Lunes 8.8.2022
/Última actualización 4:17
"La administración pública necesita el tipo de perfil de empleado público que sea objetivamente necesario para conseguir eficacia y eficiencia. No es bueno utilizar la administración pública como un sistema de creación artificial de empleo" dispara el catedrático catalán Carles Ramió en el despacho de la ministra de Gobierno, Celia Arena. Acaba de terminar una serie de capacitaciones que dio ante funcionarios del gobierno y está próximo a repetir la experiencia en Paraná cuando se sienta a conversar con periodistas de los desafíos de la administración pública de cara ante el avance de las tecnologías y tras la pandemia que cambió parámetros de trabajo en todo el mundo. "La administración pública del futuro va a ser más compleja, más de gobernanza, va a prestar menos servicios de forma directa y sí lo hará de forma indirecta y automatizada, más tercerizada. El 90 por ciento de los empleados de la administración pública del futuro serán graduados universitarios o equivalentes. Va a ser una administración pública más calificada", se anima a anticipar.
El propio gobernador Omar Perotti participó de algunas de las charlas que la provincia realizó en coordinación con el Instituto de Investigación y Educación Económica, con el CFI y en el marco del programa Santa Fe Más Autonomía.
Ramió admite que "las políticas públicas y los servicios públicos en todos los países son innovadores porque van siguiendo necesidades sociales. Pero la máquina, que es el aparato administrativo, el aparato institucional, está envejeciendo y se está haciendo muy obsoleto. Pero eso no sucede solo aquí, sino también en muchos países porque es muy complejo, muy grande y complicado internamente. Hay muchas resistencias al cambio. Resistencias corporativas, sindicales. A los políticos les encanta renovar las políticas públicas pero les cuesta mucho renovar la institución porque lo ven técnicamente complicado, no aporta votos ni son políticas a corto plazo. Además, saben que van a ser objeto de mucha resistencia, de paros y todo tipo de problemas con los sindicatos. Al final tenemos cada vez administraciones públicas más obsoletas y es un contrasentido porque queremos innovar y tener buenas políticas públicas. Pero el aparato que está diseñado para hacer esto quedó muy anticuado".
Reconoce que conflictos habrá en el cambio aunque "otra cosa es alcanzar algunos pactos y consensos. Pero conflictos con algunos colectivos de empleados públicos que les cueste salir de su zona de confort y con algunos sindicatos es claramente inevitable. Eso hace que muchas veces no se tomen iniciativas políticas porque les da miedo a los políticos". Avanza con la idea de "edificar las administraciones públicas de cara al futuro" y explica que una propuesta es, al negociar con los actores sociales como los sindicatos y los representantes corporativos, "decir que no se van a cambiar las reglas del juego ahora porque sería injusto porque hay gente que lleva muchos años trabajando. Esas reglas las mantenemos. Pero dejen que se haga una nueva ley con nuevas reglas de juego, no para los que están adentro sino para quienes tienen que entrar. Se pueden hacer sistemas más duros en algunos aspectos, pero más incentivadores para la juventud. La juventud no funciona con los mismos parámetros de incentivos que los que ya somos adultos. Sería un modelo residual, que a medida que se van jubilando iría desapareciendo, y el otro sería emergente. Transformarlo de manera radical sobre la marcha, lo veo totalmente imposible".
"Lo que tiene que hacer la administración pública es renovar su modelo de gestión y utilizar la tecnología como un instrumento", señaló Ramió. Foto: Pablo AguirreResistencias internas
No deja de advertir que "la administración pública tiene resistencias internas, pero no olvidemos que el único objetivo es estar al servicio del ciudadano. La vocación es de servicio público, defensa del bien común e interés general. Y el ciudadano es quien nos paga. Tenemos que superar todas estas resistencias a favor de que el ciudadano reciba una mejor calidad de servicios y tenga una mayor complicidad con la administración pública porque si no estamos rompiendo un pacto social. Si por mantener una administración pública muy obsoleta y envejecida, porque hay muchas resistencias alrededor, resulta que tenemos que desatender a los ciudadanos, eso es gravísimo".
