De 3 a 100 años de edad. Como esos juegos de mesa que indican quiénes pueden participar, la vacuna contra el Covid tiene alcance para casi la totalidad de la población de nuestro país.
Desde el primer componente de la Sputnik V a la fabricación nacional del fármaco producido en Rusia; desde el personal sanitario a las personas mayores y luego a niñas y niños, y de la total incertidumbre a la mínima certeza de recuperar, de a poco, algo de normalidad.
De 3 a 100 años de edad. Como esos juegos de mesa que indican quiénes pueden participar, la vacuna contra el Covid tiene alcance para casi la totalidad de la población de nuestro país.
De 3 a 100 años. Solo que no es un juego. Es el acceso gratuito a la principal herramienta conocida hasta ahora para evitar casos graves, internaciones y muertes por el nuevo coronavirus que sigue mutando.
Si 2020 fue el año de la pandemia, 2021 fue el de la vacunación. Para mayor precisión, el 29 de diciembre del año pasado se colocó en todo el país y en forma simultánea, la primera dosis del primer componente de SputnikV.
Esa fue la la primera vacuna que estuvo disponible en la Argentina para hacer frente a la pandemia. El segundo componente que permitiría completar la inmunización llegaría recién un tiempo después. Por eso, se habló entonces del "par incompleto".
Un año después, la cantidad de dosis colocadas asciende a más de 74 millones (primeras, segundas y refuerzos) en el país. En la provincia son más de 6 millones. Y otros laboratorios se sumaron al ruso Gamaleya en la provisión de vacunas: AstraZeneca, Sinopharm, Moderna, CanSino y Pfizer.
En todo este tiempo, y en medio de una segunda ola, devastadora por la cantidad de contagios y la persistencia de una meseta alta de casos, aprendimos mucho. Por ejemplo, sobre las fases y el tiempo que demanda la producción de una vacuna. Sobre el desafío que involucra la logística y, como tema central de ese tópico, la refrigeración de los fármacos de acuerdo al laboratorio del que provienen. Sobre el valor del personal que estuvo afectado a la tarea de vacunar aquí, en el centro de la ciudad capital, y también en cada rincón de la provincia.
Y, por si fuera poco, tomamos conciencia de la importancia de la inmunización, no sólo contra la Covid-19 sino contra todas las enfermedades prevenibles con un simple pinchazo.
Además, en este año, el laboratorio argentino Richmond comenzó a fabricar la Sputnik, y varios equipos de investigación, uno de ellos de Santa Fe, profundizaron la búsqueda de un candidato vacunal propio.
Mientras tanto, fue también el año de las fotos y las selfies que se reproducían en las redes sociales. Rostros sonrientes en los vacunatorios, cercanos (barbijo de por medio) a los de una enfermera o un enfermero y mostrando un papel cuya inscripción ni hacía falta leer: seguro que indicaba la primera dosis de la vacuna más esperada. Luego llegó la segunda, y la tercera o el refuerzo según el caso. Y con ellas menos fotos, tal vez. Pero la misma expectativa.
"Nunca hubo un operativo sanitario de estas caraterísticas", coincidieron en varias ocasiones protagonistas de esta Campaña Nacional de Vacunación contra la Covid-19 que en la provincia de Santa Fe registra más de 3 millones de personas inscriptas.
Además de Salud y Educación, la prioridad estuvo en las personas mayores: la población de + 90 años concurrió desde el 1° de marzo de 2021 a recibir su primera dosis de vacuna. Ese día se les vio llegar a la Esquina Encendida (sede de esta instancia en la ciudad capital) acompañados, muchos de ellos caminando, pero muchos también en sillas de ruedas o apoyados en un andador o un bastón.
La imagen resulta aún un símbolo de la nueva etapa que se iniciaba: de permanecer meses confinados por pertenecer a la población más vulnerable a sufrir cuadros graves de la enfermedad, estaban nuevamente afuera, al aire libre, para recibir la primera dosis.
Luego, fue la población de + 80, + 70 y así hasta completar con un criterio descendente a mayores de 18. Y la mayoría concurría, ya, sin compañía.
Hasta que en agosto llegó la inmunización a menores de 18 con prioridad. Luego a la población sin factores de riesgo. Y en octubre alcanzó a chicos y chicas de 3 a 11 años. Otra vez destinatarios de la vacuna volvieron a estar acompañados, esta vez por padres y madres, y las fotos (luego de algún llanto) volvieron a ser protagonistas.
Hoy el desafío es completar esquemas. E iniciarlos para quienes aún no se decidieron.
Ya hay vacunación libre para mayores de 18 años.
Y todo eso pasó en un año.