Llega la estación de las flores y surge una duda: ¿las alergias de primavera son mito o realidad?
La primavera es para muchas personas la mejor estación del año. Para otras, en cambio, es sinónimo de rinitis, conjuntivitis o sinusitis. ¿Es la estación de las flores la culpable de esto o no?
Llega la estación de las flores y surge una duda: ¿las alergias de primavera son mito o realidad?
Septiembre es el mes donde nacen las flores, el amor, los picnics al aire libre... ¡y también aparecen las alergias! Es que empiezan a estar presentes en la atmósfera granos de polen que provocan molestos síntomas a los alérgicos. El médico alergista Gabriel Gattolín (M.P. N°3090) reconoce que a esta altura del año aumentan las consultas porque "la rinoconjuntivitis alérgica es muy molesta".
Con la llegada de las flores, aumenta la producción de polen, partícula que causa efectos alérgicos a un porcentaje importante de la población. La alergia es una reacción del sistema inmune a alguna partícula externa que se ingiere, inhala o se toca. En el caso de las rinitis alérgicas, estas partículas o alergenos se inhalan, provocando síntomas molestos.
Consultado por El Litoral, el doctor Gabriel Gattolín, reconocido especialista de nuestra ciudad en materia de alergias, señaló que, como todos los años, en septiembre aumentan las visitas en su consultorio porque aparecen las alergias de primavera.
—Llega la primavera y aparecen las alergias. ¿Eso es así o es un mito?
—Es así. Llega la primavera y aparecen las rinoconjuntivitis alérgicas, es decir los estornudos constantes, la picazón y el agüita en la nariz y en los ojos... Es en esta época del año cuando se manifiestan mucho más las alergias, detonan todas estas sintomatologías y las consultas aumentan.
—¿Hay personas más predispuestas que otras a "sufrir" las alergias de primavera?
— Sí. La alergia o atopía es una predisposición genética. Hay un 30% de la población que es más propensa que el 70 % restante a verse afectado por las alergias en esta época del año. Después va a depender de cómo esa genética interactúa con el medioambiente. Es decir en dónde vive, qué actividad realiza... Esa interacción entre genes y medioambiente es la que hace que se manifiesten las enfermedades alérgicas, como la rinitis y el asma bronquial.
—¿Qué hacer ante la aparición de los síntomas?
—Lo primero es no asumir que uno puede automedicarse, que puede controlar los síntomas con tal remedio porque eso puede tener consecuencias. Hoy hay tratamientos efectivos, farmacológicos y no farmacológicos, para tratar las alergias. Evitar estos alergenos del medioambiente es imposible porque los pólenes son imposibles de esquivar, al igual que los ácaros del polvillo ambiental. Lo que debe hacer cualquier persona ante la aparición de los síntomas es consultar a un especialista.
—¿Es tarde ocuparse de esta cuestión cuando ya llegó la primavera y aparecieron los síntomas?
—Cuando los síntomas en una persona siempre detonan en primavera lo ideal es hacer un tratamiento preventivo unos meses antes. Cuando los tiene todo el año, que es muy frecuente, lo ideal es que esté en tratamiento permanentemente. En esos casos se estudia la causa o las causas de la alergia y se aplican vacunas. Volviendo a la pregunta, si una persona recién ahora que llega la primavera se ocupa del tema no hay problemas. Puede tratar su alergia, y debe hacerlo porque los síntomas son muy incómodos. Las personas que sufren rinoconjuntivitis se levantan estornudando, lagrimeando... Y es muy molesto.
Recomendaciones para disminuir las alergias en esta época:
Ventilar la casa en la mañana y mantener cerradas las ventanas en las tardes.
Circular en auto con las ventanas cerradas.
Ducharse para sacar el polen que queda impregnado en la piel, ropa y pelo, en caso de estar mucho rato al aire libre.
Lavarse el pelo de forma frecuente, sobre todo después de estar expuesto al aire libre en días soleados.
Intentar no salir a caminar en la mañana, cuando hay más liberación de pólenes.
Usar anteojos de sol para evitar la conjuntivitis alérgica.
Luego de secar la ropa en el exterior, sacudirla bien antes de volver a entrarla.