MARTA SNAIDERO
"Leo en este diario que el Municipio se propone Poner en Valor el Parque del Sur. Les pregunto al Sr. intendente y concejales si al Jardín República del Líbano le habrá llegado la hora de que, como a todo predio hasta a nivel nacional, le cambien el nombre. Desconozco si cada gestión pasada prometió y no cumplió por tener algún prurito respecto de la palabra 'Líbano' (nombre que surgió por una placa, no por encuesta ciudadana), o por tantos reclamos públicos y notas decidieron hacer oídos sordos y taparse los ojos, ya que ni miras de Poner en Valor al Jardín Botánico que mañana, 15 de noviembre, cumplirá 82 años de inaugurado. Espero respuesta del funcionario a cargo".
UN SANTAFESINO
"Necesito decirle al gobernador de la provincia que muchos hemos creído en su capacidad para gobernar; que lo apoyamos y seguiremos haciéndolo. Pero debo advertirle que nuestra provincia es una de las que tiene mayor índice de desocupación… Al no haber generación de empleo y, por el contrario, las empresas y los comercios están despidiendo, o adelantan vacaciones, o suspenden, es una muestra de que nuestra provincia está en una difícil situación. ¿De qué sirve brindar capacitaciones a los jóvenes e incluso a gente mayor, si no hay fuente genuina de trabajo que los absorba? Esto implica que las políticas públicas que se están aplicando no están dando buen resultado… Estoy muy preocupado".
JORGE
"Preparémonos para el cambio generacional. Todo se está transformando. Los sistemas electrónicos nos están avasallando, como la Inteligencia Artificial, las computadoras independientes y otros. Nadie advierte lo relevante que es este proceso. Muchos trabajos ya no serán iguales. Muchas personas no serán necesarias, incluso en la administración pública provincial. Nada será como antes. Las actividades administrativas serán manejadas por computadoras inteligentes y su Inteligencia Artificial incluso podrá proponer y elaborar nuevas estrategias de políticas públicas que ningún otro ser humano podría brindar. Es muy peligroso, sobre todo porque no habrá trabajo como antes. Hasta habrá robots que servirán en los restaurantes, o que llenen el tanque de gasolina, o que manejen automóviles públicos, colectivos y hasta camiones con mercadería o la producción de un país. Todo será así, mientras nuestros legisladores duermen y no están a la altura de poner límites al menos en Argentina. Cuidado: esto que sucede tiene un desarrollo inmediato. Cuando quieran ponerse a pensar cómo hacer para frenarlo, será demasiado tarde".
ORIANA LEVATTI
Soy estudiante de la Escuela Provincial de Teatro N° 3200, que funciona actualmente en el 1er. piso del Molino Fábrica Cultural, ubicado en Bv. Gálvez 2350 de la ciudad de Santa Fe. Recurro a este espacio en representación de la institución para denunciar las injusticias que nos están atravesando como comunidad educativa.
La actual gestión del gobierno provincial no responde a los reclamos que venimos gestionando desde principios del ciclo lectivo, en relación con las condiciones insalubres e indignas en las que estamos cursando. Actualmente el edificio donde tenemos clases no goza de agua potable, ya que la misma está contaminada (aun luego de varias limpiezas de los tanques), habiendo ya varios casos de intoxicación en los alumnos por la misma.
Por otro lado, no tenemos sistemas de ventilación alguna, ya que los acondicionadores de aire se encuentran inhabilitados desde principio de año, viéndonos en la obligación de cursar con altas temperaturas, situación que ya causó varios desmayos en el alumnado.
Cabe consignar que en ocasión de la Exposición Santafesina de Videojuegos, que se desarrolló en la planta baja del lugar, dicho evento hizo imposible que pudiera ejecutarse la cursada con normalidad, debido a los altos volúmenes de la música proveniente del mismo y al caudal de equipamiento que nos invadió, dejándonos disponible únicamente un angosto pasillo para acceder a nuestra institución. No es la primera vez que se organiza un evento de este tipo y magnitud, ignorando completamente que en el primer piso de este edificio se encuentra en funcionamiento un instituto terciario con estudiantes que concurren allí todos los días. La respuesta a nuestro reclamo siempre es la misma: "No hay presupuesto" para realizar los arreglos pertinentes, mientras que para ese evento se gestionó la instalación de equipos de aires acondicionados y se proveyó el espacio con bidones de agua potable, ¡exactamente lo que venimos exigiendo desde principio de año!