Postula que la administración pública necesita "el tipo de perfil de empleado público que sea objetivamente necesario para conseguir eficacia y eficiencia. No es bueno utilizar la administración pública como un sistema de creación artificial de empleo". Recomienda "nunca hay que utilizar la administración pública como un sistema de creación de empleo porque eso es precarizar y crear una administración pública fuera de las necesidades. Eso es antipopular. La administración pública del futuro va a ser más compleja, más de gobernanza, va a prestar menos servicios de forma directa y sí lo hará de forma indirecta y automatizada, más tercerizada. El 90 por ciento de los empleados de la administración del futuro serán graduados universitarios o equivalentes. Va a ser una administración más calificada".
Ramió también se aventura a señalar qué tipo de empleo público se automatizará "la parte burocrática de procedimientos administrativos, burocracia de baja intensidad. Burocracias de alta intensidad como registradores de la propiedad, notarios, pueden ser sustituidos por el blockchain. Temas de auditorías, contables también pueden ser sustituidos por la tecnología. Incluso temas de dictámenes jurídicos pueden ser reemplazados porque hay programas de inteligencia artificial. Afecta a puestos modestos y a puestos elevados de la administración pública". Agrega incluso la atención hospitalaria y señala que "estudiar para cirujano es algo complicado porque las cirugías la van a realizar dispositivos. Es una cirugía tripulada, como los drones, donde los médicos están en el aparato haciendo la operación, pero sin necesidad de tener habilidad manual y dentro de poco serán aparatos autónomos". Menciona que investigadores estiman que el 47% de las actividades actuales se verán afectadas por el uso de inteligencia artificial y en los próximos "15 o 20 años, el 30 por ciento de los puestos de trabajo van a desaparecer por esta revolución tecnológica. Se van a crear más y nuevos. Hay que preparar a la sociedad, hay que acompañarla".
Menciona que "el Estado, las administraciones públicas nunca pueden liderar esta revolución tecnológica que la van a llevar adelante las empresas privadas. Lo que no pueden hacer es dejar que solo lo hagan las empresas privadas. La administración pública debe tener una posición más proactiva de que exista una voz pública, con valores públicos también en materia de inteligencia artificial y de robótica. No lo podemos liderar, pero sí podemos intentar coliderarlo con una buena sintonía con el sector privado. Ahora, si nosotros nos inhibimos u optamos por posiciones de carácter reactivo y queremos vivir en una burbuja descontextualizada de esta tecnología, el sector privado va a avanzar a velocidad crucero y nosotros vamos a perder estas mejoras y estas capacidades"
Ramió es catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, institución en la que fue durante 12 años vicerrector y hoy es Comisionado para la Barcelona School of Management y para la estrategia UPF. Especialista en gestión pública, lleva publicados 29 libros y 250 artículos sobre la materia. También fue director de la Escuela Catalana de Administración Pública. Colaboró como profesor, investigador y conferenciante con varias decenas de centros universitarios y de investigación en España, América Latina y EE UU. También fue asesor, consultor y miembro de comisiones de expertos para diferentes instituciones públicas nacionales e internacionales.
