladerías, algún hotel boutique, diversidad de comercios y bancos que imantan con fuerza a una creciente cantidad de personas.
Sin duda, barrio Candioti es el mayor fenómeno socio-urbano en décadas, con raíces que se remontan a la demarcación de las tierras para labranza realizada en 1653, en el tramo inicial de la mudanza de la ciudad al sitio actual.
La primera superficie importante para labranza, a partir del "mojón", en el "Pago de Arriba", fue asignada a la Compañía de Jesús, una parcela de 102 hectáreas, en la que los integrantes de la orden de Loyola sembraban granos, carneaban animales y producían ladrillos.
Barrio Candioti es el mayor fenómeno socio-urbano en décadas, con raíces que se remontan a la demarcación de las tierras para labranza realizada en 1653, en el tramo inicial de la mudanza de la ciudad al sitio actual.