La consigna acuñada en 1946, símbolo del triunfo electoral de una nueva fuerza política que ha gobernado -y gobierna- el país por muchos años, tiene una nueva interpretación.
La consigna acuñada en 1946, símbolo del triunfo electoral de una nueva fuerza política que ha gobernado -y gobierna- el país por muchos años, tiene una nueva interpretación.
I- Los momentos de nuestro pasado suelen recordarse por alguna circunstancia que se reproduce en una o muy pocas palabras. El triunfo del general Perón en los comicios del 24 de febrero de 1946 quedó signado, en buena medida, por el slogan "Braden o Perón", que motivó cánticos, volantes y pintadas callejeras.
Es bastante probado que el encargado de utilizarlo públicamente, dando inicio a un proceso de repetición que tomó ritmo vertiginoso, como todo acto de campaña, fue el propio candidato.
II- Ante una verdadera multitud congregada en el Obelisco, el martes 12 de febrero, fue proclamada la fórmula Perón-Quijano. Esa misma jornada el gobierno de los Estados Unidos hizo entrega a la agencia "United Press" del texto completo del "Blue Book on Argentina", para que lo difundiera en todo el mundo. En Buenos Aires, al día siguiente, miércoles 13, el diario "La Prensa" ocupó cinco páginas para la traducción de ese documento, cuyo título era "Consulta entre las repúblicas americanas sobre la situación argentina".
Nada era casual; a la hora señalada Washington tiraba una bomba diplomática. Conocido como "Libro azul", tenía 130 páginas. El mentor era el ex embajador de los Estados Unidos, Spruille Braden, que había estado por algunos meses en Buenos Aires cuando en abril de 1945 lo designa el presidente Franklin Delano Roosevelt. Permanece en el cargo hasta septiembre de ese mismo año, para regresar al Departamento de Estado en Washington.
El "Libro azul" denunciaba la simpatía y hasta cierta colaboración del gobierno argentino con el nazismo.
El candidato, haciendo gala de muy buenos reflejos, respondió afirmando que esos actos de colaboración con los nazis, mencionados en su texto, correspondían "al gobierno del presidente conservador Ramón Castillo", al tiempo que arremetió con un verdadero bombazo diplomático de alta contundencia: el "Libro Azul" en verdad había sido redactado por el misterioso español Gustavo Durán Martínez (1906 - 1969), el secretario privado de Braden, quien "arrastraba un pasado comunista en la guerra civil española".
III– Mientras que en "La Prensa" salía el "Libro azul", en el número 28 del semanario "Política" se publicaba una extensa nota del propio Juan Perón en donde sostenía lo importante de un franco y libre entendimiento con Estados Unidos de América, incluido en aporte de capitales y tecnologías de ese país para el desarrollo nacional.
IV- En el libre juego de averiguaciones, informes secretos, chismes y otros comentarios, llegó a manos del grupo que apoyaba al ex Secretario de trabajo, un ejemplar del "Libro azul" y de inmediato se conforma un grupo comandado por Arístides Durante, para redactar la propuesta que luego tomará el nombre de "Libro azul y blanco", de amplia difusión y varias ediciones, incluso algunas modernas, con la firma del Coronel Perón.
V- En el flujo de operadores, en el fárrago de actividades, frecuentaba la sede por esas intensas jornadas, un ciudadano de origen norteamericano de apellido Arnolds que, sin referir a las fuentes, revelaba sobre distintos aspectos, públicos y privados, tanto de Braden como de Durán. Será este Durán, siempre según las versiones, el que realizó viajes a Montevideo para buscar contactos con exiliados argentinos y se había relacionado con Vittorio Codovilla, de reconocida militancia en el comunismo, al que había conocido durante la conflagración española. También había estado a su cargo el realizar alguna colecta entre las compañías norteamericanas radicadas en nuestro país para atender a los gastos electorales de la coalición -UD- que compulsaba ese año.
Precisamente, en esas vibrantes rondas de conversaciones, será Arnolds quien sugiere, por vez primera, ese logan luego perpetuado en la memoria colectiva. Este ejecutivo de un laboratorio medicinal, con gran imaginación, quería afirmar la posición ya expresamente dicha por el mismo Perón de buena voluntad hacia Estados Unidos, pero diferenciándose del ex embajador y gran lobista.
El mensaje, en clave electoral, no era Estados Unidos o Perón, sino Braden o Perón, atendiendo a que Braden no es Estados Unidos.
Esa histórica tarde del 12 de febrero el candidato del Partido Laborista, en la cima de la peana, inicia su mensaje con una cita de Roosevelt para luego proclamarse "un conservador en el noble sentido de la palabra". De inmediato espetará a voz en cuello: "Braden o Perón".
Claro que no es menos cierto que, dos años después, cuando en octubre del 48 se entona por vez primera la Marcha, se entona aquello de "…combatiendo al capital…".
VI- Entre las lecturas que se han hecho, y que han reverdecido por estas semanas, es si con este discurso se incurría en la política interna norteamericana, rompiendo con todos los protocolos. Poco tiempo había pasado del indisimulado enfrentamiento entre el saliente equipo demócrata de Cordell Hull –Nobel de la Paz en 1945- con su notorio sentido antiargentino y el grupo de Edward Stettinius Jr. que había hecho convenientes gestiones para que Argentina ingrese a las Naciones Unidad, junto a Henry L. Stimson, Avra Warren Nelson Rockefeller, entre otros.
Ingresar en ese terreno con datos nunca certeros, es muy arriesgado y ni los propios especialistas lo hacen. En todo caso, las consecuencias son muy difíciles de remontar.
VII- Estas anotaciones de hechos ocurridos hace más de setenta años, se justifican por dos motivos: el onomástico de esos acontecimientos electorales que son anualmente recordados por simpatizantes de variado compromiso con la doctrina que emanó de esos días, más conocida como el "gran movimiento nacional y popular".
El segundo es demostrar el verdadero sentimiento de anticomunista de Juan D. Perón fundados en varias causas como su percepción de la hostilidad y de la aversión que en los hechos le demostraron los agentes prosoviéticos por medio de su abierta cooperación con el mismo Braden. Por ello de inmediato tomó el lema que resultó victorioso y en esa multitudinaria convocatoria se declaró conservador.
Algunos años después -hace semanas- el representante del "movimiento histórico" organizó una gira internacional en su condición de Presidente de la Nación, y en la propia China le manifestó a su par, Xi Jinping, que está "muy identificado" con el Partido Comunista del poderoso país asiático, olvidando no solo el pensamiento del conductor, sino el propio recorrido del país anfitrión con millones de muertos, en donde la "masacre de la plaza de Tiananmén" de junio de 1989, es apenas una muestra. Mientras tanto en París, la embajadora ante la Unesco, Marcela Losardo, proponía a la ESMA como patrimonio de la humanidad. Tampoco ahorró conceptos alabanciosos para el otro gigante -que solo en la etapa estalinista carga con más de cinco millones de muertos- y ofrecerse de cicerone para ingresar a este subcontinente americano.
Nada era casual; a la hora señalada Washington tiraba una bomba diplomática. El "Libro azul", cuyo mentor era el ex embajador de los EE.UU., Spruille Braden, denunciaba la simpatía y cierta colaboración del gobierno argentino con el nazismo.
El candidato, haciendo gala de muy buenos reflejos, arremetió con contundencia: el "Libro Azul" había sido redactado por el misterioso español Gustavo Durán Martínez, secretario privado de Braden, quien "arrastraba un pasado comunista en la guerra civil española".