Sábado 9.3.2024
/Última actualización 4:22
En nuestro país, marzo señala el comienzo de muchos procesos anuales. Sin embargo, hay uno que convoca a más de 6.753.000 niños, niñas y adolescentes, y que les garantiza un derecho indispensable para su desarrollo. Argentina está ante un nuevo desafío que llama a profundizar aciertos y a revertir errores que ya son permanentes en el tiempo. La educación pública, gratuita y de calidad no solo es una de las principales herramientas de transformación individual y colectiva, sino que, ante todo, es un derecho humano que el Estado debe respetar, garantizar y velar por su efectivo cumplimiento.
Así lo reconocen el artículo 26 de la Declaración Internacional de los Derechos Humanos, la Convención de los Derechos del Niño y las leyes nacionales N° 26206 y 26201. La normativa nacional y el constante debate legislativo en pos de llevar una actualización adecuada a las herramientas pedagógicas de los tiempos que corren, es un valor en sí mismo para todo el sistema educativo. Sin embargo, estos logros conviven con una disociación impactante entre la legislación y la práctica real diaria.
Según el Estudio Regional Comparativo y Explicativo (conocido como ERCE 2019), elaborado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe -que mide los logros de aprendizaje de estudiantes de tercero y sexto grado de educación primaria en Matemática, Lectura y Escritura y en Ciencias 6° grado-, en Argentina el 46% de los niños y niñas que cursan tercer grado de primaria están por debajo del nivel mínimo de competencia establecido para monitorear metas de la Agenda 2030. Es decir que, aún por debajo del nivel de la región, casi 1 de cada 2 niños y niñas de tercer grado no entienden lo que leen.
La alfabetización es un paso prioritario en el trayecto pedagógico y emancipador de la vida del niño, niña y adolescente, por lo que la realidad expresada anteriormente nos debe convocar a concentrar allí como uno de los desafíos pendientes para nuestro sistema educativo. Pero también tenemos que celebrar y profundizar los aciertos concretados, como que el abandono escolar haya caído 9,3 puntos porcentuales en los últimos cuatro años. A su vez que la asistencia escolar del grupo etario que va desde los 4 hasta los 15 años es casi universal, por encima del 90%.
La educación y sus ciclos lectivos deben brindar espacios y herramientas para el desarrollo pedagógico, la realización personal, la sociabilización, la adquisición de culturas y saberes, y el derecho al juego y a la recreación. Con aciertos y errores, el sistema educativo argentino necesita ser abordado de forma tal que la promoción integral de los derechos de los niños, niñas y adolescentes no sea una declaración de buenas intenciones, sino que se transforme en una realidad efectiva que posibilite la conformación de una comunidad sustentada en valores compartidos.
Cada ciclo lectivo es una nueva oportunidad para aunar esfuerzos que conduzcan a una educación pública, gratuita y de calidad para todos aquellos que habiten el suelo argentino. La educación obligatoria argentina está presente a lo largo de la infancia en el jardín de infantes, pasando por la niñez en la educación primaria y la adolescencia en la secundaria, por lo que nadie puede hacer oídos sordos ante lo trascendental que es para el desarrollo humano.
Desde Aldeas Infantiles SOS creemos que todo comienzo escolar es una nueva oportunidad para que, de forma coordinada entre el Estado Nacional, los estados provinciales, el poder legislativo, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, y la academia trabajemos por y para el derecho a la educación de millones de niños, niñas y adolescentes. Solo allí donde se complementan saberes, experiencias y voluntades se pueden lograr estrategias permanentes en el tiempo que posibiliten la transformación real y definitiva del presente y futuro de las niñeces y adolescencias.
No solo anhelamos una educación pública, gratuita y de calidad para todos los niños, niñas y adolescentes -a fin de que les permita nutrirlos de herramientas pedagógicas emancipatorias para su futuro-, sino que velamos por la construcción de una escuela abierta, participativa y plural que tenga como centro de sus acciones al niño. La educación no comienza ni finaliza en los límites estructurales del aula, ni en los tiempos formales del cronograma de clases. El derecho a la educación es un proceso integral mucho más complejo que la mera adquisición de conocimientos y saberes.
En Aldeas Infantiles SOS favorecemos la educación formal y no formal, y acompañamos los procesos educativos, no solo en lo que implica a lo académico sino también en lo que hace a compartir espacios, tiempos y experiencias. Consideramos que el derecho a divertirse y a generar vínculos sociales dentro de la escuela resignifica el rol de esta en la vida de los niños, niñas y adolescentes, como espacio de desarrollo integral.
La educación pública, gratuita y de calidad no solo es una de las principales herramientas de transformación individual y colectiva, sino que, ante todo, es un derecho humano que el Estado debe respetar, garantizar y velar por su efectivo cumplimiento.
(*) Directora Nacional de Aldeas Infantiles SOS Argentina.