Viernes 15.11.2024
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Durante la primavera de 2006, preocupados por el aumento de casos de niños con emponzoñamiento por escorpiones, veterinarios y médicos pediatras se reunieron en Esperanza, provincia de Santa Fe. Se invitó a participar del encuentro científico a un especialista de prestigio internacional que trabajaba en la ciudad de Buenos Aires. Generoso, el experto aceptó viajar por vía terrestre para que los santafesinos no tuvieran que gastar en pasajes aéreos.
Los organizadores se comunicaron por teléfono con el profesor, indicándole que para llegar a Esperanza utilizara un ómnibus de larga distancia que lo trasladaría desde la ciudad capital de la Argentina, hasta la capital de la provincia de Santa Fe. Allí lo estaría esperando el doctor Raúl Bianco para recorrer treinta kilómetros en auto y arribar a la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral, en Esperanza
Dos horas antes de lo esperado los organizadores recibieron una llamada del viajero, para avisar que ya había descendido y que hasta el momento no había logrado contactar con la persona encargada de buscarlo. Con amabilidad agregó: "No tengo apuro, mientras lo espero, tomo un café en el bar de la Terminal de Ómnibus de Rosario". Entonces se le indicó al desorientado especialista porteño tomar el primer ómnibus que partiera desde Rosario, la principal ciudad de la provincia de Santa Fe, hasta la ciudad de Santa Fe, la histórica capital de la provincia de Santa Fe. Luego, avisaron al resto de los participantes que la reunión comenzaría unas tres horas después de lo previsto.
Tras recorrer ciento ochenta kilómetros hacia el norte, por la autopista Brigadier López, el autobús que traía al investigador de escorpiones arribó a la modesta terminal de la capital provincial, donde lo esperaba un chofer debidamente identificado, quien con su auto lo alcanzó hasta Esperanza, primera colonia agrícola organizada del país y sede del encuentro sobre los escorpiones (o alacranes). De más está decir que la reunión científica fue muy productiva, en gran medida gracias a la participación del experto… en alacranes, no en geografía.
¿Y dónde está el muñeco?
Cuatro años después de aquella desorientación "escorpiana", la Asociación Argentina de Pediatras, con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, organizó cursos de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) en distintas filiales del país. En dicho marco, en una reunión realizada en la Capital Federal, las autoridades de la Sociedad Científica le reprocharon al doctor Raúl Bianco la demora en iniciar en Santa Fe el curso, que ya se había desarrollado con éxito en otras provincias.
Muñeco utilizado para prácticas de simulación pediátrica, similar al que tendría que haber llegado a la ciudad de Santa Fe pero apareció en Rosario. GentilezaTambién le reclamaron a Bianco por no avisar sobre la recepción del costoso kit de reanimación -un muñeco y accesorios destinados a las prácticas de RCP- que dos meses antes habían despachado desde la asociación matriz. El médico santafesino, sorprendido y avergonzado, respondió: "No nos enteramos de ese curso… ¡Y jamás recibimos el muñeco!" La jefa administrativa de la sociedad científica, desconfiada, dirigió al santafesino una mirada piadosa y luego -con cierto aire de superioridad- dijo: "¡Ya averiguaremos!"
Una semana después, a través del correo electrónico, la funcionaria de la casa central le escribió "Al presidente de la filial santafecina", esta escueta aclaración: "Hemos localizado la caja con el kit de reanimación, en la filial de Rosario". Entonces Bianco, como representante de la filial de Santa Fe capital, contestó a la Asociación Argentina de Pediatras lo siguiente:
"Muchas gracias por su mensaje. Nos alegra que se haya encontrado en Rosario, el muñeco destinado a utilizar en el Curso de RCP, que pronto comenzaremos en Santa Fe. Rosario es la ciudad más importante de la provincia. Está a casi doscientos kilómetros de Santa Fe, capital de la provincia del mismo nombre y sede de nuestra filial. Es frecuente que sucedan este tipo de confusiones entre los habitantes de la Capital Federal. Parecidas a la de los estadounidenses cuando confunden a Buenos Aires con la capital de Brasil (…)".
"Compartimos con la Reina del Plata el mismo fundador, Juan de Garay, quien levantó primero a Santa Fe de la Vera Cruz y siete años después se trasladó cien leguas al sur para constituir la ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre. Lo del fuerte levantado por Pedro de Mendoza, unos años antes, no puede ser tenido en cuenta; terminó incendiado por los pueblos querandíes y chanás. Los historiadores no terminan de catalogar a ese fuerte, como una fundación. Algunos consideran que si lo fue, debería ser anulada por orsay. Por algo a don Pedro se lo llamó 'El primer adelantado' (….)".
"El 15 de noviembre de 1573, el vasco Juan de Garay fundó Santa Fe en las barrancas del río de los Quiloazas. Noventa años después la ciudad terminó de trasplantarse a un lugar, dieciséis leguas al sur, cercano a la laguna de los Quiloazas. Los quiloazas, eran uno de los pueblos originarios que habitaban la región. Un libro histórico -no avalado por Busaniche, Cervera, Gianello ni Zapata Gollán (**)-, menciona que los aborígenes aconsejaron a Garay: Mirá Juan, no la llames Santa Fe, porque loj cristiano despué se van a confundir con eso de que la ciudad tenga el mismo nombre que la provincia. ¡Mejor ponele Cayastá! Ese mismo texto apócrifo mencionaba que la dificultad fonológica de los quiloazas para pronunciar las eses fue heredada por los actuales habitantes de la provincia con forma de bota (…)".
"Cayastá es el pueblo que se encuentra a orillas del río San Javier (ex de los Quiloazas), pegado al sitio en dónde en 1949, Agustín Zapata Gollán - periodista, profesor, historiador, xilógrafo, escritor y arqueólogo-, descubrió las ruinas de la primera Santa Fe, o La Vieja. Es sabido que los vascos siempre fueron tercos y Juan de Garay no atendió la sensata observación de los habitantes originarios. En resumen, más de cuatro siglos después, es probable que aquella decisión de Garay terminara causando el extravío del muñeco (…)".
"Una última y pequeña observación: a los habitantes de la bota, nos gusta escribir santafesinos, aunque el diario La Nación de Buenos Aires continúe llamándonos santafecinos. Según el Diccionario de la Academia Argentina de Letras, las dos formas son válidas; aunque para Raquel Diez Rodríguez de Albornoz el gentilicio de un lugar debería escribirse de acuerdo con la costumbre de sus habitantes. Sigamos lo señalado por la gran profesora santafesina (…)".
"Ahora, sin humoradas, gracias por ocuparse para que el muñeco y accesorios llegaran al destino. Nos permitirá cumplir con el objetivo de capacitarnos en reanimación cardiopulmonar en niños". Con afecto RB.
Esta nota fue escrita a orillas de la laguna de Guadalupe. Antes, laguna del portugués Setúbal… y mucho antes, laguna de los Quiloazas.
(*) La llamada "fe de erratas" es el método usado para señalar los errores que se detectaron luego de la impresión de un documento o libro.
(**) Póker de historiadores santafesinos: José Busaniche, Manuel Cervera, Agustín Zapata Gollán y Leoncio Gianello.