Pandemia y teletrabajo
Ramió reconoce que "la pandemia impactó en todas partes y, por supuesto, en la administración pública. La digitalización o el teletrabajo que hubieran sido temas de implementación muy demoradas, en 10 años, se hicieron de un día para el otro, en pocos meses. Eso puede implicar una mayor rapidez en la transformación de la administración pública. Es un catalizador positivo para algunas escenas dinámicas y hay que saberlo aprovechar. Hay que aprender de eso, introducirlo y profundizar más en la digitalización. Descubrimos que la digitalización va mucho más allá del fetichismo de la administración sin papeles, que aquellos ámbitos de gestión que estaban digitalizados pasaron de lo presencial a lo virtual de un día para el otro y los que no estaban digitalizados tuvieron que cerrar. Luego se profundizó y los funcionarios aprendieron mucho en aplicar la administración digital porque no les quedaba más remedio. Se empezaron a ver nuevos sistemas de trabajo, el teletrabajo. Eso hay que profundizarlo y ordenarlo. En realidad no hicimos teletrabajo, hicimos trabajo en casa, que no es lo mismo. El teletrabajo es una cosa ordenada que esté orientado a la eficacia y la eficiencia. No puede ser que porque los empleados públicos hagan teletrabajo estén desatendidos los centros presenciales de atención. Hay que utilizar el teletrabajo como una consecuencia, no como un regalo a los empleados públicos, ni tampoco como una exigencia. Hay que hacerlo de una forma racional".
También llamó a la administración pública a "renovar su modelo de gestión y utilizar la tecnología como un instrumento. La tecnología por sí misma no nos soluciona nada. Si trabajábamos con papel y ahora lo hacemos digitalmente pero hacemos lo mismo, entonces no hemos transformado conceptualmente la administración pública. Pero es cierto que con la pandemia fue muy importante estar digitalizados; es importante por la sostenibilidad no andar con millones de papeles. Pero lo más importante es dar un salto y aprovechar la tecnología como un catalizador. Hace falta un nuevo relato conceptual sobre qué cosas y cómo tiene que hacerlas la administración"
Se están produciendo y se avecinan grandes cambios en el mundo laboral y profesional por la incorporación de robótica e inteligencia artificial y recomienda "tomar medidas necesarias para que este proceso de transición no sea tan doloroso socialmente". Señala que el sector privado "lo hace con cirugía, sin anestesia y a lo bestia. En la administración pública no podemos hacer los cambios de esta manera" y sugiere pactos, por ejemplo que "yo no pierdo el empleo, pero no me opongo a la automatización y me reciclo para ocupar otro tipo de puestos. Si no nos blindaremos y la empresa privada estará muy avanzada y la administración pública avanzará muy poco, habrá asimetrías, se van incorporando valores, lógicas y algoritmos propios del sector privado al público y se va a privatizar conceptualmente la administración pública. Por eso no se puede demorar más esta transformación que llega a salvar vidas. En la pandemia se llegaron a utilizar algoritmos y la inteligencia artificial llegó a salvar vidas. No podemos dejar que los contemporáneos no puedan aprovechar una tecnología que ya está disponible simplemente porque la administración pública se opone por temas corporativos u otros temas".
"El teletrabajo debe ser una cosa ordenada que esté orientado a la eficacia y la eficiencia. Lo que tiene que hacer la administración pública es renovar su modelo de gestión y utilizar la tecnología como un instrumento".
Turbulencias políticas
Ramió estuvo en Santa Fe el día del paro de los empleados públicos y en Casa de Gobierno solo funcionarios. Antes, había estado en Capital Federal y se encontró en la Casa Rosada con los preparativos para la jura de Sergio Massa como ministro de Economía y en la preparación del viaje tenía agendada una reunión con el secretario de Hacienda de la Nación, Raúl Rigo "a quien cesaron y ahora lo han reincorporado" en alusión al funcionario que estuvo con Martín Guzmán, no fue designado por Silvina Batakis y volvió con Massa. "Las turbulencias políticas me han tocado de lleno", admite.
Cuando El Litoral lo consulta sobre Rigo, el visitante cuenta que el funcionario argentino fue su alumno en la maestría en gobierno y gestión publica en América Latina de la cual es co director. "Es una maestría on line y en las siete ediciones que llevamos, Rigo ha sido el mejor alumno de todos y es el único con beca de honor, que es diez en todo. Profesionalmente es muy bueno, intelectualmente es el alumno más brillante en siete promociones, como persona excelente", lo define.