Queremos alzar nuevamente el reclamo por aquello que nos corresponde: un edificio propio para la Escuela de Teatro. Que los responsables se hagan cargo y tomen cartas en el asunto, es insostenible la situación y no podemos permitir que sigan mirando hacia otro lado.
IGNACIO VIGO
Quiero comentarles algo que ya hice en otras oportunidades, pero creo que es un tema que da para hablarlo mucho más: LA INSEGURIDAD.
Vi por televisión que un adolescente de 14 AÑOS!! Había EJECUTADO A OTRA PERSONA, en pleno centro no me acuerdo de qué ciudad. Lo hizo como quien entra a un bar a tomar un café. Yo creo que la impunidad y la falta de condenas que se cumplan están instaladas en todo el país.
Creo que hay algo que falla: no sé si son los jueces, la policía, o las Fuerzas Armadas. PERO ALGO FALLA.
Posiblemente, o con total seguridad, la edad de imputabilidad debería ser reducida, pero con eso solo no alcanza: falta formación de las personas que tienen a cargo esa tarea. La seguridad y la vida de todos los habitantes deberían ser un tema fundamental.
Este es un humilde aporte, para que la protección de todos no sea solo un derecho sino una obligación de Estado.
MIGUEL ÁNGEL REGUERA
Mucho se ha hablado y escrito sobre el pensador escocés que reconoce la mano invisible del mercado y que, en la práctica, el egoísmo humano siguiendo su propio interés lleva al crecimiento económico de las naciones.
Pero hay un Adam Smith filósofo (profesor en Glasgow, moralista y estudioso de la naturaleza humana) que en su ópera prima "Teoría de los sentimientos morales" -1759- (que luego de ser revisada por el autor, fue también su última obra publicada en 1790), lejos está de entronizar al egoísmo como "principio rector" de la conducta humana. Él observa que la naturaleza humana es compleja y, por el contrario, el homo económicus debe moderar esos impulsos egoístas y tamizarlos con los principios morales. En especial con el más importante de ellos: "la simpatía", que es esa capacidad de salir de uno mismo, y como un espectador imparcial poder analizar la corrección de una acción, sentir como el otro, compartir su "pathos", comprender sus emociones y sentimientos, al punto de poder ocupar su lugar. Hoy seguramente traduciríamos simpatía como "empatía". Al igual que un espectador en el teatro vive el dolor del protagonista, ríe y llora con él, el ser humano colocándose como un espectador imparcial puede revisar y juzgar sus propias acciones para llegar a la felicidad, la benevolencia y el óptimo social.
Este Adam Smith es el que lleva a que defienda los impuestos diferenciales (que paguen más peaje las carrozas que los carros que traen provisiones y alimentos para la población). El mismo que sostiene la necesidad de que el gobernante imponga un salario máximo (no un salario mínimo), para evitar la ambición desmedida, el exceso de trabajo y la avaricia.
La moralidad del pensador escocés lleva a que defienda a la educación pública, obligatoria y gratuita de las clases populares (ya que los sectores acomodados podían costear sus clases y profesores), pues las tareas industriales repetitivas podían afectar otras capacidades intelectuales. El mantenimiento de la red de comunicaciones y transportes también debe ser una obligación del gobierno para favorecer el comercio. Y curiosamente, para sorpresa de muchos el Estado debía financiar espectáculos públicos, entretenimientos culturales, las artes y todo aquello que alejara al hombre común del vicio y lo acercara a una vida virtuosa.
Esta obra de Smith, no olvidada inocentemente, tiene mucho sustento en el "deber ser moral", sin negar "el ser" o la realidad social, que está viviendo cambios a la luz del incipiente capitalismo. Pero obliga a repensar qué hacer con esos cambios, cómo mejorar la situación de los no favorecidos, poniéndose en su lugar, a partir de la simpatía (hoy empatía), porque solo así se lograría el óptimo social, la tan buscada felicidad.